En noviembre de 1936, Tina de Jarque es detenida en Madrid por Abel Domínguez, pagador de las milicias Andalucía-Extremadura de la CNT, que se enamora perdidamente de ella. Acusada de espía, de quintacolumnista y de cómplice en el robo de joyas, sobre su destino final circularon los más variados rumores, desde su fusilamiento hasta una rocambolesca huida. Aunque iniciada en el mundo del circo, Tina de Jarque fue una de las más famosas vedettes de los años 20 y 30 y su fama rebasó las fronteras de aquella España convulsa. Protagonizó revistas inolvidables, viajó a Sudamérica en varias giras triunfales, fue de las primeras en importar el jazz y la bossa nova, grabó discos con sus grandes éxitos e hizo películas en Alemania, Estados Unidos y España, entre ellas ‘Carne de fieras’, rodada en plena Guerra Civil. En clave de novela negra y fruto de una investigación exhaustiva de varios años, ‘El enigma de Tina’, la nueva novela de Alfonso Domingo, editada por Algaida, rescata del olvido una apasionante historia de la Guerra Civil española.
Alfonso, en el hecho de ganar un premio como este, el Ateneo Ciudad de Valladolid, ¿qué es más importante para ti: la visibilidad que te proporciona, el dinero o el reconocimiento de otros colegas por tu trabajo?
Creo que es una mezcla de todas esas cosas que has citado. El dinero es importante, porque te permite continuar apostando por tu actividad, en mi caso contar historias. También te da visibilidad y, sin duda, el reconocimiento de los colegas por tu labor siempre resulta gratificante. Aunque ahora lleve casi dos premios consecutivos, eso no quiere decir que siempre haya sido así. Me he presentado a otros concursos sin el menor éxito. Un premio te proporciona un subidón, a pesar de que a ciertos niveles tienen mala fama porque están casi adjudicados.
¿Se están convirtiendo los premios literarios en la única forma de publicar que tienen algunos escritores ya consagrados?
Llegué a decir eso en Valladolid, dentro de una conversación informal con periodistas y lo sacaron en la prensa casi como un titular. Lo cierto es que el último año estoy viviendo de los premios, pero ya tengo otras dos novelas escritas y preparadas. Es mi fondo de armario para tirar hacia adelante, porque no te puedes basar solo en los concursos. Sin embargo, en el sector se están produciendo cambios importantes, los anticipos han desaparecido e incluso gente con cierto nombre no lo tiene nada fácil para publicar, así que los premios sí suponen un buen espaldarazo para la labor del escritor.
En tu anterior novela, ‘El espejo negro’, ya ocurría: la documentación desempeña un papel importante en tu trabajo como escritor, ¿te interesa mucho este apartado?
La documentación me ha interesado siempre. Pienso que para construir ficción es mejor hacerlo utilizando mimbres verosímiles. El afán investigador es imprescindible y en eso quizá me favorezca mi pasado de periodista de investigación. Como estudioso de la Guerra Civil tengo cierta facilidad para encontrar cosas y si, además, te tropiezas con alguna perla con la que no contabas, pues mucho mejor. El caso de ‘El enigma de Tina’ exigía una documentación exhaustiva para conocer el misterio sobre su muerte, que planea a lo largo de toda la novela. Ahora bien, a la hora de escribir hay que llevar cuidado para no ahogar la ficción con la información, porque el aspecto narrativo requiere su propio espacio. Tina es un personaje muy atrayente porque era catalana, vivía en Madrid, su madre era gallega y se echó un novio vasco, toda una amalgama de diferentes zonas de España que se condensan en su persona.
‘El enigma de Tina’ comienza con un tirón potente, ¿a la hora de escribir qué te interés más: cazar pronto al lector o hacerlo podo a poco?
A través de Internet he podido leer lo que se considera los veinte mejores arranques de una novela. Son todos buenos, pero están escritos por gente que experimentaba con ellos. ‘La metaformosis’ de Kafka, por ejemplo, tiene un comienzo espectacular que contiene toda la novela en pocas líneas y que engancha enseguida al lector. A mí me gustan los principios brillantes para captar la atención y luego procuro dosificar el tema de tal manera que lo literario se vaya imponiendo hasta el final, manteniendo el equilibrio justo para que la narración no se descompense.
¿Cómo te tropiezas con la historia de Tina de Jarque?
Me fijé en Tina de Jarque cuando en el año 1999 apareció la película ‘Carne de fieras’, restaurada por la filmoteca de Zaragoza, dirigida por Armand Guerra, un director de cine anarquista y valenciano que, en realidad, se llamaba José María Estívalis Calvo. Armand era un hombre de ideas y proyectos muy novedosos. El tema me interesó y lo anoté mentalmente. Poco a poco fui descubriendo que Armand Guerra y Tina de Jarque estaban relacionados y al final descubrí que ella fue una mujer con una carrera brillantísima, una víctima de la guerra que desapareció durante la contienda. Pero lo más chocante es que los franquistas la reivindicaban cuando, según las noticias existentes, se había marchado con un miliciano y su historia podía resultarles un tanto incómoda. Como el mundo anarquista me interesa mucho, revisé la película y me puse a averiguar qué había ocurrido con Tina de Jarque que, por otro lado, llegó a ser amante de Juan March.
Bueno, tiene mucho de novela histórica porque en ella cuento asuntos reales y aparecen personajes históricos. Pero he querido hacer un guiño al género policiaco y por ello, los dos protagonistas, el guardia civil y el anarquista, tienen un vínculo común que son las novelas policiacas y comparten esa afición. Son gente, además, que tienen mucho que ver con el proletariado, con el lumpen, con personas de baja extracción social. Para mí representaba todo un reto escribir este libro porque en mi anterior novela, ‘El espejo negro’, todo lo que contaba era ficción pero muy documentada, mientras que en esta hay muchas cosas reales que yo reinvento o que interpreto a mi manera para construir la narración. En la novela podemos comprobar el peso en esta historia de la CNT de Valencia y de la propia ciudad del Turia.
En las páginas del libro se relacionan personajes históricos reales con otros ficticios.
Mezclar personajes reales con ficticios es algo que llevo haciendo desde hace mucho tiempo. Es un desafío que te proporciona mucha libertad aunque te plantea algunos problemas también, porque has de saber dosificar en su justa medida, ya que los personajes inventados no pueden explicarlo todo. En ‘El enigma de Tina’ los dos protagonistas masculinos contrapesan un poco el peso específico que tiene el mundo femenino en la narración.
Antes has citado Valencia, que durante la Guerra Civil fue capital del estado durante un tiempo. En la ciudad existía lo que se llamaba el “Frente de Russafa”, que era la zona de las salas de fiestas y de los cabarets, ¿Tina de Jarque llegó a actuar en Valencia?
No, porque cuando llegó a Valencia era el último momento del drama y no tocaba. Estuvo solo de paso. Durante la República sí que actuó con la compañía de revista de Eugenio Velasco, dentro de una gira que recorrió buen parte de nuestro país. La máxima obsesión de Tina de Jarque era salir de Madrid y marchar hacia Barcelona, desde donde podía huir al extranjero porque la frontera no estaba cerrada. Fuera de España le esperaba alguien muy poderoso.
Artísticamente, Tina de Jarque se inició en el circo, un mundo que, como cuentas en la novela, resulta muy particular y endogámico.
El mundo del circo ha sido algo apasionante para mí, un descubrimiento. Uno entiende el circo como espectáculo moderno y a la vez antiguo. Los artistas ensayaban continuamente, por eso vivían volcados hacia ese mundo e incluso se casaban entre ellos. Para documentarme he tenido grandes colaboradores, como King Elías, uno de los escritores del circo más importantes de este país, así como la familia Briatore, que precisamente vive en Valencia y que además tienen un rango de parentesco, aunque lejano, con Tina de Jarque. Sin embargo, ella abandonó este mundo para ser cancionetista. Como, además, tenía un buen palmito, le resultaba más fácil triunfar en otros ámbitos que en el circo, donde todo requiere mucho entrenamiento y está peor remunerado.
Entre otros romances, Tina de Jarque tuvo uno con un boxeador mítico; Paulino Uzcudum
Sí, fueron novios. Comenzó su noviazgo en La Habana, allí se flecharon el uno del otro. Creo que tenían personalidades parecidas, eran buena gente e incluso un poco ingenuos en los contratos que firmaban con sus managers. Pero ella no fue aceptada en el mundo de Paulino ya que entre los vascos su oficio era símbolo de casquivana y frívola, cuando era todo lo contrario, porque no fue una malvada ni una mujer fatal, sino una persona sencilla. Paulino, que entonces estaba intentando conquistar el campeonato del mundo de los pesos pesados, se dejó aconsejar por sus mentores que no le permitían verla. Y eso llevó a la pareja al fracaso, a pesar de que ella estaba dispuesta a abandonar su profesión para construir un hogar y una familia. Después, como Uzcudum era afecto a los nacionales, al concluir la Guerra Civil se convirtió en la mano derecha de Vicente Gil, presidente de la Federación Española de Boxeo y médico personal de Franco. Sus días los acabó víctima de la arteriosclerosis y con demencia senil, que le impedía recordar quién era.
La última, ¿realmente Tina de Jarque está enterrada en Valencia?
Bueno, para responder a esta pregunta creo que debe ser el lector quien lo descubra por sí mismo leyendo el libro, donde aparece explicado todo lo que ocurrió. Mejor no romper el misterio de la novela.
SOBRE ALFONSO DOMINGO
Alfonso Domingo (Turégano, Segovia, 1955) ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión. Periodista especializado en información internacional y reportero de guerra, también es autor de doce series documentales, algunas doblemente galardonadas.
Especialista en la Guerra Civil española y la postguerra, ha publicado ensayos de historia oral como ‘El canto del búho’, ‘Retaguardia’, ‘Historia de los Españoles en la II Guerra Mundial’, así como la novela biográfica ‘El ángel rojo’. Es coautor de ‘El vuelo del Cuatro Vientos’ y autor del libro ‘La serpiente líquida’, sobre mitos, ritos y chamanes del Amazonas.
Su primera novela, ‘La Madre de la Voz en el Oído’, ganó el premio Feria del Libro de Madrid. ‘La Estrella Solitaria’ obtuvo el VII premio de novela Ciudad de Salamanca y su anterior obra, ‘El espejo negro’, fue galardonada con el Premio Ateneo de Sevilla.