«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 13 de agosto de 2020

Lorenzo Silva: «A medida que avanzaba en la serie, la idea de contar el pasado de Bevilacqua se convirtió en obligación»

Lorenzo Silva (Foto Herme Cerezo

Nº 605.- Cuando esta entrevista tiene lugar, discurre el último día de julio, una fecha casi desesperada en la que todo el mundo se dispone a partir, tal vez de estampida, hacia cualquier parte. El caso es salir, irse, desaparecer. Han pasado seis años desde que hablé con Lorenzo Silva por última vez. Dos mil días arriba o abajo. Más o menos. Mucho tiempo de todas formas. El escritor de Getafe no para. Su actividad, multidisciplinar dentro de la literatura, es inagotable: novelas, charlas, semanas literarias - preferentemente negras, pero no solo -, cómics, colaboraciones, algún ensayo, también alguna publicación bajo seudónimo o a cuatro manos… Y entre todo este tráfago de palabras ordenadas con disciplina, arte y maestría, su pareja de guardiaciviles, Bevilacqua y Chamorro, sigue adelante, acumulando experiencias, resolviendo casos y ayudando a restablecer el orden social perturbado. En 2020, en medio de los dolorosos avatares del covid-19, Lorenzo Silva ha publicado una nueva aventura suya, ‘El mal de Corcira’, editada por Destino, en la que un varón de mediana edad aparece desnudo y brutalmente asesinado en una playa de Formentera. Según referencias, en los últimos días al sujeto se le había visto acompañado por algunos jóvenes del ambiente gay de Ibiza. Pero el occiso no es un cadáver cualquiera. Tiene «pedigree». En su día fue condenado por colaboración con ETA. Así que Bevilacqua tendrá que moverse por territorios que no le son extraños, los de los años que vivió destinado en Euskadi, participando en la lucha antiterrorista, que le dejaron huellas, cuyas cicatrices no tiene interés en despertar. Fueron momentos que ningún guardia civil puede olvidar. La pandemia y sus secuelas han impuesto entrevistas a distancia, por teléfono o videoconferencia. Mientras en la línea suenan los timbrazos de llamada, el rec de la grabadora comienza a trabajar.