«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 19 de junio de 2022

Sobre Felipe V

A propósito de la reseña sobre el libro de Henry Kamen 'Defendiendo España', el pasado 11 de junio, el ABC Cultural publicó una fotografía de Felipe V, retratado por Jean Ranc. En su pie, podía leerse, "Felipe V patrocinó la creación de la Academia de la Lengua". Se refiere a la de la lengua castellana. Claro. Para ese diario, lo importante de Felipe V fue la creación del citado organismo. 

Sin embargo, para la periferia este monarca significa otra cosa, ya que entre otras lindezas prohibió el uso de las lenguas vernáculas propias de otros territorios no castellanos. Dejamos de lado la supresión de los fueros y costumbres. Para unos fue una figura importante, para otros no tanto. Será difícil que algún día lleguemos a entendernos el centro y la periferia sobre determinados asuntos. Partimos de puntos de vista muy diferentes. Lástima



Henry Kamen: «La leyenda negra es una teoría falsa»

Nº 636.- «Uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar, o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.»  Quijote, II, 3                          

Jamás pude imaginar que algún día tendría la oportunidad de entrevistar a Henry Kamen (1936), uno de los primeros hispanistas británicos de los que tuve noticia mientras estudiaba mi licenciatura en Historia Moderna. Corría el año 1977 cuando adquirí ‘La Inquisición Española’, editado por Grijalbo, un libro suyo largamente esperado por quien suscribe. Kamen se formó en Oxford y ha ejercido la docencia en diversas universidades de Gran Bretaña, Estados Unidos y España. Ha sido profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Barcelona y es miembro de la Royal Historical Society de Londres. Especialista en los siglos XVI y XVII del Imperio español, se trata de uno de los hispanistas más reputados del panorama internacional, aunque a él no le gusta el epíteto. Entre más de treinta títulos destacados, pueden citarse ‘Felipe de España’; ‘La Inquisición española. Una revisión histórica’; ’Imperio. La forja de España como potencia mundial’; ‘El gran duque de Alba’; ‘Del Imperio a la decadencia. Los mitos que forjaron la España moderna’; ‘Los desheredados. España y la huella del exilio’; ‘El enigma del Escorial’; ‘Poder y gloria. Los héroes de la España imperial’; ‘Brevísima historia de España’ o ‘Magia y enigma’. En la actualidad, Henry Kamen acaba de publicar ‘Defendiendo España. Verdades y leyendas de nuestra historia’ (Espasa), donde se ocupa de los tres siglos que España dominó el mundo conocido y fue objeto de numerosos embates de todo tipo. Es la época de los exploradores, aventureros, soldados y financieros que llegaron de todas partes e hicieron posible su poder. ‘Defendiendo España’ es la historia de cómo una nación cultivó amigos y aliados más allá de la leyenda antiespañola. Ilustres extranjeros defendieron su carácter, su cultura, su reputación, su patrimonio histórico o sus costumbres y se preocuparon por preservar un país que no era el suyo. Fue poco antes de las catorce horas del martes ocho de junio cuando Henry Kamen y quien esto suscribe nos pusimos a conversar. La grabadora se encargó de registrar lo que ambos dijimos. Piloto rojo encendido mediante.


Mr. Kamen, usted junto con otros historiadores británicos, en un momento dado se interesaron por la historia de España, ¿qué les atraía de nuestro país?

Bueno, en mi caso fue diferente, porque yo hice mi tesis doctoral sobre la Guerra de Sucesión Española y llevé a cabo mi investigación en París. Por lo tanto, construí mi trabajo utilizando exclusivamente fuentes francesas. Y lo cierto es que, aunque lleva el nombre de Guerra de Sucesión Española, de española poco tenía. También me di cuenta de que hasta entonces, sobre la Guerra de Sucesión no había ningún estudio realizado por españoles. Los únicos que existían procedían de los historiadores franceses y, en consecuencia, mi libro también fue por ese camino. Luego realicé otros estudios, especialmente sobre la Inquisición, que era un tema que me atraía mucho. Entonces, en España solo se había publicado un libro sobre este tema y lo había escrito un jesuita. Era un texto muy reaccionario, con una interpretación del asunto que ninguna persona sensata hubiera aceptado. Poco a poco he ido trabajando sobre España, pero mi interés se ha extendido a asuntos internacionales.

viernes, 10 de junio de 2022

Pere Cervantes: «Desde hace muchos años me sentía con la obligación moral de escribir una novela sobre los Balcanes»

 

Nº 635.- Bal-kan significa miel y sangre en turco. De ahí procede la palabra Balcanes. Y precisamente casi eso, miel y sangre, es lo que vamos a encontrar en la nueva novela de Pere Cervantes, ‘La espía de cristal’ (Destino), en la que el corresponsal de guerra, Manu Pancorbo, alias Panco, acompañado por Olga Balcells, reportera gráfica, regresan al territorio ya conocido de Pristina, para localizar a Taibe Shala, también periodista e intérprete de las Naciones Unidas, una mujer «con el alma helada», que ha desaparecido en 2019. Veinte años antes Panco y Taibe habían mantenido una relación imposible que terminó rompiéndose. Corría entonces la posguerra y aquel era un territorio donde resultaba complicado sobrevivir. Ese mismo territorio lo pisó Pere Cervantes como observador de paz de las Naciones Unidas. Probablemente, Pere ha escrito una novela que ha llevado dentro, agazapada, durante muchos años y que justo ahora, incontenible, ha aflorado a la superficie de la tinta negra sobre el papel blanco, desatando una oleada de recuerdos y sentimientos encontrados. Nuestra conversación tuvo lugar en el hall del Hotel Vincci Lys de València, lugar habitualmente tranquilo, en especial a media tarde. Las paredes grises y los muebles decapados en blanco roto fueron mudos testigos de la entrevista.  El piloto rojo de la grabadora, encendido, nos avisó de que podíamos comenzar.

Pere, en las primeras cuatro o cinco páginas de ‘La espía de cristal’ suenan los Balcanes, los Beatles, el Barça, Tintín, la ciudad de Barcelona... ¿Nos encontramos ya contigo nada más empezar?

No, no, para nada… Bueno, algo sí hay. Pero la creación del personaje Manu Pancorbo está hecha a propósito. Yo podía haber construido la historia con un observador de paz policial en lugar de un reportero de guerra, pero precisamente me planteé tomar distancia para narrar. Es Manu Pancorbo quien está enamorado de Tintín, yo tan solo soy un lector suyo. No es una novela autobiográfica, aunque es cierto que muchas experiencias mías se las he pasado a Manu, porque a fin de cuentas nosotros compartíamos mucho tiempo con los reporteros de guerra y lo que yo vi, ellos también lo vieron.

¿Por qué escribir esta historia precisamente ahora?

Llevaba mucho tiempo dentro la idea de escribir una novela sobre los Balcanes. Y no sabía cómo. Pero es algo fácil de explicar. Cuando escribí ‘El chico de las bobinas’, me documenté sobre la posguerra en Barcelona y empecé a descubrir elementos en común entre aquella posguerra y la que yo había vivido en los Balcanes. Entonces me planteé por qué no escribir sobre aquello. Además, habían pasado veinte años, creía que ya había madurado o digerido todo lo que viví y, como escritor, disponía de una cierta seguridad que antes no tenía.

Desde que regresaste, ¿has vuelto a Kosovo alguna vez?

No. Lo intenté a final de 2019, pero hube de posponer el viaje para el año siguiente. Entonces llegó el covid y ya no pude ir. Para escribir la novela me he nutrido de contactos y de gente de allí que conozco y me ha pasado información, fotografías y vídeos de cómo es aquello ahora.

Aunque físicamente no has vuelto, de alguna manera sí lo has hecho. En ‘La espía de cristal’ juegas con dos escenarios. Uno actual y otro situado en 1999. ¿A través de toda la documentación recibida y del propio proceso de escritura has tenido la sensación de despertar temores antiguos?

¡Imagínate! Yo me vuelvo muy obsesivo con las cosas que escribo y me he pasado dos años casi recluido en los Balcanes. Podía haber escogido no documentarme y basarme únicamente en mi experiencia personal. Pero no me fío de mi memoria y de lo que ella haya podido borrar de mis recuerdos. Así que tiré de un compañero que estuvo en Kosovo conmigo, que es un aficionado absoluto a la fotografía y me envió una carpeta repleta de fotos nuestras. Seguí perfiles de Twitter de políticos y periodistas kosovares, bosnios y también información relacionada con esa zona. He leído más de veinticinco libros de documentación, ensayos de Ismail Kadaré y textos de Peter Handke. He intentado acudir a todos los puntos de vista para luego hacer una mezcla con mi propia experiencia.

domingo, 5 de junio de 2022

José Carlos Somoza: «Los escritores de entonces convirtieron a la época victoriana en un tiempo histórico muy literario»

Nº634.- Tres años han transcurrido desde nuestro último encuentro. Dos de ellos los hemos vivido bajo la dictadura del covid y sus derivados, que no del gobierno, sometidos a unas reglas y comportamientos completamente desconocidos hasta ahora. La pandemia ha abierto un agujero en el tiempo, un vacío, y todos hemos enterrado una parte de nuestras vidas en él. Sobre este asunto, José Carlos Somoza, el entrevistado de hoy,  me cuenta que «un escritor pasa todo el tiempo encerrado» y que él «no había notado demasiado los efectos del confinamiento, aunque es verdad que ya dan ganas de salir a la calle». Somoza acaba de publicar ‘El signo de los diez’ (Espasa), un thriller victoriano que se desarrolla en 1882. En sus páginas, los teatros son espectáculos perturbadores, los locos y ciegos pueden descubrir la verdad y los sueños matan. De nuevo nos situamos en la clínica mental de Clarendon, en Portsmouth, donde reside el señor X, ese particular trasunto de Sherlock Holmes que el escritor cubano ha creado, bien atendido por la enfermera Anne McCarey. A Clarendon llegarán su amigo Charles Dogson, verdadero nombre de Lewis Carroll, Arthur Conan Doyle y unos cuantos personajes más. Carroll ha acudido, en secreto, a la clínica mental con la esperanza de poner fin a las pesadillas que sufre, provocadas por los personajes de su ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Son malos sueños que no se equivocan y anuncian muertes que se cumplen. En València el día despertó caluroso. Es el último jueves del mes de mayo. Falta algo más de una hora para el mediodía cuando José Carlos Somoza y quien suscribe comenzamos a charlar. Con el piloto rojo de la grabadora ya encendido. Evidentemente.

José Carlos, algunos escritores han declarado que durante la pandemia no podían leer, pero sí escribir. ¿‘El signo de los diez’ es hija del enclaustramiento que hemos padecido?

Sí, aunque ya tenía una versión lista para corregir y durante la pandemia me dediqué a ello. En este cometido me ha ayudado bastante el hecho de que, como verás, la novela es casi una obra teatral y cuenta con un solo escenario. También los personajes están un poco confinados y pienso que eso me facilitó el trabajo de composición.

La última vez que te entrevisté, me comentaste que la influencia de Sherlock Holmes en tu obra se debía a que tu padre te había regalado sus aventuras completas. Nuestras lecturas tempranas nos marcan de alguna manera, ¿es necesario regresar a ellas de vez en cuando?

Hay cosas que leemos de jóvenes o de niños que, a lo mejor, no merecen una segunda lectura, pero si se trata de grandes obras, por supuesto que conviene regresar a ellas. Las ‘Mil y una noches,’ los libros de Stevenson o las novelas de Sherlock Holmes merecen no una relectura, sino varias.

Como tu anterior novela, ésta también discurre, inexcusablemente, en época victoriana. Al José Carlos Somoza no solo escritor, sino también lector, ¿qué le atrae de ese momento histórico?

Es una época muy literaria, brumosa, en la que además flota un aire de aventura que crearon los escritores de entonces. Todos tenemos en la cabeza unos señores con chistera, un grito en la noche y una niebla que, por desgracia, supimos después que se debía al humo de las chimeneas y no al clima de Londres. La victoriana es época de crímenes, de Jack el Destripador, que fue real, y también el tiempo del nacimiento de grandes personajes como el propio Sherlock Holmes. En aquel momento, Inglaterra era un país en expansión y muchos relatos arrancan allí, pero terminan en lugares muy remotos, en cualquier otra parte del mundo. No podemos olvidar la relación con su propio imperio y en especial con la India. Todos esos condicionantes hacen que ese momento histórico constituya un excelente caldo de cultivo para este tipo de novelas.

Mientras leía ‘El signo de los diez’ me entraron ganas de releer ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Pero, escuchándote ahora, tengo deseos de regresar a ‘La piedra lunar’ de Wilkie Collins.

No te olvides de cogerla porque la de Collins es una de las grandes obras no solo de misterio, sino de la literatura en general. Lewis Carroll es uno de los personajes de la novela y es indispensable para comprender la época victoriana. Fíjate que hablamos de un individuo que fue matemático, pastor anglicano, fotógrafo y que, además, escribía esos libros, insensatos e ilógicos, para niños, inspirados en su amistad con Alice Liddell, la hija del decano de su universidad, que tenía 8 años. ¡Imagínate qué personaje tan extraordinario para construir una novela!

En un pasaje de tu libro, Arthur Conan Doyle, que también aparece como personaje, afirma que la primera persona es la mejor para narrar. ¿Estás de acuerdo con las palabras de tu personaje?

Pues la verdad es que no [risas]. Eso lo opinaba Conan Doyle, porque escribía en primera persona las novelas de su Sherlock Holmes, lo que le permitía hablar de él a través de otra persona, el Doctor Watson. Sin embargo, la manera más normal para mí es utilizar la tercera voz, el narrador omnisciente. De hecho, la mayor parte de mis novelas las he escrito en tercera persona, aunque, a diferencia de otros colegas míos, yo me he movido también en la primera con soltura. Estas dos últimas novelas son un buen ejemplo de ello.