«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

martes, 24 de enero de 2023

Anne Berest: «La misión de un libro es transformarnos, pero si su contenido no nos toca profundamente, no lo consigue».

La escritora francesa presentó en la Librería Bartleby de València su novela
‘La postal’, un libro inolvidable, emotivo y real, que alguien ha bautizado como un réquiem conmovedor, en el que pasado y presente entretejen su historia ancestral.

nº 648.- En enero de 2003, apareció una extraña postal en el buzón de la casa familiar. No había firma y llevaba el sello pegado del revés. Representaba la Ópera Garnier y, en su reverso, venían escritos los nombres de cuatro antepasados de la escritora Anne Berest: Ephraïm, Emma, Noémie y Jacques, los Rabinovitch, todos ellos judíos fallecidos en Auschwitz en 1942. ¿Quién se escondía tras el envío de esta tarjeta? Veinte años después, algo se mueve en el interior de Anne Berest. Le burbujean las tripas. Ese algo la lleva a realizar una investigación exhaustiva sobre las grietas del pasado de su familia, que desemboca en ‘La postal’ (Editorial Lumen), una novela que maneja auto ficción, relato histórico, thriller y sentimientos, y que fue publicada en Francia con éxito arrollador, e inesperado, en 2021. Miles de ejemplares vendidos en poco tiempo y un montón de elogiosas críticas y galardones: Premio Renaudot dels Lycéens, Premio Selección Goncourt de Estados Unidos y Gran Premio de Novela de los lectores de la revista Elle. ‘La postal’ es una novela irrefutable, sustentada por testimonios y hechos reales, terribles a veces, contados con una sensibilidad y maestría poco comunes. Si a estas alturas, todavía queda alguien que piense que el género novelístico agoniza, solo tiene que darse una vuelta por las quinientas diecisiete páginas de esta narración para cambiar de idea. Con motivo de la séptima edición de las Noches de la lectura, organizada por l’Institut français de València, tuve la oportunidad de conversar un rato con Anne Berest. Sin la intervención de Eva Adam Picazo, doctora en Filología francesa, y de Maxime Henri-Rousseau, director de l’Institut français, esta entrevista no habría tenido lugar. La conversación se desarrolló en la librería Bartleby de la calle Cádiz, número 50, de la capital del Túria. A eso de las seis de la tarde, la grabadora comenzó a registrar mis preguntas y las respuestas de Anne, verdadera sustancia de nuestro encuentro literario. Vestida con traje pantalón de ante marrón, dedos muy ensortijados, manos explicativas, huesudas y gesticulantes, meditó con calma sus respuestas para facilitar el buen entendimiento. A menudo, las palabras de los autores enriquecen todavía más − si en este caso cabe −, el texto, porque abren nuevas perspectivas a la lectura. En esta ocasión, así fue. 

Eres guionista y escritora, ¿qué significa para Anne Berest escribir?

Es una pregunta complicada de responder. Siempre quise escribir desde que era niña, pero ignoro los motivos. Mi hermana también escribe, lo que convierte este asunto en algo familiar…

Y, si me permites añadir algo, tu madre también…

Sí, es cierto, pero ella hace artículos científicos. A lo que me refiero es que a menudo me pregunto por qué en mi familia hay dos hermanas escritoras. Y la respuesta me surgió mientras escribía ‘La Postal’: Noemí, hermana de mi abuela Myriam, cuya foto aparece en la portada, también quiso serlo. En consecuencia, creo que alguna cosa ha sucedido en nuestra historia familiar, una transmisión invisible como yo lo llamo, que hace que tengamos tantas escritoras en nuestro árbol genealógico.

Para escribir la novela partes del hecho de que una postal llegó a tu casa en el año 2003, sin remitente y con los nombres de cuatro antepasados tuyos, fallecidos en Auschwitz en 1942. ¿Hasta ese momento tú desconocías tu origen judío?

Yo sabía que era judía y que mi familia había estado en un campo de concentración, eso lo conocía, pero nunca me había interesado demasiado. Esa postal actuó de disparador y despertó mi curiosidad sobre todo ello.

Tu madre leía los capítulos del libro a medida que los ibas escribiendo. ¿Sus observaciones han condicionado tu escritura o solo le han añadido matices?

En la vida real mi madre utiliza muchos tacos, y en los diálogos del libro, al verse reflejada, me comentó que esa no era ella, porque no hablaba así. Mi madre cree que no dice tacos y tuve que quitarlos. No intervino en nada más.

miércoles, 4 de enero de 2023

Andreu Carranza: «En la guerra aflora la parte más oscura del ser humano, pero también brota lo mejor de cada persona. Por eso la vida y el amor pueden continuar existiendo»

Foto: ©
La nueva novela de Andreu Carranza, ‘La tomba de l’Ebre’ (La tumba del Ebro), es la primera parte de una bilogía sobre la guerra civil en tierras tortosinas.

Nº 647.- Para los que amamos los libros el sábado es el momento grande de la semana. Ese día
la mayoría de los diarios de tirada nacional publican sus suplementos culturales, aunque algunos lo hacen los viernes. Hace poco más de un mes, en uno de ellos descubrí una reseña muy pequeña bajo el título ‘El tesoro de Tortosa’. En ella se hablaba de una novela de Andreu Carranza, titulada ‘La tomba de l’Ebre’ (La tumba del Ebro), escrita en catalán. El escenario era Tortosa y las tierras del río Ebro. El argumento mezclaba la guerra civil española y los avatares de un tesoro sacro: el del Papa Luna. De alguna manera, estos dos temas tan aparentemente dispares despertaron mi curiosidad. Así que di los pasos necesarios para  localizar a su autor. Gracias a la ayuda de Columna Edicions, editora del libro, pude contactar con Andreu Carranza, nacido en Ascó (Tarragona) en el mismo año que quien esto suscribe, y entrevistarlo sobre su novela, cuya lectura se me hizo breve, interesante e intensa. Fue el 20 de diciembre del pasado año cuando, con el cielo nublado y una relativa calma en la avenida donde resido, me puse a conversar durante un buen rato con el escritor catalán acerca de su novela. Como siempre, el piloto rojo de la grabadora me advirtió de que estaba preparada para registrar la última entrevista de 2022. Y eso hizo a partir de las cinco de la tarde.

Compositor, músico, periodista, tertuliano radiofónico y también escritor, Andreu, ¿cuándo escribe?

Hace muchos años que escribo y publico, pero la verdad es que siempre he ido buscando ocupaciones que pudiera compatibilizar con la literatura. He trabajado en muchas cosas, pero el objetivo final mío siempre fue el mismo: comprar tiempo. Junto con la literatura, la música me atrajo desde muy joven, cuando formaba parte de algunos grupos musicales. Mientras escribo un libro, cojo la guitarra y, espontáneamente, me sale eso que llaman banda sonora. La música, por tanto, también forma parte de la literatura, van cogidas de la mano.

Sin embargo, esta novela no tiene banda sonora.

Es verdad, el lector ha de imaginársela. La banda sonora de esta novela es ese silencio que se percibe al fondo de la historia y que surge de forma natural. ‘La tomba de l’Ebre’ tiene un ruido y una sinfonía que, muchas veces, es trágica porque suenan tiros, bombardeos, balas, gente sufriendo… Pero también hay en sus páginas momentos de ternura, de sentido del humor y también de amor.