En marzo de 1936, Madrid es una
ciudad convulsa tras la reciente victoria del Frente Popular en las elecciones.
En un céntrico callejón aparece estrangulada una niña de catorce años, cuyo
cadáver muestra un decoro inusual; un lazo perfecto en el cabello, las manos
cruzadas sobre el pecho, el vestido bien estirado sobre las piernas rígidas… Y
no será la última. Julián Fierro, inspector del Cuerpo de Investigación y
Vigilancia, se enfrentará a estos casos de asesinato en una capital crispada,
donde los atentados y enfrentamientos son el preludio de un inminente golpe
militar. Esta es la atmósfera que envuelve ‘Al acecho’, la novela editada por
Algaida, con la que Noemí Sabugal ha conquistado el XXXI Premio de Novela
Felipe Trigo.
Noemí, ¿qué destacarías del Premio Felipe Trigo que acabas de ganar con
tu novela?
Mira, lo más importante es pensar
que el jurado del Felipe Trigo son los lectores, profesores de universidad y de
instituto. En Villanueva de la Serena, la localidad donde se convoca, tienen el
concurso como algo muy suyo. Organizan una multitudinaria cena de gala y ves
que tu novela es la que ha llamado la atención entre todas las presentadas. Por
supuesto, no puedo olvidar la promoción que significa haberlo ganado, porque te
permite dar a conocer mejor la novela.
Sin premios, ¿habría
menos libros publicados en España?
Creo que no, los habría igual. En
esto de los premios en España tenemos otro sistema. En Italia, por ejemplo, se
publica bastante y existe mucho premio al libro ya editado. Aquí de este tipo
hay pocos: el Nacional de Narrativa, el Tigre Juan y el de la Crítica. Es una
pena que no haya más.
Leí un libro de Rafael Abella
sobre esta época y me pareció que quedaban muchas cosas por saber todavía. Mis
abuelos, por ejemplo, no tienen conciencia de haberla vivido porque eran muy
pequeños y pensé que era una forma de recuperar aquel tiempo perdido. Decidí
que la novela transcurriera entre marzo y agosto de 1936 cuando cayó el primer
bombardeo sobre Madrid. La República fue una época en la que no había censura,
en la que se llevó a cabo una reforma escolar muy interesante. Fue un modelo de
estado que no pudo fraguar por falta de tiempo. Tampoco podemos olvidar que,
desde el punto de vista de la literatura, fue un momento espléndido. Todos los
grandes poetas de España, Salinas, Lorca, Alexandre, Dámaso Alonso o los
hermanos Machado son de entonces.
¿Cómo etiquetarías tu
novela?
No me gustan estas cosas reduccionistas,
pero para mí pertenecería al género negro porque se trata de una novela de
denuncia. Cuando Hammet comenzó con la novela negra, en Estados Unidos había
muchas prohibiciones. Fue una época de revueltas sociales, de violencia,
doméstica incluso, de desempleo, de corrupción política…
¿El hecho de que te iniciaras como periodista de siniestros te ha
influenciado en tu decantación por el registro negro?
No, no, llego al género a través
de la lectura de novelas negras, aunque sí que es cierto que mi ocupación me ha
proporcionado una cierta base.
A la hora de escribir esta novela, ¿qué te ha interesado más: centrarte
en los asesinatos en sí o reflexionar sobre lo que ocurrió durante la
República?
Me interesan ambas cosas porque
se unen, aunque en la novela están bien diferenciadas la parte histórica y la de
ficción. He tratado de que el lector se sitúe en aquellos años y se pregunte cómo reaccionaría él mismo ante
una situación como aquella. A fierro, el policía, por un lado, le llegan los
asesinatos y, por otro, percibe el conflicto social que se vive en Madrid. Las
muertes de las niñas son una oportunidad perdida, igual que la República. Este
inspector es un descreído, un tipo que sabe que el compromiso político tiene
unos riesgos, que en su día asumió su padre al que no le fue bien. Él se
implica en el caso de las niñas, trata de de centrarse en eso, pero las
circunstancias que le envuelven le arrollarán al final de la novela.
Hay una idea estereotipada y tergiversada de la República. Parece que
solo sea un régimen de izquierdas, cuando es un sistema político igual que
cualquier otro.
Sí, eso viene de que durante
cuarenta años hubo que justificar un golpe de estado. Si tienes que justificar
que tomaste el poder por las armas, dices que la cosa derivó en guerra porque
no hubo otro remedio, porque el sistema estaba viciado y la situación lo exigía.
Y eso no fue así. Si en 1936 las elecciones las hubiera ganado la CEDA en lugar
del Frente Popular, el golpe de estado no hubiera tenido lugar. El alzamiento del
18 de julio se produjo para subvertir el resultado de las urnas. Por lo tanto,
todo lo que se dijo durante esos cuarenta años fue nefasto, dejando de lado que
durante dos años la República fue gobernada por partidos de derechas. Es verdad
que fue un momento difícil, con muchos problemas sociales y económicos, pero el
golpe fue premeditado. Una estructura golpista semejante exige mucho tiempo
para organizarlo.
En ‘Al acoso’ introduces noticias de época, ¿lo haces para que actúe de
hilo conductor o para ratificar lo que se cuenta?
Me pareció muy importante
proporcionarle al lector las mismas noticias que yo había utilizado para
documentarme. Si leemos periódicos de entonces, nos daremos cuenta de lo
parecidos que son estos anuncios a los de ahora.
¿El final de la novela
solo se podría dar en aquellos momentos?
Creo que el protagonista no
resulta siempre agradable y simpático. Yo no hago hagiografías, me interesan
personajes más torturados, porque en ellos afloran las contradicciones humanas.
Cuando todo el mundo en España estaba identificado con uno u otro bando, Fierro
intenta no comprometerse, pero creo que la decisión que adopta al final se
podría dar en cualquier momento. De hecho, para él, el 18 de julio no significó
el inicio de una guerra, porque la gente pensaba que aquello no duraría mucho y
que no iría a más. Es como ahora que nos preguntamos qué va a ocurrir: ¿va a
haber un estallido? No lo sabemos.
Desde luego el siguiente libro no
es para él, pero si tenemos claro que lo que aconteció después de 1936 también
es muy interesante y acumulo fuerzas suficientes, es posible que se la conceda.
La última: ¿tu siguiente entrega se moverá también en territorio
policial?
Mi próxima novela no pertenece al
género negro. Tiene relación con el mundo del crimen, pero trata de segundas
oportunidades, de una persona que desciende de nivel social y que ha de rehacer
su vida.
SOBRE NOEMÍ SABUGAL
Noemí Sabugal (Santa Lucía de Gordón, León, 1979) es
licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado
para distintos medios de comunicación (El Mundo, El Mundo-La Crónica de León y
Diario de León, el semanario Interviú y los Servicios Informativos de la cadena
Ser). En 2005 su labor fue reconocida con el Premio de Periodismo de Castilla y
León Francisco de Cossío, por el reportaje 'De cruce de caminos a cruce de
culturas', sobre la inmigración en el barrio leonés del Crucero. Su primera
novela, ‘El asesinato de Sócrates’, fue finalista del XI Premio de Novela
Fernando Quiñones.