Un asesino en serie corre por las
calles de Vitoria. Actuó por primera vez hace veinte años, pero la reciente
aparición de dos nuevos cadáveres ha hecho que vuelva a cundir el pánico en la
ciudad de la Virgen Blanca. Sin embargo, el principal sospechoso, un arqueólogo
aficionado a la televisión y al esoterismo, está en la cárcel y nadie sabe si
ha conseguido un cómplice o si le ha salido un imitador. Unai López de Ayala y
Estíbaliz Ruiz de Gauna serán los policías encargados de llevar a cabo la
investigación. Con estos aditamentos, Eva Gª Sáenz de Urturi ha escrito ‘El
silencio de la ciudad blanca’, editado por Planeta, un thriller con el que debuta dentro del género policiaco. La similitud con ‘El silencio de los corderos’ de Thomas Harris parece evidente y, por tanto, la primera pregunta sale sola:
Eva, ‘El silencio de los corderos’ está muy presente en tu nueva
novela, ¿no crees?
Todo el mundo me pregunta lo
mismo, pero la verdad es que no la he tenido presente. Incluso hay quien cita
escenas concretas, pero yo no encuentro ningún paralelismo entre ambas. En su
momento, ‘El silencio de los corderos’
no consiguió engancharme y su versión cinematográfica tampoco. Y es que
cuando en un libro hay mutilaciones y barbaridades de ese estilo me echa para
atrás, me repele.
La última vez que te entrevisté habías escrito una novela histórica,
ahora te has enfrentado a un thriller, ¿a qué se debe ese giro tan notorio?
Sí, es un cambio notable y aunque
dirijo algún guiño al género histórico no tiene nada que ver. Como escritora
soy lo que leo y, después de publicar tres novelas históricas, estaba saturada
de documentación e investigación. Así que para desengrasar leí bastantes
novelas negras y llegó un momento en que sus tramas me engancharon y me planteé
la posibilidad de escribir una historia como esta.
¿Cuál fue el chispazo que desencadenó la escritura de ‘El silencio de
la ciudad blanca’?
El arranque fue un título. Me
desperté pensando en ‘Los crímenes de la calle Morgue’ de Poe y, en la
duermevela, surgió la frase ‘Los crímenes de la calle Dato’, que es la arteria
principal de Vitoria, la ciudad donde nací. Comencé a pensar en todas las
estatuas, imágenes y monumentos que hay allí y, de repente, los crímenes brotaron
por sí solos colocándose al lado de cada monumento. Entonces me di cuenta de
que había una novela. A la mañana siguiente se me ocurrieron todos los
personajes y algo más tarde busqué los demás escenarios para complementar la acción
principal.
¿En el País Vasco y en Navarra la novela negra vive un momento
especialmente brillante?
Bueno, hay una eclosión del
género porque el paisaje y el ambiente son muy apropiados. Antiguas tradiciones
como los rituales o la misma mitología vasca contribuyen a ello. Pero no solo
el País Vasco o Navarra son territorios especialmente aptos para estas
narraciones, lo es todo el Norte de España porque también encontramos novela
negra en Cantabria y Galicia. El hecho de que sean ciudades pequeñas, donde un
crimen es más fácil de ubicar, también tiene su importancia.
Lo de ciudad blanca es porque la
patrona de Vitoria es la Virgen Blanca y toda la historia se desarrolla durante
el transcurso de las fiestas patronales. Además, en invierno las nevadas son muy importantes y hay semanas que
la ciudad es blanca por completo. Por otro lado, he de decir que el silencio de
Vitoria es muy elocuente, porque toda la almendra central es peatonal y carece
de tráfico rodado. A media mañana muchos días no se oye nada, algo que
contrasta enormemente con el bullicio de otras capitales como, por ejemplo,
Alicante, donde resido.
En principio, un thriller parece obligar al escritor a seguir
escrupulosamente un guión, ¿es este el caso en esta novela?
El esquema es un elemento siempre
orgánico, aunque luego lo voy cambiando. En este sentido depende mucho de la
trama y de los personajes de cada caso, por eso es fundamental construir una
escaleta de situaciones a medida para cada novela.
A Unai López de Ayala, protagonista principal, le secunda Estíbaliz
Ruiz de Gauna, ¿investigan mejor las mujeres que los hombres?
Creo que en la práctica da igual,
yo no veo diferencias entre hombres y mujeres policías. Ya tienen bastante con
superar las trabas legales y judiciales de los procesos y realizar
correctamente su trabajo. Es más una cuestión de carácter de cada uno. Como
protagonista principal escogí a Unai porque siempre me he sentido más cómoda
escribiendo desde una perspectiva masculina, no hay ninguna otra razón.
Por la novela se mueve un psicópata, ¿qué lleva a una persona a
convertirse en un asesino en serie?
Siempre hay un desencadenante
emotivo, una desgracia o un trauma que les lleva a matar. A continuación surge
un elemento de adicción, porque un crimen les excita psicológica y físicamente,
liberan endorfinas y tienen un subidón, para ellos es como una droga. Una vez
cometido, se mantienen calmados durante un tiempo. Este periodo de calma
depende del carácter de cada individuo y, una vez finalizado, vuelven a
sentirse nerviosos y desean repetir lo que ya han hecho pero mejorándolo,
porque ellos no se arrepienten de lo que hacen. En ocasiones se llevan un trofeo
de la víctima para recrearse en su hazaña y también dejan su firma o un sello
de su identidad.
Los cadáveres aparecen a dúo, enfrentados, desnudos, acariciando la
cara de su pareja, ¿estamos ante una muerte ritual?
Sí, pero no quiero desvelar nada
de la novela. Solo diré que el asesino reproduce la escena de un ritual.
¿Hay lugar en la novela para los personajes «grises», los que no son ni
buenos ni malos del todo?
Claro que lo hay, lo que ocurre
es que los personajes buenos son más sosos, porque presentan unas expectativas
morales limitadas y no pueden decepcionar al lector. Resulta más fascinante el malo,
que no tiene límites y posee mayor libertad de acción. Además como los
psicópatas son camaleónicos, fingen una normalidad que no tienen, ya que carecen
de sentimientos.
Sáenz de Urturi, Ortiz de Zárate, López de Ayala… el protagonista llega
a decir que hay que vigilar de modo especial a las personas con apellido
compuesto, ¿cómo se ha recibido la novela en Vitoria?
En Vitoria está ocurriendo un
juego de parecidos razonables. La gente busca la similitud entre mis personajes
y seres reales y me preguntan si son ellos. Como se trata de una ciudad
pequeña, se han establecido paralelismos y comparaciones que ni tú misma habías
imaginado, lo que demuestra que cada lector lee su novela, no la que tú has
escrito, sino la suya. Por mucho que tú quieras, la primera imagen que percibe
un lector de un determinado personaje no puedes cambiarla. Y eso está
ocurriendo para bien y para mal, porque hay personajes buenos, malos, negros,
blancos, claros, oscuros…
La última por hoy: ¿Vitoria se ha revelado como un buen escenario para
un thriller?
Escogí Vitoria como escenario
porque resultaba muy pertinente que así fuera. Yo soy vitoriana, llevaba mucho
tiempo documentándome sobre la ciudad por otros asuntos y sabía que era preciso
narrar dentro de su entorno. Su pasado histórico resultaba idóneo para colocar allí
todos estos asesinatos.
Herme Cerezo
SOBRE EVA Gª. SÁENZ DE URTURI
Eva Gª Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972) es escritora, conferenciante, formadora y experta en Social Media, diplomada en Óptica y Optometría. Trabaja en la Universidad de Alicante. En 2012 irrumpe en el mundo literario tras autopublicar en Amazon ‘La saga de los longevos’ que, con la ayuda de los propios lectores, se convirtió en un fenómeno viral de redes sociales y de ventas. En 2013 publicó ‘Pasaje a Tahití’, a la que un año después seguiría ‘Los hijos de Adán’, la esperada segunda parte de “La saga de los longevos”. Durante un tiempo, Eva colaboró en el programa ‘Punto de vista’ de la Cadena Ser, recomendando libros de ficción y de empresa.
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