UNOS INICIOS
Marta Rivera de la Cruz (Lugo, 1970), ganadora del Premio Ateneo Joven de Sevilla (1988) y finalista del Premio Planeta (2006), llega a Valencia para promocionar su última novela: ‘La importancia de las cosas’. Cuando uno habla con ella, percibe que lleva escribiendo desde hace mucho tiempo y que le apasiona su trabajo. Y la pregunta sale sola: ¿de dónde arrancará su pasión por juntar palabras? "Bueno, tal vez proceda de un deseo de emulación. Me gusta leer desde siempre y a través de la escritura quiero despertar en otra gente las sensaciones que provocan en mí la lectura". Marta no tiene antecedentes literarios en su familia. "Mi padre es periodista y mi abuelo lo fue. Lo que ocurre es que mi padre siempre se dedicó a la radio, así que antecedentes familiares en la Literatura no tengo". Afirma ser autodidacta y que no acudió a ninguno de esos talleres que tanto abundan en estos tiempos. "Antes, cuando yo empecé a escribir, no había talleres. Se han puesto de moda ahora. En Estados Unidos, por ejemplo, llevan ya mucho tiempo, pero aquí, en las Universidades, no existen. De hecho, allí muchos escritores han salido de esos talleres". En la obra de la escritora lucense predomina el fondo sobre la forma, aunque su verbo es fluido, deslizante, engrasado ... "La forma es importante y hay que cuidarla, pero yo, si no tengo una buena historia entre manos, no sé tirar".
INTERNET Y LOS LECTORES
Un simple garbeo por la web de Marta Rivera de la Cruz revela la interconexión que existe entre la escritora y sus lectores. Recibe muchos comentarios y suele contestarlos o hacer apostillas. Es como un toma y daca, una conversación con rostros invisibles, transparentes, virtuales. "Es importante tener ese contacto con el lector – cuenta – y la web lo facilita". Pero, ¿no se rompe un poco la magia entre el lector y el escritor que firma ejemplares en una librería o en la caseta de una feria del libro? "Es distinto, digamos que el trato personal es otro paso. El contacto virtual está muy bien y fíjate es más para que los lectores te cuenten cosas que para contárselas tú. La gente cuando te tiene delante no se atreve o no se explica bien, pero cuando te envía un correo para decirte lo que piensa de tu novela, pues se explaya mejor, hay menos rubores".
'LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS’: UN ARGUMENTO, UNOS PERSONAJES, UN ESCENARIO...
‘La importancia de las cosas’ es su primera novela tras convertirse en finalista del Planeta hace tres años. "El Planeta me cambió la vida desde el punto de vista literario. Primero, porque te proporciona un reconocimiento profesional importante y un número de lectores que ni en sueños puedes lograr de otro modo; y segundo, porque te asegura una tranquilidad económica que hace que ya no esté preocupada por el fin de mes". ‘La importancia de las cosas’ habla de la pacífica existencia de Mario Menkell, tímido profesor de una universidad privada, autor de una única y exitosa novela, cuya existencia sufre un vuelco cuando tiene que hacerse cargo de todos los efectos personales de Fernando Montalvo, el inquilino de una casa que Menkell heredó de su tía. Pronto descubrirá Menkell que las cosas ya no serán igual que antes porque el piso del que es propietario está abarrotado con las colecciones de objetos más variopintas: vitolas de puros, gramolas antiguas, porcelanas, miniaturas, huchas de cerámica, soldados de plomo... Tras sus titubeos iniciales, Mario Menkell parece intuir que el destino puede cambiar su rutinaria vida. Ayudado por Beatriz, una profesora de la universidad privada Luis de Camoens, la misma en la que él imparte Escritura creativa y Técnicas de narración, a la que ama en secreto desde hace años, el protagonista tratará de reconstruir la misteriosa existencia de Fernando Montalvo. "He querido hacer una historia fundamentalmente de amor, de segundas oportunidades y que también nos invite a reflexionar sobre las cosas que guardamos". ¿Novela de amor, de casualidades o de un amor producto de la casualidad? "Es una historia de casualidades que pueden desembocar en una relación amorosa". Montalvo, el inquilino muerto, es un coleccionista, una variante del síndrome de Diógenes. "Sí, eso dicen en el libro". El coleccionismo, los coleccionistas, suelen enmascarar alguna patología. "Buff, eso habría que preguntárselo a un psiquiatra. Supongo que puede haber falta de afecto o de relaciones personales y acabar convirtiéndose en una relación con los objetos y una renuncia a las personas, algo así como crearse un mundo propio". Montalvo "sale pero no sale", está muerto durante toda la novela, es un misterio, un desafío para la imaginación del lector y también de la escritora, claro. "Sí, Montalvo se muere en la primera página y está gravitando sobre la historia prácticamente hasta la última".
‘La importancia de las cosas’ plantea la posibilidad de conocer la vida de las personas a través de los objetos que las rodearon. "Yo pienso que la vida de la gente no se puede contar a través de los objetos, pero sí creo que está en los objetos que guardamos. Cuando vas a casa de alguien y observas qué cosas guarda, aprendes mucho sobre esa persona". En la novela aparece un trapero, un vaciador de pisos, Marta Rivera tiene sus propias preferencias sobre lo que se reservaría de las colecciones de Montalvo. "El biombo, porque me gustan mucho los biombos, la alfombra persa que parece que es bonita y tal vez la colección de abanicos".
Menkell, el protagonista, es tímido, con gafas de culo de vaso, no tiene ni media bofetada, un "candidato al timo" como lo define ‘La importancia de las cosas’, resumiendo un cúmulo de pequeños desastres. "Es una persona corriente, ni más ni menos atractivo que cualquier ser humano que nos encontremos por la calle. Su problema radica en que es un tipo que no se valora a sí mismo, que tiene la autoestima por lo suelos y, por lo tanto, cree que a los demás no les va a interesar y que tampoco deja que le conozcan". Él es un escritor que ya no escribe. Ha habido autores bloqueados o incluso desaparecidos en vida como Salinger y algún otro. "Menkell es un escritor que no sabe que es escritor. Es un tipo que tenía una historia, que ya la contó y que no tiene nada más que narrar".
Beatriz Millares es la protagonista femenina. "Beatriz es todo lo contrario que Menkell. Es muy activa, valiente, con mucho empuje. Sin ser arrogante sí se valora y sabe lo que tiene a su favor, conoce sus debilidades y las atenúa o lucha contra ellas. Quizá sea la persona que Mario hubiera querido ser". Sin embargo, esa especie de ser humano derrotado que es Mario Menkell, en un momento determinado cambia a causa de esta mujer. "Menkell, realmente, quizá saca fuerzas del amor, cuando ve que tiene una mínima posibilidad con Beatriz pega el petardazo, piensa ahora o nunca y se enfrenta a sus propios miedos por un amor que siempre consideró inalcanzable". Y claro, para redondear el elenco, no hay universidad sin rector. "El personaje del rector, Saldaña, es el malo de la historia". Más que malo, diría yo, es un fulano malasombra, ¿no? "Sí, es un arribista, un tipo que cae fatal, un tipo al que estás deseando que le ocurra algo malo a lo largo de toda la novela".
Todos estos personajes se mueven en el interior y el entorno de un centro universitario privado, de pijos, vaya, la Universidad Luis de Camoens, que resulta un tanto típica y tópica, que regala títulos. "La Universidad Luis de Camoens es un tipo de centro que en España no existe. Es más americana. Sí es cierto que hay universidades que quieren dar una oportunidad a hijos de papá que no encuentran una salida y, sin embargo, por las circunstancias acaban convirtiéndose en universidades de elite como es este caso. Pero repito, es un modelo de corte muy estadounidense, prestigiosísima, carísima. He visitado un par de ellas y es envidiable el nivel que tienen".
Hasta aquí llegó la charla con Marta Rivera de la Cruz, una entrevista de respuestas concretas, igual que su escritura, y rápidas, muy rápidas, como si la entrevistada y el entrevistador estuviéramos a punto de perder el tren. Sin embargo, evidentemente, faltaba una pregunta, no la del millón, pero sí la inevitable: el telón, la despedida y el cierre: Marta, ¿estás preparando algo nuevo? "No, tengo una idea que me da vueltas, pero hasta que pase la promoción de ‘La importancia de las cosas no me voy a poner a trabajar en ella". Full stop.