‘Novela de ajedrez’. Éste es el título de la obra de Stefan Zweig (Viena, 1881), cuya novena edición ha sido publicada por Ediciones del Acantilado, serie amarilla, hace apenas un par de meses, aunque el original data de 1941, ya que Zweig falleció justo un año después en Brasil, país al que se había mudado. Pocas veces en mi devenir como lector he tenido entre mis manos una novela tan corta, apenas 94 páginas, y tan intensa.
‘Novela de ajedrez’. El libro cuenta el viaje en barco, desde Nueva York hasta Buenos Aires, del campeón mundial del tablero de los sesenta y cuatro escaques, blancos y negros, Mirko Czentovic, un ajedrecista innato, “hijo de un miserable barquero eslavo del Danubio”, que descubrió su talento por casualidad, gracias a las partidas que jugaban en su casa el cura del pueblo y el brigada y que él presenciaba calladamente (algo consustancial a cualquier espectador de este deporte). Una noche de invierno, el sacerdote tendrá que ausentarse para suministrar el último sacramento a un moribundo y el joven ocupará su lugar en el tablero. Jugará y ganará. A partir de ahí su existencia será distinta. Incapaz de desarrollar cualquier otro tipo de actividad intelectual, Mirko vivirá únicamente para este juego, convirtiéndose en jugador profesional. Con tan sólo diecisiete años de edad, llegará a conquistar el Campeonato del Mundo, toda una precocidad.
‘Novela de ajedrez’. Pero durante la travesía, se le complicará la vida a Czentovic, ya que trabará conocimiento con un tal señor B, un tipo al que nadie ha visto antes pero que se maneja endiabladamente bien con los alfiles, caballos, torres, peones y dama. Pronto se establecerá un desafío entre ambos. El ajedrez les unirá, el ajedrez les separará. Zweig, con una habilidad pasmosa, con sus armas de escritor de primer orden, nos vende la moto de que la primera historia, la del campeón, es la que vale, la que nos va a interesar, la relevante. Sin embargo, como en todo cuento – porque ‘Novela de ajedrez’ tiene estructura de cuento largo -, aparece la segunda historia, la del señor B, que es la que realmente va a nutrir el núcleo central de la novela. Y al final la confluencia: la acción regresa al principio, donde el campeón mundial recuperará una buena parte del protagonismo “robado” por el señor B.
‘Novela de ajedrez’. Pero lo importante, lo relevante, es que el señor B tiene todo el derecho del mundo a arrebatarle el protagonismo a Mirko Czentovic. Porque su historia, su pasado, es la que realmente tiene peso en estas páginas. Una historia fraguada durante los primeros años del nazismo, cuando el señor B fue hecho prisionero por la Gestapo, que le someterá a una inacabable serie de interrogatorios, una tortura mental durísima, en la que la soledad ocupará todo su tiempo, convirtiéndose en el único mundo en el que le es permitido vivir. Sin objetos con los que entretenerse, desde el silencio austero y solitario de su habitación, el señor B tendrá que articular e inventar mecanismos mentales de supervivencia para continuar existiendo.
‘Novela de ajedrez’. Precisamente, en la descripción de estos mecanismos es donde radica la impagable calidad de la novela. Zweig va incrementando paulatina, lenta, silenciosamente, la tensión que se establece entre el señor B y el lector. Por momentos, resulta muy dificultoso abstraerse de esta tensión, aislarse, tomárselo con filosofía. Los procesos mentales del señor B surgen de un modo casi “natural”, irremediables, están tan bien descritos y son tan penetrantes que resulta inevitable ponerse en situación y plantearse cómo reaccionaríamos nosotros, tan mortales como el señor B, más mortales en realidad porque somos de carne y hueso, si nos encontrásemos en una tesitura parecida. ¿Cómo sobrevivir? Esa es la gran pregunta que planea sobre buena parte de la novela. Utilizando el título, podríamos decir ¿cómo ganar la partida de nuestra supervivencia?
‘Novela de ajedrez’. Zweig se mostró siempre tremendamente preocupado por el auge del movimiento nacionalsocialista. Esta obra fue uno de los modos de denuncia que escogió para hablar de ello. Por tanto, vincular al Señor B con el nazismo resultaba necesario, indispensable, al tiempo que proporcionaba al escritor austriaco un contexto histórico y un ambiente adecuados para sus propósitos. La Gestapo, el brazo ejecutor de los nazis, no sólo vivía de salvajes prácticas físicas (torturas, fusilamientos, asesinatos, saqueos, incendios, etcétera), sino también mentales. La tortura mental deja una huella mucho más persistente que la física en el torturado y, lo que es peor, pasados muchos años, como ocurre en ‘Novela de ajedrez’, puede regresar para atormentar de nuevo al ser que la padeció en su momento.
‘Novela de ajedrez’. Magistral, breve, intensa, soberbia, imprescindible en cualquier biblioteca. Como decía en el titular, pocas veces un texto tan corto ofreció tanto.
Herme Cerezo
‘Novela de ajedrez’ de Stefan Zweig. Editorial Acantilado. Nov. 2009, 94 páginas, 10 euros.