‘La conjura de Cortés’, la nueva novela de Matilde Asensi, editada por
Planeta, cierra la ‘Trilogía Martín Ojo de Plata’ con la que la escritor
alicantina ha recorrido el Siglo de Oro español. En esta ocasión la visión que
se nos ofrece parte desde Nueva España y la narración está plagada de intrigas,
corrupción, aventuras e imaginación. En esta novela, Catalina Solís/Martín
Nevares, protagonista de las dos entregas anteriores, se ve obligada a
desenmascarar una gran conjura ideada por sus enemigos para derrocar al rey de
España. La aparición de un mapa que desvela dónde encontrar el legendario
tesoro de Hernán Cortés desempeñará un papel clave en el plan de la heroína
para descubrir a los traidores y cumplir su palabra de acabar con los Curvo,
sus enemigos andaluces. La doble personalidad de Catalina Solís/Martín Nevares
se enfrentará además a un grave problema para su equilibrio: el amor. El Lounge
Bar del Hotel Astoria de Valencia acogió la conversación con Matilde Asensi,
una conversación que por las premuras de la firma de libros, se antojó corta,
muy corta. Muchos puntos y muchas comas se quedaron sin salir del tintero y no
por falta de ganas, sino de tiempo.
Matilde, veinte millones de
lectores te contemplan, ¿a la hora de sentarte a escribir no sientes vértigo?
No, al abordar la escritura no. Lo que ocurre es que cuando de noche,
en soledad, con Alicante durmiendo, paro para fumar un cigarro o beber un vaso
de agua, entonces miro la pantalla, como si estuviera corrigiendo el libro, y
pienso que ahora es mío, solo mío, pero dentro de muy poco tiempo estas páginas
pertenecerán a cientos de personas, a miles de personas, y entonces, como si de
una turbulencia de avión se tratase, el estómago me da un vuelco. Durante un
instante te paras, pero en seguida tiras para delante y ya está.
De todos los territorios que has visitado en tus libros, ¿cuál es el más propicio para las novelas de aventuras?
Es complicado, yo diría que la selva que visité en mi libro ‘El origen
perdido’, da mucho juego, pero la China y el Sanghai de 1923 de ‘Todo bajo el
cielo’ igual que el Camino de Santiago, también. Creo que me quedaría quizá con
el tema de las pirámides aztecas y Sanghai porque a nivel de imaginación, como
ya no existen, volver a darles vida desde el punto de vista literario es algo
muy rico.
La selva es un territorio muy clásico que
sigue dando juego.
¿Cuánta gente habrá escrito sobre París? Mucha. ¿Se parecen sus
libros? No, lógicamente. Cada uno escribe de un modo diferente del mismo sitio,
además, no tenemos tantas cosas sobre las que escribir. Si tú sabes darle un
nuevo enfoque, puedes extraer la magia que esconde cada lugar.
Con ‘La Conjura de Cortés’ terminas la trilogía, ¿pero lo haces porque no te apetece seguir con ella o porque se acaban las aventuras de Martín?
No, las aventuras de Martín no se terminan. Pero yo dije que era una
trilogía y lo es. Escribir un libro con lenguaje del Siglo de Oro, versión
light, ya cuesta mucho. Tres, ni te cuento. Tengo ganas de escribir como se
habla hoy, como he escrito siempre, sin estar pendiente de atar tantos cabos.
Por ese lado, por tanto, podemos hablar de una liberación pero por otro, acabar
también me ha dado pena porque yo no sabía si sería capaz de estar con un mismo
personaje y en un mismo lugar durante cinco años seguidos. Como escritora tengo
el síndrome del canguro, ubico un libro aquí, otro allá, uno en Santiago de
Compostela, otro en China… Es una mezcla de alivio y pena.
Hablabas antes de la escritura de época, ¿no hay miedo a enfrentarse a una novela utilizando ese lenguaje antiguo?
Buscar el tipo de lenguaje da más vértigo. A mí me preocupa que el
lector no tropiece en la lectura. Esta preocupación se la oí mencionar por
primera vez a García Márquez, que quería que las palabras no fuesen piedras en
el camino de quien lee. Cuando me hice escritora esa frase volvió a mi mente.
Los autores inventamos historias y las contamos con distintas técnicas:
pintura, cine, música o literatura porque lo que hacemos sólo es contar
historias. Nada más. Hay que ser capaz de dominar muy bien la técnica para que
el lector comprenda lo que quieres comunicar. Siempre he querido que el
lenguaje esté al servicio de la historia, que el lector empiece la lectura y
que no pueda parar. Al enfrentarme con la ‘Trilogía de Martín Ojo de Plata’
desde el primer momento supe que me metía en un camino lleno de piedras
gruesas, auténticos pedruscos, porque cada palabra podría sacar al público de
la lectura. Pero era algo que no tenía solución y yo sólo podía jugar con que
el lector hiciese el esfuerzo de superar las primeras páginas porque, a partir
de ahí, todo fluiría mucho más.
¿Qué surge primero la investigación para documentar la historia o al revés?
No sabría muy bien qué decirte. Todo surge como por casualidad. Cada obra
brota de algo diferente. ‘El último Catón’, por ejemplo, nació de una nota a
pie de página de un libro que estaba leyendo. En ‘La conjura de Cortés’ se
mezcla el hecho de que el tema de la colonización estuviera pésimamente contado
a los españoles con unas imágenes de la película ‘Piratas del Caribe’. Este
batiburrillo absurdo ha dado pie a la trilogía. ‘Jacobus’ nació leyendo a Amin
Maalouf, quien en su novela sobre las cruzadas no habla de Santiago de
Compostela. No es una cosa ni la otra. Vas montando la historia poco a poco,
mezclando documentación e investigación.
¿Hemos cambiado mucho los españoles desde el Siglo de Oro hasta hoy?
Si haces una comparativa entre el Siglo de Oro y la actualidad nos damos cuenta de que no ha cambiado nada. En aquella época no supimos qué hacer con tanta fortuna. Gastamos el dinero en fiestas cortesanas, en als cacerías del rey, en guerras de religión... La monarquía no paraba de pedir préstamos a los banqueros alemanes, mientras el español de a pie de moría de hambre. Todo eso canta mucho. A los españoles nos engañan y nos sacan la sangre desde hace varios siglos.
¿Hemos cambiado mucho los españoles desde el Siglo de Oro hasta hoy?
Si haces una comparativa entre el Siglo de Oro y la actualidad nos damos cuenta de que no ha cambiado nada. En aquella época no supimos qué hacer con tanta fortuna. Gastamos el dinero en fiestas cortesanas, en als cacerías del rey, en guerras de religión... La monarquía no paraba de pedir préstamos a los banqueros alemanes, mientras el español de a pie de moría de hambre. Todo eso canta mucho. A los españoles nos engañan y nos sacan la sangre desde hace varios siglos.
¿Las
similitudes que se puede establecer entre los banqueros alemanes de entonces y
los de ahora eran preconcebidas o surgieron solas?
No eran preconcebidas, he ido
descubriéndolas a medida que escribía. Para cada libro he leído mucha documentación
y poco a poco he atado cabos cruzando datos y sacando conclusiones. Cuando has
acumulado mucha información es cuando puedes darle la forma definitiva a la
novela. Lees lo de los validos en un sitio, lo de los banqueros alemanes y las
cacerías del rey en otro, a continuación lo juntas y te preguntas si estás
leyendo un libro de historia o un periódico de hoy.
¿Es difícil mantener el ritmo en una trilogía como esta?
He intentado darle un ritmo intenso desde
el primer momento. Mi objetivo era que la acción no decayese porque las
trilogías tienen fama de que resultan menos atractivas en el tercer volumen. De
hecho me planteé que ‘La conjura de Cortés’, la última entrega, fuese el más
potente.
Algo que rompe los libros de aventuras tradicionales es que en la trilogía, quien tiene un parche en el ojo es una mujer, ¿cómo se te ocurrió este detalle?
Se me ocurrió leyendo el libro de Ángeles Caso titulado ‘Las
olvidadas’ u otro parecido sobre mujeres del siglo XVI, en el que aparece
Isabel Barreto, esposa de Álvaro de Mendaña, descubridor de las Islas Salomon.
Su marido murió durante una travesía y ella decidió asumir el mando de la
flota. La tripulación y los mandos se sublevaron porque no querían que les diese
órdenes una mujer, ya que decían que traía mala suerte. Entonces se vistió de
hombre utilizando las ropas de su marido y les dijo que ella gobernaría la
flota y que quien no estuviese de acuerdo que se tirase al agua. Al fin de
cuentas quien ponía el dinero era su familia. Con Isabel al frente, llegaron a
Filipinas y a Perú y el rey la nombró Adelantado de las Indias, un titulazo
tremendo de la época. La historia de esta mujer me resultó fascinante y por eso
decidí utilizarla.
A lo largo de la trilogía, Catalina se ha hecho ya una mujer y las ropas ya no disimulan sus formas a los ojos de los demás.
No había pensado en ello. Me di cuenta de golpe. Seguía viendo a
Catalina como la tablilla de dieciséis años que concebí al principio. Fue en
esta tercera entrega cuando mi editora, Lola Sanz, me comentó que la
protagonista debía de haber crecido y que la ropa de hombre ya no le serviría
porque tenía caderas y pechos, necesitaba un atuendo más amplio. A raíz de esa
conversación traté de ver a la nueva Catalina como la mujer en que se había
convertido. Tuve que volver a mirarla con cuidado y conseguir que utilizase
ropa de mujer con total naturalidad.
Los marinos que aparecen en tu novela cada vez que se embarcaban se jugaban la vida porque debían navegar, limpiar, desplegar velas, luchar, manejar armas…
Más de la mitad de la tripulación no sabía nadar, ni siquiera los que
se enrolaban eran marineros. Subían a bordo y se jugaban la vida en unas
condiciones de navegación terroríficas. No sé qué concepto de vida tendrían
pero desde luego se la jugaban a la más mínima.
Confiarían en el Altísimo.
Eso sería.
FICHA DE LA AUTORA
Con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, la escritora alicantina Matilde Asensi se ha convertido en un referente para los seguidores del best seller de trasunto histórico y de aventuras. Sus libros nos transportan a países y épocas muy diversos, todo ello producto de un exhaustivo trabajo de documentación previo.
En 1999 publicó su primera novela, ‘El Salón de Ámbar’,y con ‘Jacobus’ (2000) obtuvo su primer éxito, que se vio refrendando por ‘El último Catón’ (2001), novela que fue publicada en el extranjero. En 2003, en ‘El origen perdido’, Asensi habló de los hackers informáticos y en ‘Todo bajo el cielo’ (2006) hizo viajar a sus lectores a la China del Gran Emperador. Entre estos dos títulos publicó ‘Peregrinatio’ (2004), guía novelada para realizar el Camino de Santiago de la mano de los protagonistas de ‘Jacobus’. La trilogía ‘Martín Ojo de Plata’, su última entrega, supone el acercamiento de la escritora al Siglo de Oro, y reúne en un solo volumen los dos primeros títulos ya publicados ‘Tierra firme’ (2007) y ‘Venganza en Sevilla’ (2010), que ahora se ven completados con la aparición de la tercera y última parte: ‘La conjura de Cortés’.
Las novelas de Matilde Asensi han sido traducidas a 15 idiomas. En 2007 consiguió el premio internacional Latino Book Awards, categoría de «Mejor novela de misterio», por‘El último catón’, así como una mención de honor como «Mejor novela de aventuras».En 2008, en el mismo certamen, logró el segundo premio por ‘Todo bajo el cielo’ en la categoría de «Mejor novela de ficción de época en español». En mayo de 2011 se le concedió el Premio de Honor de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza en reconocimiento a la trayectoria y los méritos de la autora con relación a la novela histórica. En marzo de 2012 fue galardonada con el Premio Isabel Ferrer de la Generalitat Valenciana por su extensa y reconocida labor como periodista y escritora. En 2007 recogió el Premio Protagonistas en la categoría de Literatura. Y en sus inicios ganó el primer premio de cuentos en el XV Certamen Literario Juan Ortiz del Barco (1996), de Cádiz, y el XVI Premio de Novela Corta Felipe Trigo (1997), de Badajoz. Todo un curriculum que, al igual que sus ventas, asusta.