«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 18 de mayo de 2013

Sergio Álvarez, escritor: “No creo que un escritor deba escribir si no tiene algo grande que contar o algo importante que decir”

“Botones cometió el último crimen nueve meses después de muerto; mientras vivió y anduvo suelto por Colombia asesinó a trescientos veinticuatro ingenuos que tuvieron la mala suerte o el atrevimiento de cruzarse con la rabia, las ambiciones o las armas que el bandolero siempre escondió bajo la ropa”.  Así comienza ‘35muertos’ la nueva novela del escritor colombiano Sergio Álvarez, editada por Alfaguara, la reconstrucción de treinta y cinco brutales años de la historia de Colombia a través del narrador, un tipo que hace lo que no debe y que siempre está donde no le toca.

Don Sergio, ¿qué es para usted escribir?

Es tomar una parte del tiempo de la vida para recrear historias ciertas o imaginadas que me sirvan a mí y a quienes me leen para divertirse y recordar la poesía que nos persigue y, si el trabajo está bien hecho, reflexionar sobre lo que somos y vivimos. 

Desde su anterior obra, ‘La lectora’, hasta este ’35muertos’ han transcurrido ocho años, ¿por qué tanto tiempo sin dar señales de vida?

No creo en el capitalismo, no creo en la productividad ni creo que un escritor deba escribir si no tiene algo grande que contar o algo importante que decir, el “silencio” no fue silencio, fue simple responsabilidad. 

Nos presenta ahora '35muertos', una novela de quinientas páginas, más o menos, en cuya introducción dice que cualquier parecido con la realidad es “pura, purita coincidencia”. Sin embargo, tantas historias juntas no vienen solas, ¿de dónde las sacó?

Sale de mi mismo y de un largo recorrido que hice por Colombia para intentar entender a nivel humano y literario qué nos pasa a los colombianos, porqué vivimos siempre inmersos en la violencia. 

¿Cuál fue la primera imagen o la primera noticia que le movió a escribir esta  historia?

Fueron muchas imágenes que fui recolectando desde la infancia, imágenes de ladrones apaleados, guerrilleros muertos, madres llorando, soldados abusando de su misma gente, noticias y noticias siempre llenas de sangre y dolor. Fue tal la acumulación de imágenes que tuve que escribir la novela, si no la escribía no hubiera podido exorcizar tanta violencia. 

La acción se inicia en la Colombia de los años sesenta del siglo pasado, ¿la escritura de esta novela es un intento de contar la historia de su país en aquel periodo?

Sí, la novela recoge 35 años de historia del país, desde 1965 hasta 1999. 

Dicen que la Historia la escriben los vencedores pero la cuentan los vencidos, ¿es por eso que todos los protagonistas de la novela pertenecen a clases humildes?

En parte sí pero, más que ello, un escritor debe hablar de lo que conoce. Crecí entre gente sencilla y son las historias de esta gente las que más conozco y me interesa contar. 

Tiene usted buena memoria, o le han informado bien, cuando habla de los polos Lacoste, los del “lagarto” como les llama en el texto, ¿los polos y los bluyines eran las señas de identidad de la época entre la juventud?

Todas estas referencias son referencias de mi adolescencia, son la muestra de cómo soñábamos, que queríamos tener cuando empezábamos a asomarnos a la vida adulta. 

"Botones cometió su último crimen nueve meses después de muerto; mientras vivió y anduvo suelto por Colombia asesinó a trescientos veinticuatro ingenuos que tuvieron la mala suerte o el atrevimiento de cruzarse con la rabia, las ambiciones o las armas que el bandolero siempre escondió bajo la ropa", así comienza su novela, ¿en la Historia de Colombia la violencia forma parte de su documento nacional de identidad?

Colombia se ha construido de forma violenta y se sigue construyendo de la misma manera, la novela construye un testimonio de esta cultura e intenta concienciarnos a todos de lo negativo del sistema. Espero que sirva como un golpe necesario para superar tan estúpido método, que sirva para replantearnos el presente y nuestra manera de construir el futuro.   

Secuestros, muertos, disparos, peleas, navajazos, narcos, guerrilla, maderos, paramilitares, ¿el objetivo de cada colombiano, a lo largo del día, es regresar a casa sano y salvo?

Es triste aceptarlo, pero es así. 

En alguna entrevista suya, le he leído decir que hay que perderle el miedo a García Márquez y su realismo mágico, ¿lo dice porque cree que el realismo mágico sirvió para ocultar la realidad violenta de su país, a cambio de proporcionar entretenimiento al público lector para subsistir?

Sí, el realismo mágico es un gran descubrimiento literario pero una pésima herramienta para explicar una realidad tan atroz. Lo celebro en los libros, pero lo critico como justificación de la injusticia. 

Excepto en un capítulo, los puntos y aparte no existen en el texto, solo seguidos y finales, ¿no teme que alguien que tome el libro para hojearlo entre las novedades de las librerías se asuste al no encontrar huecos para respirar en cada página, no lo compre y se pierda una magnífica novela como es '35muertos'?

Los párrafos largos son una metáfora de la manera vertiginosa como tenemos que vivir la mayoría de colombianos, se leen casi sin respirar porque así nos ha tocado vivir a muchos de nosotros. Sé que son un riesgo para un lector temeroso, pero estoy seguro que para un lector atrevido serán una agradable sorpresa.

Tampoco encontramos los guiones de los diálogos. Ya sé que no es nada nuevo, otros autores también los suprimieron de su escritura, ¿a la hora de escribir, el hecho de no utilizarlos le reporta alguna ventaja?

La falta de guiones en los diálogos ayuda también a construir de manera vertiginosa las historias. 

La novela tiene una estructura coral, los personajes cuentan sus experiencias, ¿por qué decidió organizarla de este modo?

Porque la mayoría de colombianos construyen memoria de manera oral, la apuesta formal de la novela es un homenaje a esta manera de mirarse y pensarse.
Sergio Álvarez (fotografía cedida por Ed. Alfaguara)

En la página 158 leemos: “En la calle, uno aprende que debe cambiar su propio destino porque a este mundo no lo cambia nadie”, la calle fue la universidad de muchos colombianos en aquel entonces, ¿todavía lo sigue siendo en 2013?

Sí, la calle es la universidad de la mayoría de latinoamericanos. 

Rubén Blades, Héctor Lavoe, Willie Colón, Pérez Prado, Celia, Tito Puente, Pablo Milanés, Serrat y algunos más suenan en estas páginas. Cada capítulo lo encabeza el fragmento de una canción popular, ¿qué significa la música en la novela? ¿Qué significa la música para un colombiano? ¿Qué significa la música para Sergio Álvarez?

La música es el único espacio donde lo occidental, lo indígena y lo africano que conforman a América latina han conseguido armonizarse. Este logro sumado a la naturaleza emocional y profunda de la música ha hecho que América latina respire cada momento inmersa en la música. Es imposible contarnos sin referencias o recuerdos musicales, la novela se estructura a partir de versos de canciones porque sería imposible encontrar una estructura mejor. 

Manes, bluyines, disyey, basketbolista y otras muchas son palabras que nos tropezamos en el texto, ¿tan fuerte es la influencia del inglés en el castellano que se habla en Colombia?

En Colombia y en el mundo. 

La última, ¿cuál será su próximo proyecto o todavía no se ha planteado nada nuevo?

Tengo muchas ideas en la cabeza y el corazón, estoy esperando a ver si mueren por sí mismas o si crecen lo suficiente para tener la fuerza de salir de allí y convertirse en libro.

Herme Cerezo/SIGLO XXI, 20/05/2013


SOBRE SERGIO ÁLVAREZ
Sergio Álvarez Guarín (Bogotá, 1965) ha combinado el gusto por los libros con las aventuras vitales y literarias. Trabajó en publicidad, televisión y cine, y, finalmente, escribió ‘La lectora’. Luego publicó ‘Mapaná’ (Alfaguara, 2006), una novela juvenil sobre los sueños de la adolescencia, la selva y la voracidad ambiental del narcotráfico. Los últimos diez años los ha dedicado crear guiones cine, colaborar para medios nacionales e internacionales y a la investigación, la escritura y los viajes que fueron necesarios para documentar ‘35 muertos’, su nueva entrega.