'35muertos' pedazo de novelón el que se ha marcado Sergio Álvarez (Bogotá, 1965) y que ha editado Alfaguara recientemente. Las desventuras del hijo de Nidia y Fabio, una joven y un viejo, dicen que se parece a un pícaro, a mí, por momentos, me recuerda al soldado Svejk, que deambula por todos los estratos sociales populares de Colombia: desde los narcos hasta los paramilitares, pasando por los agitadores políticos y las propias fuerzas armadas colombianas. Más cosas no le pueden ocurrir al protagonista de la novela, un sujeto que jamás se siente bien, al que la felicidad se le escapa por la punta de los dedos cuando más cerca está de alcanzarla o, cuando apenas durante un tiempo, goza de ella. Todo aderezado con la variante castellana de Colombia: güevón, chévere, man, hijueputa, bluyín, pipol, tirar, tomar... Colombia, el país donde uno se desayuna y se acuesta con la violencia, donde el trajín de la coca es cosa común, como el dormir o el pasear, donde la corrupción y los grupos de la contra se confundan y transitan, por momentos, vericuetos comunes. Para Sergio Álvarez, los puntos y aparte no existen. '35muertos' se mueve, solo, con comas, puntos y comas y finales de capítulo. Eso agiliza, y no poco, la lectura de estas casi quinientas páginas, que le han costado al escritor colombiano más de ocho años de trabajo. Por último, '35muertos' se lee a fuerza de ballenato, merengue, salsa y bolero. Un fragmento, apenas un par de estrofas, de un montón de canciones preside el comienzo de cada capítulo. Sus autores: Milanés, Serrat, Jairo Varela, Paul Anka, Fernando Barrientos, Augusto Algeró, Rubén Blades, Emiliano Zuleta... Toda una evocación, todo un sonido, todo un estilo, toda una época. No se pierdan esta novela, mis improbables lectores.
Herme Cerezo
Calificación: 4