¿De
qué hablan las mujeres cuando hablan de sexo? Gracia, Marta y Chon han sido
amigas desde la adolescencia. Las tres han cumplido ya los cuarenta y tienen
concepciones muy diversas sobre la vida, pero la suya es una amistad para
siempre, capaz de sobreponerse a matrimonios, divorcios e hijos, y que ha
resistido hasta ahora el paso del tiempo. Esta noche han quedado citadas en
casa de Chon. Aparentemente se trata de una reunión frívola y divertida, en la
que compartirán risas, evocarán viejos recuerdos y hablarán de las últimas
novedades, de sus familias, sus maridos, sus amantes y de sexo. Pero cada una
de ellas ha acudido con un propósito muy diferente y que, a su vez, el resto
ignora. Y ninguna sabe que este encuentro se convertirá en una reunión tan
sorprendente como irrepetible. Este es el planteamiento inicial de ‘Reunión de
amigas’, la nueva novela de Luis del Val, editada por Algaida, y con la que el
escritor aragonés ha conseguido el Premio Ciudad de Logroño de Novela.
Enhorabuena por el premio.
Muchas gracias, eres muy amable.
¿Qué significa
ganar un premio como el Ciudad de Logroño para Luis del Val?
José manual Lara decía que los premios no
descubren escritores, pero sí lectores.
Creo que ese es uno de los significados. Y otro es que, cuando llevas muchos
tiempo en este oficio, te asaltan dudas y decides someterte al veredicto de un
concurso. Es como una prueba de humildad para ver qué ocurre. Lo normal es que
no pase nada pero si suena la flauta, porque al jurado el ha gustado tu obra,
tienes un subidón.
¿Y el monto del
premio?
El dinero del premio nunca es importante.
Mira, el arte sin el mecenazgo no sería nada.
A la alcaldesa de Logroño, en el acto de entrega del premio, le comenté que no
lo considerara como un gasto sino como una inversión, porque ahora mismo
estamos hablando de la ciudad de Logroño y con ello le damos publicidad.
Me comentaba el
otro día un escritor, que los premios se han convertido en una forma de
publicar, incluso para autores ya consagrados.
Creo que no existen problemas para publicar,
al menos yo nunca los he tenido. Lo que sí es importante es que un premio lleva
aparejada una promoción que, hoy en día, resulta completamente indispensable
para llegar a los lectores. Por lo tanto, no se trata tanto del premio en sí,
sino de lo que le rodea y del redoble de tambores que le acompaña.
¿Cuál fue la primera imagen que te indujo a
escribir ‘Reunión de amigas’?
Fue una conversación con una amiga mía que me
contó que había asistido a una reunión de tuppersex.
En principio lo percibí como un dato más, pero a las cuarenta y ocho horas
pensé que los hombres no participamos nunca de ese tipo de reuniones. Y eso me
sorprendió. Empecé a darle vueltas y me di cuenta que las mujeres entre sí
ejercen una influencia terapéutica en lo emocional y también en lo físico, que
los hombres no tenemos. Los hombres, excepto los futbolistas, no nos damos
palmadas en el culo ni vamos cogidos del brazo por la calle, mientras que ellas
sí lo hacen. Eso me indujo a pensar que hay distintos comportamientos y que esa
reunión de amigas, bien aderezada, podría dar mucho juego literario.
Ya es difícil
hacerlo con una mujer, pero tú te has introducido en la mente de cuatro (Marta,
Gracia, Chon y Almudena), ¿en qué te has basado para amueblar sus cabezas como
correspondía?
Mi obsesión era buscar lo verosímil sin que
pudiera parecer excesivamente vulgar, luego están los trucos del oficio. Yo
buscaba un decalage en el que Marta
era la mutante, la sobrada, la que tenía una autoestima impresionante; Gracia
la que presentaba la autoestima más baja; y, por último, Chon podría ser la
media entre ambas. Pero como las tres eran de extracción burguesa, me faltaba
un elemento más, de ahí que introdujera a Almudena, que es de un nivel social
más bajo. El lector determinará si he acertado o no. Lo que sí que tengo claro
es que cualquiera de los problemas vitales es común para todas las mujeres,
independientemente de su procedencia social.
Pero ¿has escrito
sobre las mujeres o desde las mujeres?
En una obra de Camus, ‘Los justos’, hay un personaje
que se llama Caliajeff y que ha de arrojar una bomba al paso del zar. Pero le
entran dudas porque hay niños inocentes viendo el paso del cortejo. Camus se
mete tanto en la piel de Caliajeff que el lector llega a creer que ha estado en
una célula terrorista. Yo he tratado de introducirme en la piel de estas
mujeres a través de las experiencias que he tenido con mi madre, con mi mujer,
con mi hija, con mis novias…
¿Por lo que hemos
hablado hasta ahora, ‘Reunión de amigas’ parece más un ensayo que una novela?
[Risas] Bien lejos de mi intención queda
escribir un ensayo. Una de las cosas que tengo bastante clara es el undécimo
mandamiento de Moisés, que según cuentan se le rompió mientras bajaba del Sinaí
y nunca se hizo público. Y ese mandamiento exige no aburrir. No aburrir creo
que es una de las cosas más importantes para un escritor, porque si alguien se
gasta veinte euros en un libro, invierte ocho horas de su vida en leerlo y se
aburre, creo que tendría derecho a hacerle un escrache al autor. Pienso que
esta novela se lee con enorme agilidad y que resulta atractiva para el lector.
¿En la novela las
protagonistas sueltan mucho lastre?
Si, sin duda. Cuando aparecemos en un momento
determinado de nuestra vida, todos somos productos de todo lo que llevamos a
cuestas, desde la relación con nuestros padres hasta las influencias de los
demás y nuestro carácter. Somos una procedencia y una consecuencia de la
genética y de los ambientes por los que nos hemos movido. Necesitamos saber qué
hay detrás de cada uno de nosotros porque si desconoces los antecedentes, no
sabes más que el presente.
¿’Reunión de
amigas’ está pensada más para público femenino que para el masculino?
No creo que ningún escritor se plantee
escribir para público femenino o masculino o para adultos o jóvenes. Cuando
escribes es porque tienes una historia y sientes la necesidad de contarla. Pero
eso no es algo premeditado. Desde el punto de vista racional estricto, la
actividad del escritor es algo muy extravagante ya que imaginar una historia y
sentarse a escribirla es algo que no tiene ni pies ni cabeza. Creo que esta
novela resulta muy interesante especialmente para los hombres, aunque las
protagonistas sean cuatro mujeres.
Hemos
evolucionado, antiguamente los diarios se escribían a mano en una libreta, en
la novela Marta lo hace en un pendrive.
Sí, la tecnología ha cambiado, lo que no ha
variado son las técnicas de escritura. Un narrador del siglo XIX hubiera
empezado diciendo que al comprar un bargueño, en un departamento secreto había
encontrado una serie de cartas que demostraban la vida golfa de la abuela casta
de la familia [risas]. Hoy no hay bargueños y donde puedes tropezarte con
secretos es en un pendrive, en un
cedé o en un disco duro, pero el escritor sigue utilizando sus armas antiguas,
las de toda la vida.
El humor también está
presente en el libro, ¿sirve para aliviar los malos rollos de estas mujeres?
Decía Santiago Lorén, médico y escritor,
ganador del Premio Planeta, que el humor es lo que nos alivia de nuestras
frustraciones. La vida es dura y el final es malo porque muere el protagonista,
que eres tú, así que ¿cómo te alivias de eso? Solo con humor hacia ti mismo,
sin autolástima y con ironía, que a mí me brota espontáneamente, quizá porque
soy un tipo muy frustrado.
¿Hablan más del sexo las mujeres que los
hombres?
Mucho más. En lo íntimo, los hombres tenemos
una pudicia impresionante, tendemos a fanfarronear ante los demás del número de
conquistas, pero de los problemas de alcoba que puedan surgir con nuestras
compañeras no lo hacemos nunca. Por el contrario, la mujer tiene una
impudicia tremenda, como he dicho antes,
pero no es lujuriosa sino terapéutica.
En verano, cuando paseo por la playa, observo a muchas mujeres que
caminan juntas hablando de sus cosas íntimas con absoluta tranquilidad.
Por último, en la
novela hay un buen estudio de gestos que dan a entender actitudes,
sensaciones, sentimientos, ¿son fruto de
la observación o del estudio?
Será producto de la observación. Vivimos una
cultura gestual y evidentemente hay cosas que nos delatan mucho. Por ejemplo,
cuando tú entras en un establecimiento público y hay una mujer que se ríe muy
fuerte, en un alto porcentaje de casos se trata de una persona que trata de
llamar la atención mediante su risa. Yo para ligar, como era bajito, tenía que
hablar mucho, pero hoy las cosas han cambiado y como hay tanto ruido, no se
habla, todo son gestos. A través de ellos lo decimos todo.
SOBRE LUIS DEL VAL
LUIS
DEL VAL nació en Zaragoza. Como periodista, ha colaborado en publicaciones tan
emblemáticas como Sábado Gráfico, Pueblo, Interviú, Tiempo, Diario 16 y La Vanguardia , y en la
actualidad lo sigue haciendo en la agencia OTR-Europa Press. Ganador en dos ocasiones
del premio Ondas, resulta muy popular su labor como comentarista en la Cadena SER. Es autor
de numerosos guiones para diversos programas emitidos por TVE, Antena 3 y
Localia y de una docena de libros, entre los que destacan sus novelas ‘Los
ejecutivos también sueñan’, ’Los juguetes perdidos’ o el volumen de relatos ‘Cuentos
del mediodía’, que ha alcanzado las cinco ediciones. Con ‘Las amigas
imperfectas’, su anterior obra, obtuvo el XXXV Premio de Novela Ateneo de
Sevilla.