«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 26 de septiembre de 2013

Juan Jacinto Muñoz Rengel, escritor: “Con estos microrrelatos he quedado más dibujado de lo que yo quería”

Hay sucesos microscópicos que, sin que nadie llegue a saberlo, pueden transformar el universo por completo. Y hay renombrados acontecimientos históricos tan fortuitos que habrían sido otros apenas hubiera cambiado la dirección del viento. ‘El libro de los pequeños milagros’ de Juan Jacinto Muñoz Rengel, editado por Páginas de Espuma, es un muestrario de estos hechos grandiosos y minúsculos. Es un pormenorizado catálogo de prodigios. Es un recorrido desde el fondo de nuestros cajones, desde debajo de nuestras camas, desde el falso techo de nuestro dormitorio hasta las galaxias más remotas. Es un bestiario, o lo que es lo mismo, un manual de teología. O, para ser aún más exactos, un tratado de micro-ciencia-ficción. O quizá no sea nada de esto en absoluto. Desde luego, eso seguro, no es el libro que usted espera. Pero sí el libro con el que estaba soñando. Con estos antecedentes, bajo estas premisas, pude conversar con Juan Jacinto Muñoz Rengel en Valencia hace apenas un par de días, compartiendo el café de la sobremesa. Al lado nuestro, una pareja, chico-chica, dejaba de comer, de hablar y de mirarse, y pegaba la hebra para ver qué pequeño milagro estaban obrando dos tipos hablando de literatura, con una grabadora en medio, sentados a la mesa de un céntrico restaurante a primera hora de la tarde. 

Juan Jacinto has pasado del cuento y la novela al microrrelato: ¿lo has hecho por higiene literaria o para superar un reto?
Hay un poco de ambas cosas. Por un lado, yo me siento narrador, no poeta ni columnista. Me gusta la ficción. Dentro de ese matiz, pienso que por una cuestión de principios he de estar en forma para trabajar en distintas distancias y resulta estimulante aceptar retos diversos, incluso aunque luego no regreses nunca al género que has trabajado. Creo que yo me voy a quedar con todos los géneros porque todos tienen ventajas. Con los tres formatos, cuento, novela y microrrelato, se puede dejar una huella en el lector, otro de mis objetivos. Por otro lado, el microrrelato se puede escribir en cualquier parte y eso, creativamente, es muy refrescante porque te quitas las cadenas que atenazan la imaginación. Con el microrrelato me he soltado mucho más como escritor.

Lo primero que llama la atención de ‘El libro de los pequeños milagros’ es la edición tan cuidada.
El editor ha trabajado mucho la edición durante el verano. Hemos escogido el color verde como tono predominante porque es el color del monstruo, del marciano, del “perriquito” que figura en la portada y de los títulos interiores. La portada es importante porque es bastante fiel a lo que el lector va a encontrar en el interior del libro. Otras portadas solo actúan como reclamo y esta también es un reclamo pero, insisto, es un buen reflejo de lo que es el libro porque la misma imagen es un pequeño milagro.
Has dividido ‘El libro de los pequeños milagros’ en tres partes.
Sí, lo he dividido en tres partes porque creo que lo hacía más coherente y no quería que se escapase el bestiario. Todo está planteado como un juego y así todo encajaba mucho mejor. La selección ha sido muy minuciosa y hay algunos relatos que se han quedado fuera y otros que se han incorporado al libro. Las contradicciones que existen están trazadas conscientemente, incluso el hecho de que el título completo del libro sea más largo que alguno de los microrrelatos que contiene. También he buscado el contraste entre los relatos, quería que se mezclasen, que no hubiera dos relatos juntos parecidos, para que el efecto se intensifique. Deseaba sorprender al lector, refrescarle el paladar después de cada relato.
Hablando de los microrrelatos, ¿los concebiste desde el principio como libro o la idea de juntarlos llegó después?
Los primeros microrrelatos fueron un poco azarososos. Tenía muchos y un buen día vi que había material suficiente para un libro y traté de darle una forma más estudiada.  La parte alienígena estaba muy completa, luego descubrí los relatos de las bestias y traté de ir equilibrando los contenidos. Por último, fui llenando el vacío que pudiera existir con nuevos textos.
¿El microrrelato es como un virus que se inocula en el lector para que su imaginación lo complete, mientras que la novela es un género que se lo da todo mucho más mascado?
Con las novelas también hay que intentar conmover y marcar, pero es verdad que todo está  como más hecho, porque a medida que vas leyendo aumentas la información que suministras, y su final puede ser más o menos abierto. En un microrrelato el lector ha de continuarlo y acabarlo. El aficionado a las novelas que se enfrenta a un libro como este, al principio puede rechazarlo. Ha de entrar en el juego, un juego del que las contradicciones forman parte. Lo ideal para leer este libro es hacer pausas para digerir y sacar todo el jugo posible de cada microrrelato. Así es como la semilla del texto florece en la cabeza del lector. Este libro ayuda a imaginar, es un compendio de ideas, es un poco un libro-taller.
¿Existe algún paralelismo entre un microrrelato y un aforismo?
Tiene mucho en común con el aforismo y también que con la poesía. El aforismo es un poco microrrelato. Seguro que en un libro de microrrelatos se cuela algún aforismo y al revés. El relato es más descriptivo porque siempre cuenta una historia aunque sea breve, mínima, mientras que el aforismo se queda en una imagen o en un pensamiento ingenioso. Pero insisto, en más de una ocasión se van a solapar.
En una novela suele ser más fácil localizar dónde se esconde el autor, pero ¿dónde está Juan Jacinto Rengel en estos microrrelatos?
Creo que estoy en todos. Con estos microrrelatos he quedado más dibujado de lo que yo quería. Entre mis dos anteriores novelas, la gente no veía puentes que las comunicaran porque no tenían nada que ver: una era de humor y la otra más seria, filosófica y desasosegante. Sin embargo, ahora si sumas este libro a todo lo anterior consigues una idea más general. Yo tengo una serie de obsesiones que se repiten y que ahora se ven mucho más. En ‘El libro de los pequeños milagros’ he intentado ser fiel a las cosas que me preocupan y he rellenado los huecos que me faltaban. En un principio, uno se deja la piel en la novela pero con los microrrelatos pueden extraerse más conclusiones. Es posible que más adelante, estos relatos, con otros planteamientos y mayor extensión, me permitan volver a tocar ciertos temas.
Antes de leer ‘El libro de los pequeños relatos’ uno puede, o no, creer en Dios, ¿y después?
No es un libro muy devoto. Creo que tiene un punto de vista bastante escéptico. Nos movemos entre alienígenas y otras criaturas que no tienen nada que ver con Dios. Es verdad que ciertos relatos tratan de la religión y que algunos otros hablan de un posible dios creador como hipótesis, pero se trata más de un juego intelectual que de otra cosa, de imaginar posibilidades pero sin creer en ninguna. En el fondo hay reflexión sobre los teísmos, es como cuando nosotros creemos en un solo dios pero en Semana Santa todo se llena de muchos dioses, cristos y vírgenes de nombres muy diferentes. Los pequeños milagros del libro son otros, los que hablan de monstruos, de cosas sobrenaturales y que a la vez son domésticos y pequeños, los que pueden hacer que uno de nosotros pueda perder la vida en un momento dado. Todas estas cosas están a nuestro alrededor pero no las vemos. El libro pretende darles el protagonismo que les corresponde, porque el microrrelato permite mirar estas cosas con lupa.
El sexo, que también aparece por el libro, ¿es el origen del universo?
Bueno si entendiéramos por sexo solo la química, entonces sí. Pero creo que el origen del universo es otro y el sexo es una de las variantes de cómo originar algo. En el universo todo se mueve por contacto y reacción y el sexo solo es una forma más. Hay tantas posibilidades que, por ejemplo, realmente podríamos concebir sin que hubiera nada más que electricidad,  con lo que el sexo sería algo marginal. Lo que es fundamental es el contacto y la relación, el resto es pura imaginación.
En el libro no hay animales, pero sí muchas bestias, ¿qué diferencias literarias hay entre animales y bestias?
Bueno hay algún microrrelato de animales como el titulado ‘Ah, las fábulas’, pero habla de animales que se quedan un poco atrás, porque realmente el animal se ha quedado en la fábula de Samaniego: un animal corriente que simboliza probablemente a una persona. Las bestias que yo reúno en el libro tienen un componente más metafísico o de ciencia-ficción. Hay unas que son más ordinarias, domésticas, que pueden convivir con nosotros, pensadas al estilo de Perucho o de Cortázar, que eran capaces de sacar monstruos de la nada, de nuestro entorno más íntimo. Y hay otros que tienen un contenido más metafísico, que entroncarían más con el Borges del ‘Libro de los seres imaginarios’. Borges trataba con todo tipo de monstruos, les añadía su pátina y los volvía filosóficos. Precisamente ese contenido es lo que creo que hace que, al final, le rebote el texto al lector.
Para terminar: ¿cómo te gustaría que se considerara tu libro: como de cabecera o de usar y tirar?
A cualquier escritor le gusta que se queden con su libro más tiempo. Quisiera creer que hay microrrelatos en el libro que se tienen que releer. Hay relatos más ligeros y de sonrisa fácil, pero hay otros cuya relectura te permite descubrir claves nuevas. Un microrrelato es un texto muy concentrado, que contiene mucha información en un espacio mínimo y cuando el lector lo diluye consigue deglutirlo y comprenderlo mejor.

SOBRE JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL

Juan Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1974) es autor de las novelas ‘El sueño del otro’ (2013) y ‘El asesino hipocondríaco’ (2012), del relato largo ‘PINK (2012)’ y de los libros de cuentos ‘De mecánica y alquimia‘ (2009), Premio Ignotus al mejor libro de relatos del año, y ‘88 Mill Lane’ (2006). Además, ha coordinado y prologado las antologías de narrativa breve ‘La realidad quebradiza’ (Páginas de Espuma, 2012), ‘Perturbaciones’ (2009) y ‘Ficción Sur’ (2008).  Como autor de relato ha recibido más de cincuenta premios nacionales e internacionales y ha sido incluido en las dos antologías de referencia de su generación: ‘Pequeñas Resistencias. Antología del nuevo cuento español’ (Páginas de Espuma, 2010) y ‘Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español’ (2010).