Desde el primer Premio Planeta, otorgado en
el año 1952 con 40.000 pesetas de dotación económica, hasta el presente año
2013 se han celebrado ya sesenta y una ediciones del galardón literario más
celebrado de la lengua castellana. El Planeta surgió con el fin de dar a conocer en nuestro país la literatura que
hacían los escritores españoles a mitad del siglo XX. Las dos obras ganadoras
de este año, la finalista, ‘El buen hijo’ de Ángeles González Sinde, y la ganadora,
‘El cielo ha vuelto’ de Clara Sánchez, son novelas contemporáneas, aptas para
todo tipo de público, cuyos protagonistas tienen en común la búsqueda del
sentido de sus respectivas vidas, algo consustancial a todo ser humano. En el
noveno piso del Hotel Astoria de Valencia, un año más, a eso del mediodía de un
miércoles de noviembre, soleado y frío, se celebró la rueda de prensa para
presentar ambas novelas.
Tras la presentación protocolaria por parte
de la representante de Editorial Planeta, Ángeles Aguilera, en primer lugar
hizo uso de la palabra la escritora finalista, Ángeles González-Sinde, para
manifestar que por muy sorprendente que les pueda resultar a algunos que una
guionista y escritora cinematográfica se pase a la novela, “esta es una idea que llevaba mucho tiempo madurando en mi cabeza y
desde luego tiene una historia mucho más larga que el tiempo que he dedicado a
escribir este libro”. El protagonista de ‘El buen hijo’ es Vicente “un personaje que nace de una pregunta que me
he formulado muchas veces a lo largo de mi carrera de guionista y escritora:
¿cómo puede vivir hoy en día una persona que es buena y a la que no le gusta la
polémica ni pisotear a los demás”. Vicente, junto con su madre, regenta una
papelería. Tiene una hermana separada con varios hijos. Desarrolla una vida
completamente tranquila y normal hasta que “un
día su madre se rompe un hombro y él se da cuenta de que el tiempo pasa, que su
madre va a envejecer y que tendrá que jubilarse”. Este detalle le inducirá
a formularse preguntas sobre su propia existencia y sobre cómo desea conducir
la siguiente etapa de su vida. “Y para
sorpresa suya descubre que no está muy seguro de si lo que tiene actualmente le
gusta o no”. Comenzará por efectuar cambios en su negocio porque los
tiempos y las personas son otros, pero estos cambios “llegan también al territorio sentimental. Tiene la suerte de que se
cruza una mujer en su camino y decide realizar también una exploración en este
terreno”. Vicente pronto comprenderá que para aprender deberá desprenderse
de unas cuantas ideas sobre el amor y sobre la sociedad que tiene muy
arraigadas. “Esta es la peripecia del
protagonista, al que he tratado de mantener siempre centrado en las cosas
cotidianas y no en los grandes hechos como vemos en otras novelas, he querido
señalar que las pequeñas decisiones conducen a las grandes. Esa fue la premisa
que me impuse a la hora de sentarme a escribir”.
A continuación intervino Clara Sánchez, que
tuvo un recuerdo elogioso hacia Valencia, “la
tierra en la que viví la etapa más fundamental de mi vida, desde los cinco
hasta los trece años y por eso en muchas de mis novelas aparece la ciudad o sus
contornos. Algunas de ellas están ubicadas en Denia, donde ya de adulta viví
siete años más, porque echaba de menos el mar y todo lo que le rodea”. En ‘El
cielo ha vuelto’, la obra con la que ha ganado el Premio Planeta, la escritora
de Guadalajara ha querido “trasladar al
lector el desasosiego que siente una persona cuando descubre que algo en su
vida, que imagina ordenada y tranquila, no funciona como ella cree”. La
protagonista es Patricia, una modelo de 26 años, que trabaja para una agencia
de moda. “Todos los personajes están
basados en personas reales a las que en algún momento de mi vida he conocido. A
Patricia la conocí hojeando una revista de modas en la que había una fotografía
de una modelo cuya expresión reflejaba un cierto temor. Eso me llevó a pensar
qué habría dentro de aquella persona y quise ir un poco más allá, porque aquella
imagen era algo muy superficial. Reflexioné que en la sociedad que vivimos nos
hemos superficializado muchísimo, quizá porque todo va muy rápido y tenemos que
adaptarnos a la cantidad de cambios que nos rodea”. El giro en la vida de
la protagonista se produce en un viaje de avión, un vuelo preñado de
turbulencias, donde conoce a una mujer extraña, Viviana, que le anuncia que
alguien desea su muerte. “Esta mujer, que
es muy extraña, también existe en la realidad, y no le dice a Patricia que
nadie vaya a matarla sino que hay alguien que desea su muerte”. En el momento en que Viviana pronuncia la
palabra deseo, dentro del cerebro de Patricia se inocula algo tan tremendo como
que alguien cercano, de su entorno, quiere verla muerta, “pero ella se olvida hasta que sufre una serie de pequeños accidentes
que le obligan a reflexionar. Entonces buscará de nuevo a Viviana, que le proporcionará
un poco de magia para afrontar las circunstancias”. Sí porque la magia
desempeña un papel importante en el desarrollo de la historia. “Esta novela la he escrito como un cuento en
el que puede aparecer un hada. En sus pensamientos, Patricia descubrirá que está sola y ¿a quién recurrimos
nosotros cuando nos sentimos solos? A la religión. Lo que ocurre es que en la
religión delegamos en los dioses o en los santos, mientras que si se trata de
magia nosotros mismos asumimos el protagonismo. La magia es la religión pagana
que nos ayuda a transformar nuestra vida”. Patricia se encontrará inmersa
en un proceso de desenmascaramiento, no solo de quien le quiere ver muerta sino
también de su propia vida y llega a la conclusión de que “cuando alguien ama a otra persona le está ofreciendo la oportunidad de
que la colonice hasta tal punto que piensa más en ella que en sí misma, es un
proceso de vampirización del que ya he tratado en otras novelas mías. A
cualquiera lo pueden vampirizar desde todas partes, desde los amigos, desde la
familia, desde la sociedad o desde el poder porque no hemos sido capaces de
tomar las riendas de nuestra propia vida. Con las armas que le proporciona Viviana,
Patricia tratará de alcanzar la independencia sentimental”.
En el turno de preguntas y con relación al
monto económico del Premio Planeta, Ángeles Caso manifestó que “para un escritor, un pintor, un músico o un cineasta, los recursos
económicos significan la posibilidad de crear con absoluta libertad, de no
verse inmerso en situaciones que te condicionen, en hacer que cada libro sea
una apuesta más arriesgada que el anterior”. Sin desdeñar en ningún caso la difusión que se
obtiene a través de la promoción: “He
escrito novelas infantiles que no se conocen por falta de difusión. Yo no
escribo para mi vanidad ni para mi satisfacción, es un trabajo, un oficio con
el que aspiras a conectar con muchas personas. Y el Premio Planeta te permite
hacerlo”. Para Clara Sánchez el
importe del premio “no lo desprecio en
absoluto, porque me da mucha libertad para seguir escribiendo y dar rienda
suelta a mi creatividad literaria, que es lo que más me apetece hacer ahora. Si
el premio hubiera llegado antes, por ejemplo después de publicar la primera
novela, me hubiese sentido presionada para escribir la segunda, pero he tenido
la suerte de que me ha venido en el momento justo. Yo escribo para no sentirme
un bicho raro, para no sentirme sola porque a través de la escritura estoy
compartiendo sentimientos con los lectores y cuantos más lectores tenga más
posibilidades hay de que mis ideas calen en ellos”. Con respecto a la
sensación que tuvo en el momento de ser proclamada vencedora, Clara Sánchez
manifestó que “se podría escribir una
novela sobre ese instante. Es un momento en el que todos los de la mesa que
están contigo se alegran y se ponen a brindar, mientras que tú no tienes tiempo
para nada, porque te levantas, subes al escenario, con cuidado de no caerte, y
has de preparar rápidamente unas palabras para decir algo mínimamente
coherente, algo tuyo, auténtico”.
Sobre la chispa inicial que prendió la
escritura de sus respectivas novelas, Ángeles González-Sinde dijo que no podía
precisar exactamente cuál había sido ese momento. “En otras ocasiones lo he tenido claro, pero en esta novela no hay un
día concreto en el que vi o escuché algo que me hizo pensar y me movió a
escribir. Siempre tuve la idea de un hombre que en algún momento echó la vista
atrás y comenzó a formularse preguntas y a sentirse incómodo. Creo que han sido
una serie de pequeños hechos que se han ido sumando. Este personaje de Vicente
me intrigaba, quizá porque en alguna ocasión yo me he sentido como él”. En
el caso de Clara Sánchez, el momento inicial, además de la fotografía de la
modelo en la revista de moda, “pudo
provenir del recuerdo de una mujer, una antigua jefa mía, que cuando la veía
por los pasillos, dura y elegante, me intimidaba mucho. Ahora que ha pasado el
tiempo, la comprendo mejor y entiendo que se comportase de aquel modo, ya que
su vida profesional no debía resultarla fácil en un mundo laboral en el que
estaba rodeada de hombres”.
Para concluir, ambas escritoras manifestaron
que sus protagonistas, Vicente y Patricia, “si
hubieran llegado a conocerse, no se habrían enrollado porque son muy diferentes,
simplemente habrían sido buenos amigos y hubieran intercambiado mutuas
experiencias”.
SOBRE CLARA
SÁNCHEZ
Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) pasó su infancia en Valencia y acabó
estableciéndose en Madrid. Tras desempeñar otros trabajos, enseñó durante
muchos años en la universidad y participó regularmente en el programa de TVE ‘Qué grande es el
cine’, así como en distintos medios. En 1989 publicó la novela ‘Piedras preciosa’s,
a la que siguieron ‘No es distinta la noche’ (1990), ‘El palacio varado’
(1993), ‘Desde
el mirador’ (1996), ‘El misterio de todos los días’ (1999), ‘Últimas noticias del
paraíso’ (Premio Alfaguara de Novela 2000), ‘Un millón de luces’
(2004), ‘Presentimientos’
(2008), ‘Lo que
esconde tu nombre’, que obtuvo en 2010 el Premio Nadal de Novela y
la lanzó con gran éxito al mercado internacional, y ‘Entra en mi vida’
(2012). Ha sido galardonada con el Premio Germán Sánchez Ruipérez al mejor
artículo sobre Lectura publicado en 2006. Su obra, traducida a quince idiomas
la ha convertido en una de las autoras españolas más reconocidas, con ventas
superiores al millón de ejemplares.
SOBRE ÁNGELES
GONZÁLEZ-SINDE
Ángeles González-Sinde (Madrid, 1965). Lleva dedicándose a la escritura desde
1991. Ha escrito más de quince largometrajes y muchas horas de ficción
televisiva. También ha escrito obras de teatro y publicado cuatro novelas
infantiles. Estudió Filología Clásica en la Universidad Complutense, aprendió
escritura cinematográfica en distintas universidades españolas y culminó su
formación cinematográfica en el American Film Institute de Los Ángeles con una
beca Fullbright. Antes de dedicarse profesionalmente al cine, González-Sinde trabajó
como traductora, promotora de conciertos, redactora de prensa femenina,
profesora en escuelas de cine y en una editorial literaria. Ha sido presidenta
de la Asociación de Guionistas, ALMA, miembro de la junta directiva de DAMA,
entidad de gestión de autores audiovisuales, presidenta de la Academia de las
Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y Ministra de Cultura del
Gobierno de España del 2009 al 2011.