Carla, habladora compulsiva,
exageradamente emocional y expresiva, piensa que lo peor que le ha podido suceder es quedarse sin voz durante seis semanas, jutos cuando atraviesa una crisis personal y profesional que ha puesto su vida patas arriba. Obligada a permanecer callada, pero incapaz de quedarse sin decir nada, tan impulsiva e irónica como siempre, a través del whatsapp,
la pizarra y el correo electrónico, Carla aprende a comunicarse con el mundo
como nunca antes lo había hecho y escuchará, por fin, cosas que jamás había
oído por mucho que se las hubieran dicho. Bajo estos parámetros, Raquel Martos
acaba de presentar su nueva novela ‘No pasa nada y si pasa se le saluda’,
editada por Espasa. Con la escritora madrileña conversé durante unos minutos en
un restaurante de la capital del Turia, ciudad a la que acudió para presentar
su nueva obra.
Raquel eres guionista, presentadora de televisión y también escritora,
¿te queda tiempo para dormir?
Sí, me queda tiempo para dormir
aunque poco. Pero duermo muy bien, profundamente.
¿Se escribe con la misma presión los guiones de los programas
televisivos que una novela?
Es distinto. Los guiones que yo preparo son para programas que se
emiten diariamente y conllevan una presión determinada. Con la novela trabajo
de otro modo porque si un capítulo no está para hoy estará para el día
siguiente. En las novelas soy más dueña de lo que hago porque los guiones están
sujetos al tema que se decida para cada programa.
Además de que a Carla le gusta el fútbol, ¿qué tiene de especial esta
novela para que la presentase en Madrid Michel Robinson?
Tiene de especial que Michael es
mi pareja de baile en la radio. Desde el primer momento nos hemos entendido muy
bien porque tenemos un punto de vista muy parecido sobre los asuntos importantes
de la vida. También en el fútbol, del que discutimos cuando él se mete con el
Real Madrid, que es mi equipo. Michael leyó muy bien mi primera novela y pensé
que una persona que me entendía tan bien era el perfecto presentador para el
libro.
‘No pasa nada y si pasa, se le saluda’, en vez de leerse parece que se
bebe.
Eso mismo me dijo la directora de
la editorial, que se bebía como un vaso de agua. Probablemente tiene mucho que
ver con los guiones que escribo que tienen mucho ritmo. Yo no soy muy amante de
las descripciones porque todavía no estoy preparada para ello, compito mejor
con la comunicación directa. Carla es una urbanita que vive en el siglo XXI y
que ha de hablar de un modo determinado y me chocaba mucho emplear con ella una
escritura farragosa y muy cargada de adjetivos.
La novela está narrada en primera persona, con mucha reflexión,
¿estamos ante un monólogo vestido de novela o una novela vestida de monólogo?
Creo que es una novela que tiene
mucho de monólogo interior. La novela era un proyecto de diario de bloguera que
se convirtió en novela sin saberlo su autora. En principio iba a hacer otra
cosa, pero me gustó mucho la percha del silencio para dar un marco a todos los
monólogos que yo escribía en el blog llevándomelos al terreno emocional. Lo que
ocurrió es que al final Carla creció tanto que se alzó con el protagonismo de
la historia.
Adentrándonos en el argumento, ¿el asunto de la intervención quirúrgica
en las cuerdas vocales es un pretexto para construir un retrato de la vida?
Sí, en el fondo esta novela es
una reflexión sobre el silencio. Tengo eso en común con Carla ya que a mí me
operaron de las cuerdas vocales dos veces y permanecí sin hablar unas semanas.
Me pareció un buen pretexto para escribir sobre el silencio, un tiempo de
reflexión para escucharme a mí misma y de aprendizaje para escuchar a los
demás. Creo que vivimos un tiempo de mucho ruido y pocas nueces. Se dicen
muchas cosas pero no las que tenemos que decir y eso nos pasa a todos.
Según leemos en el libro, el silencio produce estrés en los
presentadores radiofónicos, ¿cómo es eso?
Sí, produce estrés porque los
profesionales de la radio, técnicos, directores de antena y locutores tenemos
pánico a los silencios. Cuando hay silencio es que se ha producido un fallo
técnico o se ha estropeado el micrófono. Nosotros jugamos con la voz, no es
como en la televisión que se pueden tapar esos momentos difíciles con imágenes
o gestos. Hace años, en Estados Unidos se llevó a cabo una prueba y todas las
emisoras dejaron de emitir durante un minuto. La gente se bajaba de los coches
porque no funcionaba ninguna emisora y esta situación provocó pánico. En España
también se llevó a cabo una prueba similar y tuvo el mismo efecto.
Como lector, pensaba que problema del estrés venía motivado por el
hecho de que Carla tiene miedo de que, mientras está de baja, una compañera le
levante el puesto de trabajo.
También hay algo de eso, Carla vive
una situación de inseguridad total porque aparece una compañera que le puede
quitar el sitio mientras está de baja. En realidad Carla nunca tuvo un espacio
definido en su trabajo, se siente poco valorada, tiene miedo a un ere y todo
eso solo esconde una gran inseguridad, una insatisfacción consigo misma.
De nuevo Internet se cuela en la literatura. En la novela utilizas
bocadillos propios del cómic para narrar conversaciones vía whatsapp, ¿cómo se te ocurrió este
detalle?
Me parecía que le daba un plus de
originalidad a la novela, que hacía muy reconocible este medio de comunicación
para todos los que lo utilizan. Por otro lado me gusta mucho innovar y con los
bocadillos incorporaba un elemento distinto y divertido a la lectura, es otra
estética.
Seguimos con Internet, hay escritores que piden ideas a sus seguidores,
¿eres partidaria también tú de este sistema?
Me parece fenomenal que la gente
coja ideas de internet, pero yo soy muy egoísta en la creación literaria y me gusta
contar mis historias sin interferencias. A lo mejor hago mal pero soy muy
celosa de la producción individual. Sin embargo, gracias a Internet, el autor
recibe el feedback de sus lectores y
puede conocer su opinión de modo inmediato. Todo lo que recibo de los lectores
me encanta, sus opiniones me interesan mucho.
Bueno, esa información, ese feedback
no sería más que la versión actual de la tradicional comunicación epistolar
lector-autor, ¿no?
Claro, pero antes no tenías la
oportunidad de hablar con tu autor favorito si estaba lejos o en otro país, ahora
escribir es como lanzar un mensaje en una botella. Es impresionante porque no
sabes a quien va a llegar ni cómo lo va a interpretar. Gracias a la red todo
esto es mucho más sencillo.
Avanzamos, además de la intervención quirúrgica, ¿qué tiene Carla de ti?
Tenemos en común ese accidente
con la voz, que trabajamos en el mismo medio y algún otro rasgo de su carácter. Pero también tiene cosas de gente
que conozco. Estoy muy de acuerdo con la escritora Marta Rivera de la Cruz
cuando afirma que los personajes se construyen con trocitos de varias personas.
Para mis amigos es también un homenaje encubierto, porque muchas frases que
aparecen en el texto les pertenecen.
¿Los hombres no salen muy bien parados en la obra o me lo parece a mí?
Creo que Juan es maravilloso, al
menos las lectoras femeninas hasta ahora quieren tener un Juan en su vida. Creo
que con todas sus imperfecciones resulta un tipo fenomenal, buen amigo, vital,
libre, sale bien dibujado. También el hermano de Carla, un hombre fiel a lo que
ama, es coherente hasta el final. Roberto es el único que resulta mal parado,
es el personaje tóxico, en este caso es un hombre pero también hay mujeres así.
La madre de Carla es otro buen punto de reflexión.
Creo que es muy habitual para la
mayoría de mujeres de esa edad. Cuando te dicen que discutirás mucho con tu
madre no te lo crees pero esa relación de “te necesito pero no te soporte” es
bidireccional , reconocible y muy común.
La última, ¿habrá tercera novela?
Habrá tercera novela, de hecho ya
la he empezado y aunque no se publique la habrá. En realidad, la que estoy escribiendo
era mi segunda novela, pero se adelantó Carla y el texto se quedó guardado en
una carpeta.
SOBRE RAQUEL MARTOS
Raquel Martos, natural de Madrid, es periodista, guionista, creativa y
escritora. Ha desarrollado su carrera profesional fundamentalmente en la
radio y desde hace unos años es una de las principales colaboradoras de El
Hormiguero, programa dirigido por Pablo Motos en Antena 3. Actualmente, además,
ejerce como presentadora en un programa de la televisión extremeña. Ha
participado en los libros ‘No somos nadie‘
y ‘No somos nadie 2’, y junto con
Laura Llopis escribió ‘La chica que se quería quemar
a lo bonzo’. ‘Los besos no se gastan’ fue su primera novela, que ha sido editada en Italia con enorme éxito. Acaba
de publicar su segunda novela, ‘No pasa nada y si pasa, se le saluda’