El pasado domingo 23-f, quizá menos 23-f que
nunca, Jordi Évole arrasó en el panel televisivo llevándose a su cuota de
pantalla 5,2 millones de espectadores, casi un 24 por ciento de la audiencia
total del pentágono peninsular. No es que no esté mal sino al contrario, está
muy bien. Hasta ahí, chapeau. Éxito completo.
Objetivo cumplido. Los chicos de la productora El Terrat pueden sentirse
satisfechos de su excelente trabajo. Sin embargo, no todo son números fríos de
los que enorgullecerse lisa y llanamente.
Desde hace un tiempo, Jordi Évole, por sus atrevidos
planteamientos periodísticos, se ha convertido en algo así como el cronista de
la cara b de la realidad. En sus programas trata de explicar con lenguaje llano
e imágenes elocuentes lo que no se
entiende en este país, lo que no vemos, lo que nos ocultan o lo que disimulan
bajo el disfraz del eufemismo. Es la parte del iceberg que queda sumergida en
el océano. ‘Salvados’ ha tenido programas memorables, como el que dedicaron a
la energía y a la interpretación de los recibos de la luz, ya saben: eso del
consumo, de los peajes, de los tramos, del IVA y otras zarandajas; o el que
rodaron sobre el accidente del metro en Valencia en apoyo de los familiares de
las víctimas. Precisamente por ello, Jordi Évole no es que se haya convertido
en Robín de los Bosques pero sí que ha asumido, sin duda de modo involuntario,
la portavocía de los que no tienen voz o no se atreven a expresar sus
pensamientos en público. Desde luego no es algo que él haya buscado, pero de un
modo tácito sí que lo ha asumido.
En ese sentido, ‘Operación Palace’ puede
pasarle factura a ‘Salvados’. Hoy mismo, Évole ha explicado en un video de un
par de minutos de duración, colgado en facebook, que ellos diseñaron un
programa de ficción en cuyo final, como así ha sido, aclaraban que todo era un
montaje, una mentira, cosa que otros programas no hacen dándonos gato por libre.
Y que, además, su objetivo era conseguir que el ciudadano, el espectador,
reaccione y aprenda a filtrar la información que le suministran los medios de
comunicación. Ardua tarea esta, a mi entender.
Desde ese mismo punto de vista, el de la
filtración, digo, y siendo desconfiados, ¿quién nos puede asegurar que ‘Salvados’
siempre nos ha contado la verdad, toda la verdad y nada más de la verdad? ¿Quién
nos puede dar fe absoluta de que los expertos que han aparecido en sus
programas son auténticos expertos? Eso sin olvidar que el montaje de ‘Operación
Palace’ da pie a otras falacias que solo siembran la inseguridad en el
televidente. Sin ir más lejos, esta misma tarde de lunes, 24 de febrero, una
tertulia de la Sexta ha hecho aparecer la voz en off de Jordi Évole en escena
para ser entrevistado. ¿Cómo no va a
hablar Jordi para su propia cadena?, ha explicado el presentador con toda
naturalidad. Después de tres o cuatro “revelaciones de grueso calado” y en
medio de risas y chirigotas nos han aclarado que se trataba de una llamada
falsa, que aquella voz no correspondía a Jordi Évole, que era la de un actor y
que todo lo que habíamos escuchado era falso. Otro montaje, vamos.
‘Salvados’ nos ha sembrado la duda como
espectadores y no sé si a muchas de las personas que han puesto en el programa
toda su buena fe y se sienten representadas por él, les habrá gustado la
peripecia juguetona de ‘Operación Palace’. De los políticos que han participado
en el “experimento” es mejor no hablar porque han quedado retratados, muy bien retratados
como excelentes actores que es lo que han demostrado ser a la luz de focos,
cámaras y maquillaje. La pregunta que queda en el aire es la siguiente:
¿cuántas veces habrán actuado con tanta naturalidad desde sus escaños en el
Congreso, en sus parlamentos autonómicos o en sus sillones de ediles
municipales? Ni idea, pero seguro que más de una. Si alguno de ellos hablase,
tendríamos más de un programa de ‘Salvados’ cubierto.