En la España del Siglo de Oro, codicia, corrupción, estafa y
asesinato han invadido un reino gobernado por tres viudos y un fraile. Entre
tanto hombre sin amor, apenas queda sitio para un hombre honrado. Una doble
boda real y un azaroso viaje sirven de telón de fondo para esta aventura de caballeros
despachados, damas enamoradas, aunque no bobas, y metales preciosos que unos y
otras desean sobre todas las cosas. Con estos argumentos teje Alfonso
Mateo-Sagasta su nueva novela, ‘El reino de los hombres sin amor’, editada por
Grijalbo, tercera entrega protagonizada por Isidoro de Montemayor, sobre la
cual conversamos durante unos minutos en Lotelito de Valencia, acompañados por
el aroma del café de la primera hora de la tarde y por el rumor discontinuo de
una música anónima como fondo.
Alfonso, fuiste
arqueólogo y ahora escribes ficción, ¿en
qué territorio te sientes más cómodo?
Claramente en este, pero cuando era arqueólogo también
escribía ficción porque la Historia tiene mucho de eso. Escribir Historia consiste
en seleccionar e interpretar el material del que disponemos y también en
rellenar lagunas, porque la Historia ha de explicar coherentemente el pasado y
para ello se requiere mucha imaginación. Todo es acción-reacción y por eso cada
generación revisa y ajusta la Historia a su gusto. En la ficción interpreto los
datos como quiero, sin obligación de justificar mis motivos, y voy rompiendo y
saltando la línea que separa ambos territorios. Pero esto no es nuevo ya que el
primero que lo hizo fue el propio Cervantes.