Afortunadamente, el escritor Carlos Zanón se
ha convertido en un habitual de Valencia Negra. Acudió a este festival en su
primera edición, la de 2013, donde fue galardonado con el Premio Valencia Negra
por su obra ‘No llames a casa’. Un año después, en 2014, ha regresado para
participar en coloquios y debates y
hablar de sus novelas, tan negras, tan grises, como las de los demás colegas.
Dentro de la jornada de clausura, celebrada en la mañana del domingo en la
librería Cosecha Roja, el escritor catalán, cazadora oscura, camiseta azul con
letras amarillas, se dejó secuestrar durante unos minutos, no a punta de pistola
sino de grabadora, y respondió a unas cuantas preguntas, rápidas como su narrativa,
sobre cuestiones del género negro y de su última entrega, ‘Yo fui Johnny
Thunders’, la historia de Francis, o Mr. Frankie, un músico rockero que decide
regresar a su barrio, el lugar donde vivió sus primeras experiencias, tras
dejar atrás la miseria y la drogadicción. Pero sus viejas calles son meras
ruinas, por las que aún deambulan su padre, su media hermana, su primera novia
y algún que otro amigo.
Escribo novelas, no sé si negras o no - aunque
supongo que sí lo son - y poesía, que tiene mucha relación con mi prosa. Bueno,
supongo que hay una parte violenta, una parte oscura que queda reflejada en las
novelas que hago.
¿Es el mismo
Carlos Zanón quien escribe poesía, prosa o crítica literaria?
Sí, cuando escribo en cada uno de esos
registros soy la misma persona. De hecho hay capítulos de mis novelas que podrían
ser poemas y viceversa. Me interesa la intuición y la pasión y esas cualidades
las plasmo en todos estos géneros, incluida también la crítica literaria.
¿Las novelas
negras son retratos de la sociedad que nos ha tocado vivir?
No, no creo que los escritores seamos
fotógrafos o periodistas de la realidad. La novela negra es algo parecido a la
novela costumbrista de hoy en día. Creo que nuestros libros son todos
autobiográficos, en ellos hablamos de nuestros fantasmas y de nuestras
obsesiones y los ubicamos aquí y ahora porque, para que una novela negra sea
buena, ha de ser muy personal y contener aspectos de los que otras carecen.
¿Los historiadores
del futuro podrían utilizar las novelas negras para conocer la cara b de
nuestra sociedad?
Eso es así de la misma manera que al leer
‘Fortunata y Jacinta’ descubrimos cómo vivían los madrileños de aquella época,
pero el aspecto de la cara b no lo tengo tan claro. Los novelistas escribimos
ficción y no sé si lo que inventamos es un reflejo exacto en la realidad. Si fuésemos
a hacer caso a todas las novelas negras que se publican, cada semana mataríamos
a trescientas personas y en una ciudad como Barcelona, por ejemplo, se producen
cuatro asesinatos al año. Creo que existe mucha paranoia y conspiranoia entre
los escritores.
¿A lo mejor
gracias a que escribís novelas negras, hay menos asesinos sueltos?
Pienso que los que escribimos novela negra y
los que la leemos no cometeríamos un asesinato. No creo que los asesinos
auténticos lean este tipo de literatura.
‘Yo fui Johnny
Thunders’, tu última novela, arranca en un concierto de rock y eso le imprime
un ritmo trepidante que se mantiene a lo largo de todo el texto. ¿Es tu
estrategia para atrapar al lector desde el comienzo o es tu sello personal?
De todo un poco, es mi manera de escribir.
Creo que al lector hay que cogerlo de las solapas y entusiasmarle para evitar
que nos abandone en ese camino que es la lectura. Esta novela la concebí como
si la escribiera dentro de una canción de rock’n’roll y tenía que ser nocturna,
apasionada, rápida y directa. Por eso también la construí con capítulos cortos
y diálogos vibrantes.
¿La novela está
basada en un hecho real?
La anécdota del primer capítulo si es real, ocurrió
y me la contaron en Valladolid. Yo quería hablar de la pérdida del deseo, de
que ya no vivimos las cosas igual como cuando teníamos catorce años. Por otro
lado, también me interesaba escribir una novela sobre la música. Por eso busqué
una historia de alguien que regresa a sus inicios, al país de las primeras
cosas, y pensé que elegir como protagonista a un tipo con cierta fama en el
mundillo musical y que volviese a su barrio de toda la vida podría ser bueno.
Sí, pero el
regreso de Francis, o Mr. Frankie, a su ayer resulta muy duro.
La nostalgia es lo peor del mundo y Francis
regresa para “hacer las cosas bien”, pero
se da cuenta que la gente que sigue en el barrio “haciendo las cosas
bien” y renunciando a sus sueños, no se encuentra en un punto demasiado alejado
del suyo y no está mejor que él. A veces, hacerlo todo como toca no significa
que vayan a funcionar.
Un panorama
ciertamente descorazonador, ¿no?
Sí, pero en el fondo subyace una parte vital
importante. La idea que sostengo sobre este asunto es vive como quieras y vive
en lo que creas, haz lo que quieras y como quieras. El mañana no existe.
En ‘Yo fui Johnny
Thunders’ y en otros títulos tuyos, echo en falta un elemento consustancial a
toda novela negra: la policía. Su presencia se limita a un par de cameos sin
relieve.
El mundo que reflejo es un mundo sin policías.
Escribo sobre personajes que viven como si estuvieran en el interior de una
olla a presión y ellos mismos se autorregulan, se autogestionan. Crecí en un
barrio en el que la policía no aparecía y los vecinos arreglaban sus problemas
entre ellos. No me interesa el trabajo policial, ni las pesquisas, ni lo que
hay en la cabeza de un agente. Me importa saber por qué la gente hace las cosas
como las hace, conocer los motivos de sus comportamientos.
¿Este mundo
marginal tiene sus propios códigos de conducta?
Sí, pero en el fondo se trata de la misma ley
que obedecíamos cuando éramos chavales. Tú nunca podías delatar a un amigo o
fallarle. Todos los grupos sociales de entonces, las familias o las pandillas,
creían en eso y desde ese punto de vista, mis personajes son un poco pandilleros
y respetan la lealtad de los tres mosqueteros.
En algunos
capítulos de la novela rompes el tiempo. En este sentido, ¿el lector debe poner
mucho de su parte para recomponer el puzle?
Espero que el lector no tenga que trabajar
mucho, pero creo que la novela ha de competir con otros medios como las series
de televisión y las películas. Lo vemos en The Wire o Los Soprano, que hacen
saltos temporales con frecuencia y el espectador los asume con naturalidad. Soy
de la opinión de que la novela ha de probar estructuras y, como autor, me gusta
arriesgarme.
En el telón de
fondo de ‘Yo fui Johnny Thunders’ está Barcelona, ¿la ciudad condal es la más
negra de España?
La verdad es que no lo sé. Barcelona es una
ciudad fronteriza, en la que nunca ha existido un poder político fuerte y eso
ha hecho que la gente se autorregule mucho. Ni la amo, ni la odio, me da igual.
Además es muy literaria. El mismo Cervantes ya la cita en ‘El Quijote’. Lo que
ocurre es que yo escribo novela de barrio y si viviera en Valencia o en Bilbao
no creo que mis libros fuesen muy distintos.
Hacemos esta
entrevista en el marco del festival Valencia Negra, ¿acudir a este tipo de
certámenes es bueno para los escritores del género negro?
Sí, sí, es esencial porque escribir es un
trabajo muy solitario y de esta manera contactas con los lectores. Tú metes un
mensaje en una botella y lo tiras al mar y si alguien te dice que se ha leído
tu novela se agradece mucho. Además, te juntas con los colegas, compartes
problemas y novelas y eso es muy enriquecedor.
¿Por qué los
editores promocionan tan poco a los escritores de novela negra?
En
realidad no sé si es una postura general, pero algunos editores tienen
miedo de apostar, de pillarse los dedos con los autores. Supongo que estamos
pagando una seria inflación de cierto divismo de autor y los que han comenzado
a pagarlo son los artesanos, que somos los escritores del género negro. Cuando
escribes una novela negra has de construir un instrumento que funcione bien, un
reloj que dé la hora y eso tiene mucho de artesano y poco de divismo. Si tú no
te crees un divo, nadie te va a considerar como tal e intuyo que nos movemos un
poco por ahí.
La última por hoy:
¿estás ya embarcado en un proyecto literario nuevo?
Aparqué una novela hace tiempo y es muy
probable que la retome y siga por ahí. Lo que no tengo tan claro es que vaya a
ser negra.
SOBRE CARLOS ZANÓN
Carlos Zanón (Barcelona 1966). Empezó su carrera literaria como poeta. Ha publicado diversos libros de poemas, entre los que destacan ‘El sabor de tu boca borracha’ y ‘En el parque de los osos’. En el año 2004, consiguió el Premio Valencia de Poesía con su libro ‘Algunas ganas de olvidar a Gengis Khan’. También ha escrito artículos de crítica literaria y musical y compuesto las letras de algunas canciones para el cantante Loquillo. Como autor de novela negra ha publicado ‘Tarde, mal y nunca’ (Premio Brigada 21, año 2009), ‘No llames a casa’ (Premio Valencia Negra 2013) y ‘Yo fui Johnny Thunders’.