Juan Díaz Canales
acudió a la capital del Turia el pasado viernes para participar en la II
Edición de Valencia Negra, unas jornadas dedicadas al género negro en su
diversas vertientes, entre ellas el cómic. Antes de comenzar el coloquio, junto
al dibujante Rafa Fontériz y el experto y crítico en cómics Álvaro Pons, que se
celebró en la librería especializada Gotham Cómics, en pleno corazón del barrio
de Russafa y con un café del tiempo de por medio, el artista madrileño conversó
conmigo durante unos minutos acerca de su aventura artística y, cómo no, de su
relación profesional con Juanjo Guarnido, el otro cincuenta por ciento del
galardonado ‘Blacksad’.
Juan,
con la perspectiva de los casi tres lustros transcurridos desde que
comenzasteis la publicación de ‘Blacksad’, ¿los resultados y el éxito han
superado vuestras expectativas?
Los resultados han
sobrepasado las expectativas de largo. En realidad ahora resulta difícil de
imaginar, ya que cuando empezamos nuestras intenciones eran sólo las de
publicar. Juanjo Guarnido y yo nos dedicábamos a otra cosa, en la que aún
trabajamos, como es la animación, y conseguimos publicar el primer álbum con el
añadido de que la serie se convirtió en un gran éxito que, desde luego, no
esperábamos.
La verdad es que no soy
capaz de fijar una fecha ni un momento concreto en el que comenzase todo. Nunca
me lo planteé así. Era una afición que tenía desde pequeño, como casi todos los
seres humanos que desean expresarse a través del dibujo y de las palabras, pero
yo tuve la fortuna de que a los dieciocho años estaba trabajando para un
estudio de animación, con lo que se mezcló afición con profesión. Yo era un
buen lector de tebeos y poco a poco di el salto y me convertí en la persona que
los dibujaba.
¿Tenías los tics propios del
aficionado del cómic? ¿Eras coleccionista también?
No, no he sido especialmente
coleccionista. Por mi edad, la época de las revistas como ‘Totem’, ‘Cimoc’ o
‘Zona 84’ me llegó un poco de refilón a través de mis hermanos, que las traían
a casa. También me ocurrió lo mismo con las publicaciones de la Editorial
Bruguera. Fui un lector muy ávido, que disfrutaba mucho más con la lectura que
con el hecho de poseer los ejemplares o completar una colección.
A
la hora de trabajar, ¿hay mucha similitud entre plantearse un álbum y una
película de animación?
La técnica de producir no
tiene nada que ver, pero el lenguaje sí. El lenguaje de la animación es el
mismo del cine y el cine y los tebeos tienen mucho en común, son primos
hermanos. Como escuela para mí ha supuesto una formación muy importante entre
otras cosas porque allí, en mi primer trabajo, conocí a Juanjo Guarnido.
El
vuestro no es el primer caso, pero ¿resulta cómodo trabajar con dos cerebros y
cuatro manos a la vez?
Bueno, en términos generales
no sé cómo se articulan otros tándems, pero en nuestro caso funcionamos perfectamente.
Entre nosotros, al margen de la relación profesional, siempre ha existido un
química especial, nos hemos llevado muy bien desde el principio y somos casi de
la familia. En nuestro trabajo no existe ninguna planificación previa, pero sí
mucha complicidad. De repente nos ponemos en marcha y todo fluye. Es cierto que
cuando lanzamos ‘Blacksad’, Juanjo vivía en París y yo en Madrid y esto, que
podría suponer una dificultad añadida, en realidad no lo ha supuesto. Simplemente
nos hemos limitado a continuar las rutinas que establecimos cuando trabajábamos
en la misma agencia.
¿En
tus guiones lo dejas todo muy atado o Juanjo Guarnido tiene margen para
maniobrar?
Esa es otra cosa que
heredamos de nuestros tiempos de la agencia: nuestra manera de trabajar. Sin
planteármelo, de modo natural, los guiones que yo escribo son de tipo
cinematográfico, secuenciados, como una obra de teatro. Aunque hago sugerencias
sobre el escenario o los encuadres, lo único definitivo son los diálogos. De
este modo Juanjo tiene mucha libertad para dibujar
Pasamos
a ocuparnos de ‘Blacksad’, ¿cómo surgió la idea de concebir un cómic de género negro
protagonizado por un gato y dentro de un entorno de animales?
Esto es algo parecido a lo
que me preguntabas antes sobre el comienzo de mi profesión. Tampoco recuerdo el
instante, ni si hubo alguna imagen que propiciara su gestación. Como creadores
siempre estamos manejando cosas nuevas, enredando, intentando imitar a otros,
algo que los autores, por puro pudor, no confesamos. En mi caso intento imitar
lo que me produce placer como consumidor cultural y ése es el origen de ‘Blacksad’.
A mí me gustaba mucho el cine y la novela negros y al plantearnos el trabajo
que íbamos a desarrollar, imagino que me fui de cabeza a lo que más me gustaba.
El hecho de que lo hiciésemos en un entorno animal supongo que tiene que ver
con que los dos procedemos del campo de la animación. A fin de cuentas, lo
único que hacemos es continuar la larga tradición existente entre los animales
y los tebeos.
A
los seres humanos algunos animales como los reptiles, los osos o los tigres nos
producen ciertas sensaciones de rechazo o de miedo, supongo que en ‘Blacksad’
aprovecháis también esta circunstancia, ¿no?
Sí, la identificación que
haces de una idea a través de la visualización de imágenes es la baza principal
del hecho de utilizar animales. Es algo viejo como el mundo, procede de las
fábulas. Precisamente, es lo que lo hace tan atractivo para el cómic, que es un
medio muy condensado. A diferencia de una novela, que admite un montón de
páginas, a nosotros que trabajamos para el mercado francés, el cómic nos obliga
a utilizar formatos de 48 o de 64 páginas y eso es complicado. Desde el punto
de vista narrativo, si cuentas con que vas a suministrar mucha información al
lector a través de las imágenes, utilizar animales se convierte en una
herramienta muy poderosa. A veces los utilizamos a favor de obra, por ejemplo,
el rechazo hacia los reptiles, o la figura del gato, que se supone que es ágil
e independiente como detective protagonista, o la del perro que asociamos a la
imagen del guardián y que se convierte en el policía ideal. Pero también en otros
momentos hacemos lo contrario y convertimos un caballo en un personaje
problemático.
En
el género negro, los diálogos, ácidos, cortantes, mentirosos a veces, son muy
importantes, ¿cómo os las apañáis para conseguir ese mismo efecto en los
bocadillos?
Aunque no lo parezca, porque
el resultado final se lee fácilmente, tiene mucho de depurar, de proceso de
destilación, de no perder de vista que no estás en una novela sino en un cómic
cuyas imágenes te apoyan. Es igual que el cine que también transmite matices a
través de la imagen sin recurrir a la palabra. La clave es la elipsis, la
colaboración del lector. En los diálogos hay que tener claro que hay que pulir
y quitar, dejando más a la sugerencia y a la imaginación del lector que a lo
obvio y a lo recitado, que abunda mucho más en la literatura.
El
encuadre de las viñetas de Juanjo Guarnido es tremendamente cinematográfico, y
no lo digo precisamente por el cine de animación, escoge unos ángulos muy
especiales.
Juanjo posee un gran talento
que a veces pasa demasiado desapercibido, porque la gente sólo se fija en lo
bien que dibuja. Es muy brillante. Para mí su gran mérito es que se trata de un
narrador gráfico fuera de serie, capaz de coger los mejores recursos del cine y
del cómic, sintetizándolos. Y lo consigue gracias a que posee una formación muy
sólida en preparación de escenas, que era en lo que trabajábamos los dos en
nuestro primer trabajo. Sabe mucho de composición y del encadenamiento de las
secuencias y domina la perspectiva y la composición creativa en función de lo
que va a narrar.
Para
el tipo de imágenes que desarrolla Guarnido en los álbumes, el formato francés
que utilizáis os viene al pelo, ¿no?
Sí y pensamos en este tamaño
desde el principio, porque nuestro primer objetivo era publicar en Francia,
como ya he dicho, y en el año 2000 había dos formatos estándar: el de Astérix,
para entendernos, y el de Bilal, que es el mismo de ‘Blacksad’. Luego apareció
la novela gráfica pero entonces no existía. Juanjo ya tenía muy clara la idea
de que iba a construir un universo gráfico propio y eso nos lo facilitaba este
formato. De hecho, si ves los álbumes en formato más pequeño, se resienten un
poco.
Por
aquello del género negro y de la época, años cincuenta, ¿os llegasteis a
plantear la posibilidad de crear la serie en blanco y negro?
Sí, de hecho el origen de ‘Blacksad’
fueron unas historietas cortas en blanco y negro, mal dibujadas, que hice yo y que
le enseñé a Juanjo. Mi idea era un universo de cómic negro del tipo de toda la
vida, al estilo de Tardi o del ‘Alack Sinner’ de Muñoz y Sampayo. Pero Juanjo
me dijo que podíamos unir fuerzas, que él se encargaría del dibujo y yo de los
guiones. De este modo fue como cambiamos el modelo de trabajo. A él, además, le
apetecía mucho un álbum en color, aunque fuese con una paleta de grises.
Para
unos creadores como vosotros, siempre inmersos en múltiples proyectos, ¿tener
una serie a la que acudir porque funciona bien como ‘Blacksad’, os resulta
cómodo?
Sí, te ofrece mucha
seguridad, pero siempre has de tener la cabeza fría, porque no sabes cuánto
tiempo va a durar, ni conoces hasta cuando contarás con el favor del público.
El cómic puede variar, hacerse más interactivo o simplemente que decaiga el
género en el que trabajas y pase al olvido hasta que llega alguien que lo
renueva. Significa tranquilidad, pero estando siempre alerta.
¿Os
habéis tenido que documentar mucho para crear el universo ‘Blacksad’?
Bastante. Primero porque,
desde el punto de vista de los dibujos, se trata de un grafismo muy realista y
hay que conocer bien los fondos y el vestuario de los personajes. Y segundo,
porque desde el punto de vista de la época, a pesar de que es un mundo de
animales que nos recuerda la América de los años cincuenta y que a veces nos
permitimos algunas licencias, sí que guardamos un notable rigor histórico que,
a medida que avanza la serie, se va incrementando.
¿Trabajáis
ya en un nuevo álbum?
Sí, pero muy despacio. La
novedad de nuestra próxima entrega es que sacaremos dos álbumes seguidos,
separados por muy poco tiempo. Será una misma historia dividida en parte uno y
parte dos, aunque nosotros las escribiremos seguramente de un tirón. Será una
historia un poco más larga.
Y
la última por hoy: ¿John Blacksad será feliz algún día?
No, seguro que no. [Risas]
‘Blacksad’ ha de ser siempre un gato negro y triste, lo contrario sería ir
contra su propio nombre. Si algún día es feliz, se acaba la serie.
SOBRE JUAN DIAZ CANALES
Desde temprana edad, Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) empezó a interesarse por los comics y por su creación. A los 18 años, ingresó en una agencia de animación. En 1996 junto con otros artistas fundó Tridente Animation. A partir de este momento trabajará con compañías europeas y estadounidenses, proporcionando argumentos y guiones para comics. También dirigirá y escribirá series y largometrajes dentro del terreno del cine de animación. En su primer trabajo conoció a Juanjo Guarnido, con quien se animó a crear la serie ‘Blacksad’, centrada en el género negro y protagonizada por animales con forma humana. Tras contactar con varias editoriales, firmaron con la francesa Dargaud y en noviembre de 2000 publicaron 'Algún lugar entre las sombras', el primer álbum. Desde entonces la lista de galardones consegidos es impresionante: año 2000: Premio al Mejor Primer Trabajo en el Lys-lez-Lannoy Festival 2 (2000); Premio especial en the Rœulx (Belgium) festival 2; Premio Némo at the Maisons-Laffitte festival 2 y Premio Descubrimiento en el Sierre International Comics Festival 3; año 2001: Best Artwork Award at Festival de Chambéry 4; año 2004: Best Artwork Award at Gran Premio Albert Uderzo 4; año 2003: Premio Especial del jurado del Sierre International Comics Festival 4; año 2004: Premio Audience Award y Premio Angoulème Best Artwork Awar ambos por el álbum 'Arctic-Nation'; Premio Virgin Prize al Best Album, también por 'Arctic-Nation'; año 2006, Premio Angoulême Best Series Award, por la serie 'Blacksad'; en 2013 gana, junto a Guarnido, el premio Eisner en la Comic Con de San Diego, categoría de Mejor edición norteamericana de Material Internacional, por su trabajo en el álbum 'Infierno silencioso'. En la obra de Juan Díaz Canales, además de la ya citada serie ‘Blacksad’, compuesta de momento por cinco álbumes ('Un lugar entre las sombras', 'Artic Nation', 'Alma roja', 'El infierno, el silencio' y 'Amarillo'), hay que citar 'Los Patricios' y 'Fraternity', esta última en colaboración con José Luis Munuera-Sedyas.