La cola para entrar llegaba hasta la calle Sueca. |
Con una cola que presagiaba un porvenir negro para los que la guardábamos, esta tarde dentro
de los actos programados por Valencia Negra le tocaba el turno al escritor griego Petros Markaris (Estambul, 1937), que en fechas pasadas hubo de suspender por problemas de vuelo una visita suya a la librería Cosecha Roja de la capital del Turia, en un encuentro organizado conjuntamente con Amnistía Internacional. A las 19.00 horas a la Sala Russafa ya estaba abarrotada y un buen puñado de aficionados se quedó en la calle, rumiando su mal humor, supongo, y esperando, como así sucedió en algún caso, que alguno de los que sí que habían entrado decidiera abandonar el acto sin excusa previa y ocupar su localidad. A mí los dioses me fueron propicios y me correspondió el córner izquierdo de la penúltima fila. Y bueno era, tal y como andaba el asunto de las butacas, claramente insuficiente su número para este evento.
Tras la presentación del acto a cargo de una representante de Amnistía Internacional y con traductor griego-castellano de por medio, Jordi Llobregat, director de Valencia Negra, comenzó su interrogatorio político-literario al escritor. Markaris, que pertenece a una minoría armenia y que por este motivo durante muchos años careció de nacionalidad propia por no estar reconocidos los armenios por el estado heleno, se refirió a la crisis manifestando que, cuando estalló, él tenía claro que no duraría solo dos años sino bastantes más. "Por eso decidí escribir una trilogía. Lo que ocurre es que la trilogía ya la acabé y la crisis sigue". A la pregunta de si de las crisis se salía fortalecido, respondió que "los grandes cambios históricos han surgido siempre partiendo de momentos difíciles, aunque quizá no era necesario sufrir tanto para aprender la lección. El ciudadano ha pagado un precio muy alto a cambio de las posibles mejoras que puedan venir después, si es que se producen". También apuntó al respecto que albergaba una duda: "¿Me gustaría saber cuánto han aprendido los políticos actuales de la crisis?", duda para la que carecía de respuesta.
Centrándose más en el tema literario, explicó que "existe una novela mediterránea negra" y que no hay duda de que ha continuado la línea trazada por dos grandes escritores: Leonardo Sciascia y Manuel Vázquez Montalbán. "Los escritores actuales sólo seguimos la senda que ellos marcaron". Dentro de las características de este tipo de novela policial, destacó primeramente "la política que se practicaba en sus países y el modo en el que influyó en estos escritores"; en segundo término hablo de la relación existente entre mafia y política y su influencia en la sociedad; en tercer lugar la calificó como literatura urbana, "en la que ciudades como Barcelona, Marsella o Atenas son un protagonista más de las novelas, dejando al margen su papel de mero escenario. Sin estas urbes no tiene sentido esta literatura". Como cuarta y última característica, se refirió a la cocina mediterránea "ya que a todos los protagonistas les interesa la comida. Las novelas escandinavas no hablan de cocina. Cuando en una novela nórdica leo que un detective se sacia con un sandwich y una cerveza, enseguida la dejo porque no aguanto ni más cervezas, ni más sándwiches".
Markaris habla varios idiomas: ladino, armenio, turco, francés, griego, italiano y alemán. "Mi cultura es una mezcla de todas esas lenguas. Soy un escritor griego que escribe con una cultura de otro lugar". Pero claro, sus seguidores saben que sus novelas no las escribe él, sino el comisario Kostas Jaritos. "Todas las mañanas me tomo un café con él y le pregunto qué va a hacer durante el día. Él me lo cuenta y yo lo escribo". Jaritos procede de una generación griega muy pobre, que sufrió la guerra: "El comisario sólo pudo escoger entre ser agricultor o policía", y que tomó conciencia de que no deseaba esa misma educación para sus descendientes, "se sacrifica la familia entera para que sus hijos estudien". La gente del sur es muy distinta de la del norte de Europa. "No sabemos qué va a ocurrir mañana con nosotros. Y eso, no saber el futuro, es muy bonito pero también muy peligroso. Así que, por si alguien lo pregunta, no conozco cuál será el destino de Jaritos, si se jubilará a los sesenta y cinco o a los setenta y cinco años, dependerá de la evolución de la crisis".
Para concluir, el escritor griego anunció que su trilogía va a convertirse en tetralogía, ya que está escribiendo un cuarto volumen. "El primero trató de los bancos; el segundo sobre la evasión fiscal en Grecia; el tercero sobre la responsabilidad de la generación que tomó el poder tras la dictadura militar; y este último, el cuarto, analiza la actitud de los ciudadanos griegos actuales y su comportamiento ante los acontecimientos que les ha tocado vivir. Con el que mejor me lo pasé escribiendo fue el primero, este último es el que más me está costando".
Tras el posterior turno de preguntas del público asistente y la ovación final dirigida a Markaris, el jurado de la I Edición del Premio Cosecha Roja de novela negra hizo público que el ganador del concurso era el escritor argentino Fabio Nahuel Lezcano, por su novela titulada 'Crímenes apropiados'.
Herme Cerezo