Andrés Pascual asegura que escribe acostado,
dibujando una complicada postura, completamente ergonómica, construida con
almohadones y cojines, más propia por su diseño de un millonario norteamericano
que de un escritor de a pie. No fuma, no bebe café ni té, se levanta, toma
leche con Nesquik y un plátano, regresa a la cama y comienza a escribir. En
plena canícula estival, con el Mundial de fútbol ya estrenado, presentó en
Valencia su nueva novela, ‘Edén’, editada por Plaza&Janés, en la que a Mika,
la protagonista, no le sonríe la suerte últimamente. En paro y sin perspectivas
de futuro en España, decide abandonarlo todo y buscar trabajo en Brasil, el
floreciente país de las nuevas oportunidades. Poco después de aterrizar en São
Paulo, un repentino apagón deja a oscuras a sus veinte millones de habitantes.
Al instante, siete potentes focos que forman una estrella sobre la azotea de un
rascacielos iluminan las favelas del extrarradio. Entre tanto, las redes
sociales se inundan con la fotografía de un cadáver sin identificar y el texto
“Día Primero”. Pero este arranque no es
más que una cadena de increíbles acontecimientos que convertirán a Mika en la
pieza fundamental de una trama de inabordables proporciones.
Escribo todos los días por la mañana, de siete
y media a once y veinte. Llevo una vida milimetrada hasta tal punto que la
rutina deja de ser un yugo para convertirse en una bendición cuando cumplo a
rajatabla mis horarios. Si uno hace tantas cosas como yo, ésta es la única
manera de avanzar sin dispersarte.
Sí, sin duda. No me las puedo dar de creador
bueno o malo, pero desde que puse el pie en esta tierra supe que necesitaba mostrar algo a los demás. También me va el
espectáculo, pero tengo claro que lo mío es expresarme a través de las
decepciones. De hecho, mi primera novela, ‘El guardián de la flor de loto’, la
escribí después de una frustración musical, de una decepción. Con aquel primer
manuscrito en la mano me sentí más realizado que con todas las canciones que
había compuesto hasta entonces.
¿Cómo surgió la idea
inicial para escribir ‘Edén’?
Me encontraba en Silicon Valley con una
expedición de empresarios navarros, viendo cómo funcionaba el mundo de la
innovación para adaptarlo de forma transversal a la literatura, visitamos IDEO,
que en mi libro es CREATIO, una empresa donde fabrican absolutamente de todo lo
imaginable, desde un móvil hasta una democracia para un país totalitario. Al
conocer aquello pensé que eran como dioses, porque podían crear cualquier cosa
y me pareció que podía ser una excelente
protagonista para una novela. De hecho, durante mucho tiempo, ‘Edén’ se llamó
CREATIO porque era lo que me la inspiraba.
Esta novela y
alguna anterior tuya han surgido después de efectuar viajes, ¿necesitas viajar
para escribir?
Necesito viajar para vivir. Creo que la vida
es un viaje constante, tanto hacia afuera como hacia dentro. El interior es el
viaje más apasionante de todos, porque nos sirve para descubrir lo que amamos
de verdad y entregarnos por completo sin esperar nada a cambio.
Mika, la
protagonista, es una licenciada en Publicidad, que marcha a Brasil en busca de
trabajo, ¿estamos volviendo a la tierra que colonizamos hace varios siglos?
Sin duda, al fin y al cabo la evolución de
las civilizaciones son ciclos y nosotros hemos cedido el testigo de la prosperidad.
Si muchos lectores se sienten identificados con ella no será porque esté en
paro, sino porque no sabe hasta cuándo permanecerá en esa situación. El viaje
es una oportunidad de lanzarse a una aventura cuyo desarrollo Mika ignora.
La acción la has
situado en Brasil, ¿no será por el Mundial de fútbol, verdad?
No te digo que no me alegro de la
coincidencia, porque la gente cuando convive con algo quiere saber más cosas de
ese algo y ahora convivimos con Brasil, algo que no es malo para la novela.
Brasil era el escenario ideal porque allí está la Amazonía deforestada, que es
el edén perdido, y las megaurbes que son el edén prometido y han degenerado en
las favelas, esos núcleos de miseria que las rodean. Brasil reúne todas las
maravillas y también todos los horrores del mundo, es perfecta para escribir
una novela que habla de cambiar una civilización que camina por senderos
equivocados.
¿Y por qué has escogido la estructura de
thriller para ‘Edén’?
‘El guardián de la flor de loto’ ya tenía
estructura de thriller, pero mis otras novelas no y me apetecía escribir un
thriller con ritmo de cine norteamericano, un bestseller puro, sin complejos, con vocación de llegar a todo el
mundo. Por otro lado, sentía el compromiso de volcar en la novela unas gotas de
inspiración social en búsqueda de la reinvención de este planeta loco. Creo que
en el día a día que vivimos, no siempre el ensayo es el género adecuado para
lanzar preguntas sobre cuestiones muy profundas que todos debemos formularnos.
En este sentido la ficción, tal vez, pueda llegar más lejos. ‘Edén’ es un
thriller que, más que proporcionar respuestas, persigue remover conciencias.
No, trato de establecer un compromiso serio
con el lector para que el libro sirva para algo más que de entretenimiento. He
escrito una novela con interrogantes del modo más comercial que he sabido
hacer.
El otro día un
escritor decía que la capacidad de un autor para influir sobre la sociedad es
muy pequeña.
El mundo lo cambian los lectores, no los
libros, pero entre persecuciones en moto, disparos y escenas de amor caben
dilemas extremos frente a los que tenemos que posicionarnos de una vez por todas
con posturas radicales. Y no me refiero a arrojarnos a las barricadas, sino a
establecer un código ético en el que no permitamos ni la más mínima fisura. Ha
llegado el momento de decir que este es mi credo y que pase lo que pase no voy
a permitir ni una ingerencia en mi burbuja. Precisamente por eso hice que Mika
fuese una karateca ya que el mismo hecho de practicar un arte marcial lleva
implícito un código de conducta.
‘Edén’ se inicia
con ritmo trepidante: una cacería humana. ¿Este episodio está basado en un
hecho real?
No me preguntes nunca si existen estas cosas
terroríficas, porque seguramente sí existen. Hay cacerías humanas reportadas en
distintos momentos, pero lo que sí está a la orden del día es la esclavitud a
niveles feudales que se establece entre las comunidades nativas y los
madereros, a cambio de cuatro sacos de arroz o de la construcción de una pista
de baloncesto. Este es un tema duro porque nos movemos por galerías de la
Tierra por las que se deslizan los seres humanos más infectos, tipos que
generalmente coinciden con gente de enormes posibilidades económicas para
hacerlo y evitar que trascienda.
Decía el director de cine Cecil B. de Mille
que una película había de comenzar con un terremoto y después ir a más. Y en
‘Edén’ ocurre eso. Ha sido complicado conseguir mantenerla a lo largo de
quinientas páginas, pero creo que esa crítica, la de la falta de intensidad, no
podrán hacérmela.
El colectivo Boa
Mistura desempeña un papel importante en ‘Edén’, ¿qué significa este colectivo para
la novela?
No sé si sabes que Pablo Purone, uno de sus
cuatro miembros, es mi primo carnal y este colectivo es una auténtica maravilla
tanto si hablamos de personas como si lo hacemos de personajes. El hecho de que
Mika sea amiga de Boa Mistura ya los dibuja, porque son el compromiso
social por excelencia y representan la
lucha por construir un mundo mejor a partir de la creatividad, escenificada con
brochazos de color en los agujeros más negros. Boa Mistura ha desarrollado su
labor pintora por todo el mundo y para mí ha sido un experimento creativo muy
bonito utilizar estos personajes reales y convertirlos en ficción.
Y ellos ¿cómo lo
han llevado?
Les gusta más cómo aparecen representados en
la novela que como son en realidad. Personalmente, estaba preocupado porque un
experimento como este, si sale bien, no ocurre nada, pero si sale mal les puede
hacer daño.
Absolutamente, sí y con esta afirmación no
destruyo para nada la lectura de la novela. Todavía creo en el ser humano,
tenemos que despertar, tomar conciencia y corregir nuestro rumbo.
Herme
Cerezo
SOBRE ANDRÉS PASCUAL
Andrés Pascual (Logroño, 1969) compatibiliza su profesión de abogado con la escritura. Es coordinador del Aula de Cultura de Vocento en La Rioja, imparte conferencias en distintos países y colabora en radio con una sección sobre viajes alrededor del mundo de los que ha sido protagonista. Amante de la música, ha formado parte de varias bandas de rock como cantante y pianista. En su faceta de escritor ha publicado ‘El guardián de la flor de loto’, ‘El compositor de tormentas’ (finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja) y ‘El haiku de las palabras perdidas’.