París, 1625. Una ciudad
turbulenta en cuyos recovecos bullen las conjuras y las implacables luchas por
el poder. En el palacio del Louvre, el joven rey Luis XIII vive atenazado por
funestos augurios: sobre él se cierne una amenaza que pone en peligro la
estabilidad del reino y la salvación de su propia alma. Dos amigos, Charles
Montargis, aprendiz de espía del poderoso cardenal de Richelieu, y Bernard de
Serres, modesto gentilhombre recién llegado de los Pirineos, se verán arrojados
por la fatalidad al corazón de una tenebrosa intriga que les hará descubrir los
secretos más oscuros de las altas esferas del reino. Con estos parámetros Tosca
Soto, dos escritoras madrileñas que han fusionado sus apellidos con fines literarios,
han construido ‘Corona de Damas’, editada por Grijalbo, su ópera prima. Con
ambas autoras, Susana y María, tuve la oportunidad de compartir unos minutos en
el restaurante Lotelito de Valencia para charlar de la novela.
Susana
y María o Tosca Soto, ¿cómo se lleva eso de escribir a cuatro manos y dos
cerebros? ¿Quién hace qué?
TS.- Se hace
gracias a Internet y con bastantes viajes en avión de por medio, ya que ella
(Susana) vive en Copenhague y yo (María) en Madrid. Desde el principio
establecimos un esquema general para la novela, con un inicio y un final.
Después comenzamos a reunirnos para desarrollar poco a poco lo que queríamos
contar hasta que tuvimos perfilados todos los detalles. A partir de ahí cada
una escribía tres capítulos distintos y después nos los intercambiábamos para
corregir lo que habíamos hecho y alcanzar una versión consensuada entre las
dos.
TS.- No, no se
nota. Cuando enviamos los originales a una agente literaria los firmó solo una
de nosotras, porque teníamos la reticencia de que al ver dos nombres pensase
que se trataba de un refrito y que no valía nada. Solo cuando le gustó, le
explicamos que éramos dos autoras. Desde el principio tuvimos claro que no se
podía notar el cambio de mano y por eso dejamos hablar mucho a los personajes. Había
que conocerlos profundamente para saber qué iba a decir cada uno. Además todos ellos
los hemos escrito entre las dos, alternándonos.
Para
escribir una novela tan voluminosa como ‘Corona de damas’ es indudable que
resulta indispensable una buena compenetración entre vosotras, ¿de qué os
conocíais?
TS.- Nos conocimos
en la facultad, estudiando Periodismo. Nos pasábamos las clases sentadas en la
última fila de bancos escribiendo historietas por pura diversión. Más adelante
surgió un momento en que las dos disponíamos de tiempo libre y decidimos
intentar esta aventura.
¿Cómo
surge la historia que da origen a la novela? ¿Cuál fue la primera idea?
TS.- Somos fans de
Alejandro Dumas y nos gustaban las novelas de capa y espada, de aventuras y
grandes pasiones, sin olvidar que esta época histórica es fascinante por sí
misma. Pero como es conocida solo a través del estereotipo establecido por
Dumas, decidimos explicar una versión más fidedigna, ya que se trata de un
momento histórico turbulento, a medio camino entre la caída del mundo feudal y
la llegada del estado moderno. Por otro lado, los protagonistas reales de
entonces son tan exagerados y barrocos que los podemos considerar auténticos
personajes de novela por sí mismos.
Esta
característica de los personajes y el hecho de ser reales, ¿os ha beneficiado o
perjudicado a la hora de escribir ‘Corona de damas’?
TS.- Todas las
cosas que sabemos que son ciertas las hemos mantenido iguales, pero hay
aspectos que la ciencia histórica no cuenta y nosotras aprovechamos esos huecos
para colarnos. Por ejemplo, el médico de Luis XIII llevaba un diario en el que
anotaba absolutamente todo lo que hacía el rey y eso nos obligaba a aceptarlo
como tal, porque era verídico. Sin embargo, el médico se puso enfermo y no
escribió el libro durante dos meses y precisamente ese es el periodo que
nosotras hemos aprovechado para construir la novela, teniendo presente que
hemos tratado con el mismo respeto a los personajes reales y a los ficticios.
La
novela arranca con un asesinato - con
esto no descubrimos nada que perjudique al lector -, ¿lo habéis hecho para
captar enseguida su atención?
TS.- Es cierto que
de alguna manera el inicio sí que supone un golpe de efecto, pero es que este
hecho en verdad era impactante para la época y también necesario para el
posterior desarrollo del texto. El asesinato de Enrique VIII fue tan misterioso
e importante entonces como en nuestro tiempo el de Kennedy. Y este hecho nos ha
llevado a preguntarnos qué es lo que ocurrió realmente. El lector que se
aventure a leer la novela descubrirá quién estaba detrás de esa muerte, algo
que los historiadores no han conseguido resolver.
Y
una vez captada la atención del lector, ¿cómo conseguís mantenerlo “cautivo” e
interesado durante 1000 páginas más?
TS.- Este tema,
tratándose de una novela tan larga, sí que nos preocupaba y desde el principio
tuvimos claro que no podía haber paja ni hilo argumental alguno que no
condujera a ningún sitio. Todo lo que ocurre en la novela tiene su sentido y
queda atado sin que haya nada superfluo.
‘Corona
de damas’ está narrada en tercera persona, ¿lo habéis hecho así porque lo
aconsejaba la historia o porque se adecuaba mejor a vuestra forma de trabajar?
TS.- Personalmente
(María) le tengo mucha manía a la primera persona, me parece un recurso fácil
para que el lector se identifique muy rápidamente con el autor. Para conocer
bien a los personajes es necesario tomar un poco más de distancia y eso es
difícil lograrlo con la primera. De todos modos nuestra tercera persona es muy
peculiar, porque cada capítulo se cuenta desde el punto de vista del personaje
que lo protagoniza.
¿Los
personajes dicen siempre la verdad o cuentan la versión que les interesa?
TS.- Muchos
personajes entran en conflicto entre ellos y cada uno cuenta su propia visión
del mundo. Tradicionalmente en este tipo de noveles siempre ha habido buenos
buenísimo y malos malísimos, pero en ‘Corona de damas’ hay matices y cada
personaje actúa en función de sus argumentos personales. El uso de la tercera
persona que comentaba antes nos permite escribir con mayor ambigüedad y
hacerlos más atractivos para el lector actual. Podemos compararlos con Toni
Soprano, el protagonista de la serie televisiva, que es malo pero comprendes
que actúe como lo hace porque tiene sus fundamentos para actuar así.
Ya
que tratamos de personajes, hablemos un poco del Cardenal Richelieu, ¿era tan pérfido
como creemos?
TS.- Tenemos la
imagen que el cine nos ha transmitido de él, pero nosotras en la novela no lo
pintamos así. Richelieu era ambicioso pero al mismo tiempo tenía un gran
sentido de estado. Históricamente fue un tipo muy interesante, al que le tocó
vivir un momento de cambio en el que la nobleza se resistía a ser organizada.
Además y en contra de lo que se cree, no dominaba al rey en absoluto y tuvo que
luchar mucho contra él para conseguir sus objetivos. Luis XIII fue un monarca
muy tímido pero con un carácter muy fuerte y no dejaba que nadie pisase su
autoridad. No le gustaba Richelieu, pero reconocía su capacidad de trabajo. De
todos modos, nuestra novela pilla a un cardenal muy joven, con su carrera
política recién comenzada.
En
‘Corona de damas’ queda bien claro que la superstición y los augurios, buenos o
malos, estaban presentes en la Francia del siglo XVII, ¿recurrían los reyes con
frecuencia a los servicios de astrólogos y adivinos?
TS.- Es verdad que fue
una época religiosa y supersticiosa a la vez. Igual iban a misa que asistían a
rituales, hacían horóscopos o visitaban brujos. Se guardaban de Dios y del
Diablo al mismo tiempo. Existían manuales para reconocer a las brujas y todos
esos detalles nos han venido muy bien para saber cómo pensaba aquella gente y
escribir la novela bajo el prisma del siglo XVII y no del XXI. El mismo
cardenal Richelieu, que llevaba colgado un amuleto, dejó escrito que el mundo
estaba lleno de cosas que se veían y cuyas causas se desconocían.
En
toda novela histórica hay un proceso de documentación. ¿El vuestro ha sido
fácil o laborioso?
TS.- Ha sido
bastante fácil, aunque hemos comentado entre nosotras que si la novela hubiera
estado ambientada en España nos habría costado mucho más. La Biblioteca
Nacional Francesa tiene digitalizado prácticamente todo y con referencias que
permiten localizaciones muy sencillas a través de Internet. Gracias a eso, por
ejemplo, hemos accedido a cartas manuscritas del propio Luis XIII a través de
las cuales hemos conocido cómo se expresaba y cómo se dirigía a los demás.
El
otro monarca que aparece en esta historia, Enrique IV, ¿realmente fue tan
importante como se le considera en Francia?
TS.- Al principio,
Enrique IV era protestante, pero llegó a cambiar de confesión religiosa seis
veces. Vivió la época de las guerras de religión y cambiaba según le convenía
para estabilizar el país. Los franceses lo idealizaron más después de su muerte
y ha quedado retratado como el instaurador de la dinastía borbónica. Como era
tolerante, campechano y generoso - decía que su objetivo era que cada francés
tuviera una gallina para meter en el
puchero todos los días -, ha perdurado un poco como el padre de Francia.
La
última por hoy: ¿continuará el proyecto Tosca Soto en común o seguiréis
procesos creativos individuales?
TS.- Todavía
estamos en el shock de la presentación y hemos disfrutado mucho escribiendo la
novela, que por otro lado está completamente cerrada y finiquitada, sin
posibilidad de segunda parte, aunque haya personajes que siguen vivos por la
corte. Sobre el futuro, es posible que sigamos trabajando juntas.
SOBRE TOSCA SOTO
TOSCA SOTO es el nombre con el que firman dos autoras, Susana Tosca y María Soto, nacidas en Madrid en 1973. Se conocieron en las aulas de la facultad de Periodismo, donde descubrieron su común pasión por las grandes historias de aventuras, y desde entonces han estado novelando juntas. Susana Tosca es doctorada en Literatura Digital y profesora de la IT University de Copenhague, donde reside habitualmente. María Soto ha realizado estudios de posgrado en Historia Moderna y ha trabajado como periodista y traductora literaria.