El pasado sábado el suplemento cultural de El País, 'Babelia', trazaba una semblanza del escritor, poeta y filólogo, Luis Alberto de Cuenca. En ella, este infatigable madrileño, al que siempre le han gustado los tebeos, decía que "El cómic es un arte maduro; lo que los intelectuales llaman ahora novela gráfica, para los aficionados de siempre era un tebeo gordo". A mí me gustó esa definición y por eso la traigo aquí. Un tebeo gordo. Pues, vaya que sí.
Blog de literatura, entrevistas, libros, cómics, balonmano, recuerdos y otras cosas.
«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)
lunes, 11 de agosto de 2014
sábado, 9 de agosto de 2014
'Testigo de cargo', el fruto del binomio Christie&Wilder.
Agosto es un buen mes para leer y para repasar películas. Cuando digo repasar me refiero a ver otra vez aquellos celuloides que nos gustaron en su tiempo y comprobar si años después resisten un nuevo visionado. Así que esta tarde, por sexta o séptima vez, me he comido de una tumbada en el sofá 'Testigo de cargo' la genial novela de Agatha Christie, adaptada no menos genialmente a la pantalla por Billy Wilder allá por el año 1957. Afortunadamente es en blanco y negro, y en gris, más afortunadamente aún. Así el humo de los cigarrillos y de los habanos sabe mejor. El reparto de actores es espectacular: Marlene Dietrich, Tyrone Power, Charles Laughton, Elsa Lanchester, John Williams, Henry Daniell y Francisc Compton (el impagable juez) entre otros. La película recibió seis nominaciones al óscar y contó con un presupuesto de 3.000.000 de dólares de los de entonces. Y una vez más se comprueba que buen texto y buen director forman buena pareja. Christie y Wilder riman perfectamente.
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