José María Merino es uno de
los principales culpables del actual buen estado de la narrativa breve en
España, no sólo por su vertiente de cuentista, sino también como investigador
del género del cuento. ‘La trama oculta’, que ahora publica Páginas de Espuma,
supone un paseo por las distintas modalidades cuentísticas y miradas creativas
del autor. Dividido en tres partes, los cuentos se agrupan en realistas,
fantásticos y microcuentos, estos últimos constituyen un brillante y trepidante
broche final. ‘La trama oculta’ compila en un solo volumen la estética y las
obsesiones de Merino, al tiempo que nos habla de las tramas ocultas que
esconden no sólo estos cuentos, sino también nuestras vidas. La suya, incluida.
José María, he leído por ahí que pasas mucho tiempo escribiendo, ¿qué es para ti escribir?
Escribir para mí es otra vida, es como llevar una doble existencia, lo digo sinceramente. Cuando estoy escribiendo un libro me sumerjo en otra realidad que no es la cotidiana. Tengo tan claro que soy feliz así que, si lo que llevo escrito se desvanece, no me importa, porque me lo he pasado tan bien mientras lo escribía que me compensa de sobra.
Escribir para mí es otra vida, es como llevar una doble existencia, lo digo sinceramente. Cuando estoy escribiendo un libro me sumerjo en otra realidad que no es la cotidiana. Tengo tan claro que soy feliz así que, si lo que llevo escrito se desvanece, no me importa, porque me lo he pasado tan bien mientras lo escribía que me compensa de sobra.
A
la hora de sentarte a hacerlo, ¿qué te importa más en los relatos: el cómo o el
qué?
Creo que no se pueden
disociar ambas cosas, independientemente de que al cómo le otorgues un énfasis
especial. El qué y el cómo son indispensables, están perfectamente
interrelacionados. Aunque no soy nada barroco y mi estilo es partidario de la
concisión, el cómo lo hago es importantísimo para explicar lo que cuento. Recuerdo
que, cuando era aficionado a la ciencia ficción, los lectores de este género
despreciaban a los autores que, además, se preocupaban por su escritura. El
ejemplo más claro estaba en Ray Bradbury, del que decían con desprecio que era “un tipo con pretensiones literarias”.
Has
escrito de todo: novelas, novelas cortas, poesía, ensayo… pero últimamente te
has decantado por los relatos, ¿qué te atrae particularmente de este género?
Quizá me interesa este
género porque fui oyente de cuentos cuando era niño y viví un ambiente en el
que el cuento funcionaba muy bien en la vida cotidiana, sin olvidar que fui un
precoz lector de cuentos. Me atrae por la concentración dramática que contiene,
es increíble lo mucho que se puede decir con pocas palabras y, aunque lo
alterno con la novela, le sigo siendo fiel.
¿Por
qué ese título de ‘La trama oculta’?
He procurado que, debajo de
lo que aparentemente se cuenta, exista una historia soterrada, algo que los
lectores pueden descubrir por sí mismos o pueden imaginar, es una forma de
establecer un juego con ellos.
¿‘La
trama oculta’ es un recorrido por tus recuerdos tamizados por la memoria o es una
especie de desnudo literario?
No, la ficción nunca es una
crónica. Se compone de memoria, pero no construye una memoria real. Es pura
invención. Los cuentos realistas de la primera parte del libro tienen mucho que
ver con atmósferas, con personas que conocí y recuerdo, pero en absoluto son
una memoria.
¿Te
importa más que lo que escribas resulte verosímil o que sea real?
Sin duda busco que sea verosímil.
La Literatura, si no es verosímil, no tiene ninguna gracia y, además, la
realidad no necesita serlo. Todo ello es independiente del género, novela o
cuento, que practiques.
¿De
dónde parten los chispazos que alientan tus relatos? ¿Tienes algún territorio
propicio para inspirarte?
Depende. Hay sitios
impensados de dónde surgen cosas. El cuento salta en cualquier lugar, donde
menos lo esperas. En mi primer libro de relatos, ‘Cuentos del reino secreto’,
quería rendir un homenaje a todos los paisajes de mi infancia y adolescencia y,
de pronto, comenzaron a emitir señales para que escribiera sobre ellos. Y lo
mismo me ocurrió en el Barrio del Refugio de Madrid, donde viví un tiempo. Por
eso digo que depende.
¿Es
una misma persona la que escribe cuentos y otra la que hace novela o ensayo o poesía
o todo forma parte de un universo literario propio, el tuyo?
Creo que sí que es la misma,
como también creo en eso del doble que decía antes. Por lo visto hay un José
María Merino por ahí suelto que está muy interesado en estos asuntos y yo
procuro poner todos mis conocimientos de sintaxis, prosodia y ortografía a su
servicio para que pueda expresarse. Y también es la misma persona quien lee,
porque yo fui lector mucho antes que escritor y ser escritor fue una forma de
entrar en mis lecturas.
¿Los
cuentos son un género especialmente indicado para la mesilla de noche, lectura
más o menos breve, pero diaria, como la pastilla de un tratamiento médico?
Creo que el problema del
cuento en España es que no tenemos buenos lectores de cuentos. Parece mentira
que comenzáramos a publicar relatos en el siglo XIII, el célebre ‘Calila e
Dimna’ y que, sin embargo, en este momento el cuento sea un género inexistente
para la inmensa mayoría de lectores. Mucha gente opina que es cosa de niños,
pero para mí es un género extraordinario, que te proporciona una intensidad que
la novela, por ejemplo, no te ofrece. Borges se atrevía a decir que el día que
desaparezca la novela seguirá existiendo el cuento y creo que tenía razón.
En
el libro comparas ‘La trama oculta’ con el arca de Noé. Noé creó el arca porque
sabía que llegaba el Diluvio, ¿cuál es el diluvio que te ha inducido a escribir estos cuentos?
En este caso, tal vez el diluvio sea mi mucha edad, mi mucha experiencia. Además ahroa tenemos diluvios por todas partes. Hay gente que dice que un libro es un objeto arcaico [coge el volumen y hace discurrir sus páginas, veloces, entre los dedos] y, sin embargo, a mí me parece modernísimo. Creo que la agricultura y el libro son los dos grandes inventos del género humano. Hay personajes públicos que se preguntan qué pasará con las bibliotecas dentro de treinta años. Si de verdad desaparecen o alguien hace que desaparezcan, no sé qué será de nosotros. ¿Te parece poco diluvio esto?
Dicen que uno tiene tres personalidades: la que ven los demás, la que uno ve de sí mismo y el que es realmente. ¿La división del libro en tres partes guarda alguna relación con esto?
En este caso, tal vez el diluvio sea mi mucha edad, mi mucha experiencia. Además ahroa tenemos diluvios por todas partes. Hay gente que dice que un libro es un objeto arcaico [coge el volumen y hace discurrir sus páginas, veloces, entre los dedos] y, sin embargo, a mí me parece modernísimo. Creo que la agricultura y el libro son los dos grandes inventos del género humano. Hay personajes públicos que se preguntan qué pasará con las bibliotecas dentro de treinta años. Si de verdad desaparecen o alguien hace que desaparezcan, no sé qué será de nosotros. ¿Te parece poco diluvio esto?
Dicen que uno tiene tres personalidades: la que ven los demás, la que uno ve de sí mismo y el que es realmente. ¿La división del libro en tres partes guarda alguna relación con esto?
[Risas]. No lo he pensado.
El ser humano inventa el lenguaje, el pensamiento simbólico en cierto modo, para
descubrir el mundo y protegerse de él. Freud, partiendo desde la literatura,
elaboró la teoría del alma, de nuestra psiquis y de nuestros comportamientos.
Está claro que todos tenemos no tres personalidades sino varias más, y que
también guardamos tramas ocultas, varias incluso.
Escribir
un microcuento es difícil. En la vida diaria utilizamos mucho los whatsApps, ¿estos mensajitos breves son
el futuro del microcuento?
Desde luego si alguien es
capaz de escribir un relato en whatsApp,
es para descubrirse, independientemente de que yo opine que el whatsApp está simplificando demasiado
nuestra forma de comunicación. En algunos centros escolares me han dicho que a
los niños les mandan escribir microrrelatos y yo me pregunto por qué, en lugar
de eso, no les hacen leer cuentos de escritores consagrados y que los resuman
para ver cómo escribían. Si existe algún autor de cuentos en whatsApp es porque, sin duda, también es
capaz de escribir un gran cuento.
Muchos
cuentos vienen precedidos de una introducción, cuya voz es la tuya, ¿esos
cuentos son autobiográficos?
Esa introducción tiene una
justificación exclusivamente práctica. Cuando empecé a pensar en esta arca de
Noé, me di cuenta de que eran cuentos muy diversos y me pregunté sobre cómo
organizarlos. Empecé a darle vueltas,
establecí la clasificación en realistas y fantásticos, y le añadí la parte de
los minicuentos. Pero también tenía claro que había que explicárselo todo al
lector para que pasase de un relato a otro sin sobresaltos. Entonces se me
ocurrió lo de la entradilla, que sería una voz que introdujera cada relato. Al
final resultó que esa voz me vino muy bien, porque me propició ocurrencias para
escribir cuentos de la primera parte.
Varios
cuentos, especialmente los minicuentos, esconden una sorpresa final o un giro inesperado,
esos finales no están demasiado bien vistos ahora, ¿no?
El cuento del siglo XIX llevaba
sorpresa final obligatoria; el del siglo XX ofrecía finales abiertos y ahora
creo que el cuento puede tener el final que le dé la gana. Sin embargo, el
minicuento ha vuelto al final sorpresa. Personalmente, creo que cada cuento
requiere un final determinado.
Además
de escritor, eres miembro de la Real Academia Española, ¿en qué consiste
exactamente tu cometido?
Principalmente, ahora nos
preocupamos mucho por el presupuesto. Nos reunimos los jueves y primero
trabajamos en comisión. Allí tratamos de repasar palabras del nuevo
diccionario. Hacemos sugerencias y el lexicógrafo toma nota de todo. Ésa es la
reunión más interesante porque, como digo, en los plenos sólo hablamos de
dinero, ya que nuestro presupuesto ha menguado notablemente.
La
última por hoy: ¿’La trama oculta’ tiene algo de legado?
Tal vez sí, porque es un
libro que me ha llegado a través de la edad y la experiencia y en el que he incluido
muchos géneros y elementos muy diversos como el humor, el erotismo, el relato
policíaco, el vampirismo… Todo eso puede
convivir en un libro y el cuento ofrece estas posibilidades. De todos modos, si
tiene algo de testamento, espero que no lo sea [ Risas].
Herme Cerezo
SOBRE JOSÉ MARÍA MERINO
José María Merino (A Coruña, 1941) se dio a conocer en 1976 con ‘Novela de Andrés Choz’, que obtuvo el Premio Novelas y Cuentos. Su novela ‘La orilla oscura’ fue galardonada con el Premio de la Crítica en 1986. Además, ha recibido el Premio Nacional de Literatura Juvenil (1993), el Premio Miguel Delibes de Narrativa (1996), el Premio NH para libros de relatos editados (2003), el Premio Ramón Gómez de la Serna de Narrativa (2004) y el Premio de Narrativa Gonzalo Torrente Ballester (2006). En el campo del cuento literario ha publicado ‘Historias de otro lugar’ (2010), donde se recogen sus libros de relatos hasta 2004, así como ‘Las Puertas de lo posible’ (2008) y ‘El libro de las horas contadas’ (2011). Su microficción se encuentra recogida en ‘La glorieta de los fugitivos’ (2007), Premio Salambó de Narrativa en castellano, y sus ensayos literarios están reunidos en el libro ‘Ficción continua’ (2004) y ‘Ficción perpetua’ (2014). Juan Jacinto Muñoz Rengel dirigió la edición de ‘La realidad quebradiza’, una antología de los cuentos del escritor coruñés. En 2013 recibió el Premio Nacional de Narrativa por ‘El río del Edén’. José María Merino, además, es miembro de la Real Academia Española, donde ocupa el sillón de la letra eme.