Por algún rincón de la
prensa digital he leído que la publicación de ‘Días de destrucción, días de
revuelta’, del binomio Chris Hedges (Vermont, EE.UU., 1956) y Joe Sacco (Malta,
1960), editado ahora en España por Planeta Cómic, no ha sentado muy bien en los
Estados Unidos. Algo completamente natural después de leer el libro. Escribo
libro, porque no sé muy bien si catalogarlo como cómic o como un producto fronterizo,
un mestizaje entre el reportaje periodístico y el cómic con formato de libro. Muchos
lo catalogan como novela gráfica, tal vez sea así. Yo no lo tengo tan claro. El
volumen del texto escrito por Hedges es notable e, indudablemente, lleva la voz
cantante en el relato.
Decía que es algo natural la
indigestión estadounidense porque la historia que cuenta este ‘Dias…’ es la
cara la B de la realidad norteamericana, las miserias, un retrato del
capitalismo más despiadado con la naturaleza y con el ser humano, siempre en
pos de conseguir el mayor beneficio posible, sin importar en absoluto los daños
que estas prácticas puedan producir y donde solo una palabra cuenta: más.
Desde el primer instante, Hedges
deja muy claro en la Introducción del volumen que tanto él como Sacco pretendían
dibujar un retrato sobre la vida en aquellas zonas estadounidenses en las que
las reglas del mercado campan a sus anchas, utilizando sus propios términos «allí
donde los seres humanos y el medio ambiente son usados, y luego desechados,
para maximizar las ganancias». Claro que este análisis les ha llevado un poco más
lejos de sus planteamientos iniciales, hasta el punto de que llegan a afirmar
que «el capitalismo corporativo va, literalmente,
a matarnos a todos, al igual que ha ya matado a los nativos norteamericanos, a
los afroamericanos atrapados en los guetos urbanos, a aquellos que hemos dejado
atrás en las cuencas mineras, y a quienes viven como siervos en los campos de
cultivo del país».
‘Días
de destrucción, días de revuelta’ está dividido en cinco partes: 1) Días de
pillaje. Pine Ridge. Dakota del Sur; 2) Días de asedio. Camden, Nueva Jersey;
3) Días de devastación. Welch, Virginia Occidental; 4) Días de esclavitud.
Immokalee, Florida; y 5) Días de revuelta. Plaza de la Libertad, Nueva York. Las
cuatro primeras se centran en describir zonas deprimidas, arrasadas, en las que
sus habitantes sobreviven como pueden, enganchados a las drogas, el alcohol y
la prostitución. Son existencias grises, patéticas, lastimeras pero ciertas. Es
el círculo vicioso: nadie de allí puede sobresalir y triunfar en la vida en
medio del ambiente que respira, solo puede escalar en la esfera social a través
del gansterismo y el tráfico de estupefacientes. Mención aparte merece el
sistemático exterminio a que ha sido sometido el pueblo indio, desarraigado de
su medio natural, introducido en reservas con pocas posibilidades de
subsistencia. Los falsos procesos de integración desarrollados para insertarlos
en escuelas y territorios blancos, no han conseguido más que acentuar la
marginación y la persecución de los indígenas, los primeros pobladores de
aquellas tierras, no hay que olvidarlo, y los pocos que han conseguido alcanzar
un cierto nivel cultural han regresado a sus tierras donde conectan más con sus
abuelos que con sus padres, en pos de una lucha reivindicativa de su cultura y
su historia olvidadas a la fuerza.
Estos
cuatro primeros apartados quedarían cojos sin la quinta parte del libro, en
ella Hedges y Sacco se centran en una respuesta firme por parte de los grupos
afectados por la devastación a la agresión capitalista. Lo avisa el propio
Hedges cuando habla de la revuelta a
escala nacional que tuvo su origen en Zuccotti Park, Nueva York, el 17 de
septiembre de 2011 y que luego se trasladó a otras ciudades del país: «Este
movimiento nos permitió finalizar con una mirada a la rebelión; una tan
concreta como la que le habíamos dedicado a la destrucción que condujo a ella.
También hizo posible que acabáramos nuestra labor con un hueco para la
esperanza». Zuccotti Park supuso un punto de inflexión en la historia de los
Estados Unidos. Miles de personas se congregaron para, entre otras cosas,
protestar porque solo el uno por ciento de los norteamericanos direcciona y
formula las políticas que ha de seguir el resto del país, así como contra la
corrupción gubernamental, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y
los privilegios que disfrutan las grandes empresas. Fue importante el papel que
desempeñaron los teléfonos móviles y los iphones en el desarrollo de estas
convocatorias de protesta. «Si cien de nosotros nos ponemos a trabajar
coordinadamente y usamos las redes sociales para enviar un mismo mensaje,
podemos llegar a tanta gente como el segundo periódico más vendido de la ciudad
[…] Si en lugar de cien somos mil, podemos
rivalizar con la circulación del Washington Post» (pág. 249 del libro).
Chris
Hedges y Joe Sacco tienen muchos años de experiencia a sus espaldas como
corresponsales en zonas bélicas. La peculiaridad de ‘Días de destrucción, días
de guerra’, radica en que en esta ocasión, en lugar de enfocar zonas en pleno
conflicto donde el estallido de las bombas son el pan nuestro de cada día, ambos
autores han vuelto la mirada sobre el propio país que habitan, y han enfocado
sus objetivos hacia puntos en los que las bombas, en este caso transformadas en
estallidos sociales, están o pueden estar a punto de explotar. Y esta mirada
nos revela una imagen de los EE. UU. distinta de la que nos venden
habitualmente. En la propia Introducción ya citada, se incluye una tabla sobre
los principales aspectos de la economía estadounidense, negativos
mayoritariamente. Entre ellos cabe destacar que EE. UU. posee el mayor gasto en
presupuesto militar, en relación al PIB; el mayor dato de venta internacional
de armas; la mayor tasa de homicidios; la mayor población carcelaria per
cápita; el gasto sanitario público y privado más alto en relación al PIB; y la
mayor desigualdad en salarios, entre otros datos no menos relevantes.
Antes
de concluir es forzoso hablar de la técnica narrativa que han utilizado Chris
Hedges y Joe Sacco. Como dije al principio, estos ‘Días...’ son sin duda una
reportaje periodístico de primer orden dentro del territorio de la crítica
social. En su construcción, Hedges ha aportado su capacidad de análisis y su
escritura fácil, no en vano fue Premio Pulitzer y trabajó durante quince años
en The New York Times, y Joe Sacco su dibujo underground, que en muchos momento
recuerda a Robert Crumb. La simbiosis entre ambos estilos ha producido un libro
que conjuga texto escrito con fotografías y narraciones. La novedad, aunque
Sacco ya nos tiene muy acostumbrado a esto (está considerado como el
introductor del reportaje de guerra en el mundo del cómic), reside en que el
autor maltés sustituye las fotografías que acompañan a cualquier reportaje por
sus propios dibujos, al tiempo que algunas de las personas que son
entrevistadas e intervienen en el álbum cuentan sus experiencias y testimonios
mediante el lenguaje del cómic, esto es, a través de viñetas y bocadillos, cuyo
relato usa como voz narrativa la primera persona.
‘Días
de destrucción, días de revuelta’ de Chris Hedges y Joe Sacco. Ed. Planeta
Cómic. Junio 2015. 320 páginas, tapa dura, blanco y negro. 25 €.