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LA ETAPA DE FORMACIÓN
Se inició en el
balonmano dentro de las alevines del Colegio Eres Altes de Ribarroja «con un preparador que se llama José Luis
Cerdá, que más tarde me llevó al Cementos La Unión de Ribarroja, donde comenzó
a entrenarme Salva Tos. En ese centro permanecí hasta que fui juvenil de
segundo año». Su incorporación al deporte del cuarenta por veinte fue fruto
de la casualidad. «Dentro de las
actividades extraescolares que hacíamos de pequeñas, mi prima decidió apuntarse
al balonmano. Así que para que ella no fuera sola a los entrenamientos opté por
inscribirme yo también. A la temporada siguiente mi prima no continuó, pero yo
sí lo hice hasta el día de hoy». Su familia vio con buenos ojos y la dieron
su apoyo para que se dedicase al balonmano, un deporte del que Sheila ya no
podría prescindir porque para ella «el
balonmano lo es todo, mi vida entera gira a su alrededor». Además de los
dos técnicos ya citados, otros entrenadores le inculcaron sus conocimientos durante
el proceso de formación de la jugadora valenciana. «Cada uno ha aportado su granito de arena en mi carrera y no puedo
olvidar a Silvia del Olmo, Alfonso Adánez o Jenaro Félix, que me convocó para
las selecciones españolas de las categorías inferiores. En Elda, con José
Ignacio Prades aprendí bastante sobre el trabajo específico del puesto de
extremo. También entrené, aunque durante poco tiempo, con Ángel Sandoval y ahora
llevo tres años con Susana Pareja, que me ha enseñado muchas cosas».