
Silvia, ¿cómo te iniciaste en el balonmano?
Me inicié en el
colegio Comunitat Valenciana del
barrio de Campanar, un centro escolar al que llegó el balonmano como una oferta
más del deporte municipal. Mi madre me apuntó para jugar y así comenzó todo.
¿Por qué escogiste este deporte y no otro?
La verdad es
que me gustó desde el primer momento y siento que me llena realmente, aunque
tengo que reconocer que me encantan todos los deportes y que también soy muy
futbolera. Esta atracción mía por el deporte me la inculcaron mi padre y mi
abuelo Manolo.
Para llegar a tu status actual has tenido que trabajar mucho y muy duro, de todas
las facetas que componen la vida de una balonmanista, ¿cuál es la que más
sacrificio te ha exigido?
Sí que fue muy
costoso llegar a donde he llegado y sin la ayuda de mi madre no hubiera sido
posible, ya que no solo fui yo quien perdió fines de semana, meses y años, porque
ella sacrificó su tiempo y se dejó la vida en llevarme a todos los sitios a los
que tenía que acudir. Como no disponía de fines de semana libres, forjé amigos
en el balonmano, amigos que llevaban la misma existencia que yo. Fue mi forma
de relacionarme con los demás.