Duele mucho siempre que cierra una librería. Cuando esto ocurre, un vacío de tristeza invade el territorio que antes ocupaban las historias encerradas en sus libros. Por eso la noticia del cierre de la librería barcelonesa Negra y Criminal es una pésima noticia para el mundo de la cultura en general y, muy particularmente, para el de los lectores de novelas negras. Como muchos otros, peregriné hacia la librería en el año 2008, creo que fue por el mes de abril, y guardo un par de fotos como recuerdo de aquella tarde, en la que junto con los amigos Nacho y Rubén, recorrí a pie media Barcelona hasta llegar a la calle de la Sal en la Barceloneta.
A Paco Camarasa lo conocía de mucho antes, de cuando en Valencia gobernaba la librería La Araña que luego fue Pablo Neruda o Pablo Neruda que luego fue La Araña, no importa. La memoria me engaña de vez en cuando. Como a todos. Paco luchó en Valencia por mantener abierto un negocio, que sufrió pintadas, vejaciones y el estallido de una bomba allá por el año 1976. Finalmente, tuvo que chapar La Araña o Pablo Neruda y le perdí la pista. Fue mucho después cuando reapareció en Barcelona, regentando Negra y Criminal junto con Montse, y en poco tiempo se erigió como el número uno de las librerías de género negro, porque él ante todo es LECTOR Y LIBRERO.
Mucha suerte, Montse y Paco, en el futuro. Y espero veros alguna vez por la capital del Túria.
Herme Cerezo