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Han pasado ya casi tres años
desde que Julia Navarro visitó Valencia para presentar su anterior novela, ‘Dispara,
yo ya estoy muerto’. Ahora lo hace con un nuevo libro bajo el brazo, ‘Historia
de un canalla’, del que Plaza&Janés ha editado trescientos mil ejemplares
de golpe, que seguro serán devorados con avidez por sus incondicionales. El
título lo dice todo, como el propio Thomas Spencer, protagonista de ‘Historia
de un canalla’, reconoce abiertamente a poco de comenzar la narración: «Soy un
canalla, sí, es lo que siempre he sido y no logro arrepentirme por serlo, por
haberlo sido».
Escrita en primera persona y
dividida en cuatro partes, Infancia,
Juventud, Madurez y Declive, nos
encontramos ante una profunda introspección de la condición humana, que navega
entre la codicia y el egoísmo, lo que supone un cambio de registro en la
trayectoria literaria de la escritora madrileña. Como telón de fondo Nueva
York, Londres y, en menor grado, España. Por estos escenarios se manejan las
manos oscuras, que mueven el poder para conseguir los objetivos trazados, sin
importar el precio a pagar. La relación entre periodismo y política está omnipresente
en las páginas de ‘Historia de un canalla’ y para contarnos todo eso, la
escritora madrileña se vale de la figura de Spencer y su entorno.
Un zumo, un café y el cómodo sofá
de un hotel valenciano resultaron ser aditamentos suficientemente convincentes
para conversar con calma sobre este canalla creado por Julia Navarro. El reloj
apenas había marcado las cuatro y media de la tarde, cuando el piloto rojo de
la grabadora comenzó a brillar. Los segundos comenzaron a desgranarse, igual
que las palabras de la autora madrileña.
Julia, ¿después de tantos éxitos, a la hora de publicar una nueva
novela, el miedo sigue existiendo?
Más que miedo siento respeto
hacia los lectores, aunque también hay un cierto temor por el deseo de no
defraudarles.
Veo que definitivamente, tu faceta periodística va perdiendo terreno
ante la narrativa, ante la literatura.
Ya hace tiempo que dejé de hacer
periodismo. Es imposible compatibilizar la literatura con la información.
Escribo algún artículo de opinión, pero poco más.