El escritor argelino Yasmina
Khadra participó el viernes 15 de abril en una conferencia, organizada por la
Universitat de València, sobre los ‘Rostros de la Francofonía 2016’. Khadra es conocido
en medio mundo y cuenta con numerosos seguidores en países de tradición lectora
tan arraigada como Alemania, Estados Unidos, Francia o el Reino Unido. Poco
antes del inicio del acto, al abrigo de las columnas dóricas del claustro de la
calle de la Nave, con tráfago de público, invitados y asistentes a la charla,
tuve la oportunidad de conversar con él sobre su más reciente libro, ‘La última
noche del Rais’, editado en octubre de 2015 por Alianza Literaria, en el que, a
través de la ficción, recrea la figura del dictador libio Muamar Gadafi,
situándolo en el escenario de la noche del 19 al 20 de octubre de 2011, la
última noche de su vida.
Para Yasmina Khadra un escritor
ha de convertirse en un actor pluridisciplinar ya «que debe ser capaz de interpretar
todos sus personajes, apropiarse de su vida y situarlos en el escenario
correspondiente. Solo de esta manera se consigue que resulten más creíbles».
Precisamente por eso, ‘La última noche del Rais’ la ha escrito en primera
persona y quien desee rastrear su huella personal por la novela lo tiene fácil,
ya que «estoy por todas partes, porque Muamar Gadafi soy yo». La novela, que no
es excesivamente larga, está construida con un lenguaje violento y sutil, con
cambios temperamentales y mayoría de frases y párrafos cortos, que dotan a la
narración de un dinamismo muy vivo y singular.
Dice su biografía oficial que
Khadra se inició en la literatura durante su estancia en el ejército, pero él
aclara que «comenzó mucho antes de ser militar, porque lo mío con la escritura
hay que entenderlo como algo vocacional». Al sentarse ante el papel en blanco,
sin embargo, no utilizó su verdadero nombre, sino que empleó un seudónimo
femenino, Yasmina Khadra, que significa «Jazmín verde», un alias que todavía
mantiene y a plena satisfacción. Con su literatura, el argelino pretende
convertirse en testigo del tiempo que le ha correspondido vivir: «Quiero contar
mi época, hablar del mundo en el que me muevo. No escribo solo para los
argelinos sino para todo tipo de gente. La prueba más clara de ello es que me
conocen, entre otros muchos, en países como España, Francia, Rusia, Inglaterra
o Estados Unidos y que tengo seguidores en Austria, Lituania, China…».
‘La última noche del Raís’ arranca
en una miserable escuela del distrito 2 de la ciudad de Sirte, donde con un
puñado de seguidores se esconde Gadafi, el hombre que lo fue todo en Libia,
adulado por unos, odiado por otros y temido por todos. No tiene muy claro lo
que le está ocurriendo e ignora lo que le sucederá en las próximas horas. Se
debate entre el decaimiento y una soberbia incontrolable, mientras recuerda
determinados episodios de su vida. «Gadafi siempre se sintió solo, pensaba que
la gente no le entendía. Fue un hombre devorado por una gran ansiedad, que
tenía un constante miedo a ser envenenado, apresado o asesinado. Se rodeó de un
núcleo de personas de su confianza, que le servía de protección, pero él se
encontraba aislado en el centro de ese grupo».
En la novela, el Rais, el Guía,
como le llaman en ocasiones sus servidores, menciona una Voz que escucha en su
interior y le interroga. «Gadafi era un esquizofrénico, una persona habitada
por una fuerza que desconocía, porque la Voz que escuchaba era la suya propia».
Fue un personaje histórico lo suficientemente rico para que cualquier autor
hubiera caído en la tentación de aproximarse a su figura a través de la
biografía o de un libro de historia. Sin embargo, Khadra no ha actuado así. «Escribí
una novela porque la biografía se detiene en los hechos concretos, reales,
mientras que la ficción va mucho más allá y se permite varias interpretaciones
sobre un mismo tema. La ficción goza de una enorme libertad, alumbra otros
espacios, carece de límites y fronteras, es algo muy amplio, que era lo que yo
necesitaba». Y, ¿por qué plantearse una ficción precisamente sobre Gadafi?
«Escribir sobre este hombre significaba todo un reto, una ambición literaria.
Estaba buscando un personaje que tuviera características shakesperianas y no lo
encontraba en el entorno de la narrativa. Entonces me di cuenta de que lo tenía
enfrente de mí y que se llamaba Gadafi, un sujeto imprevisible, idealista y
también inclinado al vicio, que siempre me había fascinado». De todos modos,
Yasmina Khadra ha sido riguroso con la realidad: «Durante un tiempo fui amigo
de un militar del ejército libio muy próximo a Gadafi, que me refirió algunas
anécdotas sobre las que he ido asentando mi narración».
El Rais se sentía el escogido
para dirigir al pueblo libio, «creía tener una misión mesiánica para gobernar»
y se mostró como un tipo duro y enérgico que, al mismo tiempo, se tornaba débil
ante el rechazo femenino. «Sus fracasos con las mujeres no le debilitaban
porque fuese un hombre frágil, sino porque era un narcisista que no aceptaba
este tipo de derrotas. Gadafi creía ser el mejor, el más guapo, el más
poderoso, el más de todo…». Sorprendentemente, en ‘La última noche del Rais’,
Yasmina Khadra establece una extraña relación entre la pintura del
impresionista Van Gogh y Muamar. «La aparición del pintor holandés en la novela
es una invención mía por completo. Necesitaba un punto artístico para darle un
poco más de intensidad y dimensionar mejor al personaje del líder libio».
Con toda su problemática a
cuestas, la aparición de Gadafi en la escena política internacional, de alguna
manera, significó la apertura de nuevas perspectivas de mejora para los países
del África del Norte. «Al principio de su gobierno, sí que supuso una
esperanza, pero cuando empezó a buscar el enfrentamiento con Occidente su
crédito comenzó a decaer. Hasta entonces el pueblo le amaba mucho, porque le
creía invencible y había accedido a múltiples servicios y bienes gratuitos. Para
nosotros, los occidentales no son nuestros enemigos, nuestros enemigos son la
corrupción, la ignorancia, el tercer mundo… En el momento de su llegada al
poder, Libia necesitaba un presidente que sacase el país hacia delante y ese
fue Muamar Gadafi».
Sin corbata, vestido con traje
negro y camisa blanca, antes de introducirse en la sala donde iba a pronunciar
su conferencia, acompañado por el periodista Bouziane Khodja, que ofició de
traductor durante nuestra breve charla, Yasmina Khadra trazó el esbozo de su
próximo proyecto literario, «una novela, que será publicada en Francia el próximo
mes de septiembre y que es una historia de amor que sucede en La Habana».
SOBRE YASMINA KHADRA
Las novelas de Yasmina Khadra (su verdadero nombre es Mohammed Moulessehoul), nacido en 1955 en Kenadsa, Wilaya de Bechar, Sahara argelino, ex oficial del ejército y ahora escritor de enorme éxito, han sido traducidas en más de 45 países, con un notable éxito entre los lectores y una magnífica acogida entre la prensa, que las ha declarado en distintos momentos como “mejor libro del año”. Igualmente, han sido llevadas al cine, convertidas en obras de teatro y reproducidas como cómic o libros ilustrados. De los numerosos premios cosechados a lo largo de su carrera literaria, destaca el que le otorgó la Academia Francesa en 2011 por el conjunto de su obra, el Gran Prix de Littérature Henri Gal. Entre sus títulos, hay que citar ‘Lo que sueñan los lobos’, ‘El escritor’, ‘Los corderos del Señor’, ‘La parte del muerto’, ‘El atentado’, ‘Las sirenas de Bagdad’, ‘Las golondrinas de Kabul’ y ‘A qué esperan los monos’.
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