El pasado 15 de octubre, Dolores Redondo se
convirtió en una de las escritoras más felices de este país. Esa noche, recién
pasadas las veintitrés treinta, fue galardonada en Barcelona con el Premio
Planeta por su obra ‘Todo esto te daré’, una novela policiaca de las suyas, mezcla
de thriller y género negro, con escenarios potentes, de esas que tienen
subyugados a más de un millón de lectores de todo el mundo. La sonrisa
permanente de la escritora donostiarra y el brillo de sus ojos, alegre, emocionado
y redondo como su apellido, acentuaban la enorme satisfacción que la embargaba
cuando visitó Valencia hace unas fechas para presentar su novela.
Dolores, enhorabuena por el Premio.
Muchas
gracias.
En tan solo tres
años has ganado el Planeta, ¿alguna vez imaginaste que te ocurría algo así?
Recuerdo que en 2013 me entrevistaste con ‘El
guardián invisible’, que ya lo había escrito mucho antes. Desde entonces han
sucedido bastantes cosas, he publicado tres libros y han rodado una película
sobre el primero de ellos, un rodaje en el que he tenido mis implicaciones. Ha
sido mucho trabajo y muy intenso, y la verdad es que llegó un momento que empecé
a imaginar y a preguntarme por qué no podía ganar el Planeta. Hace muchos años ya
me presenté con otra novela que no llegó ni a ser finalista. Pero el sueño de conseguirlo
siempre estuvo ahí y le ha llegado el momento.
¿No ha ido todo muy deprisa?
Ha ido muy deprisa desde el principio, desde
antes de la publicación de ‘El guardián invisible’. Esa novela se vendió en la
Feria del Libro de Frankfurt en 2011 y, cuando se publicó en España dos años
después, ya la habían comprado once editoriales extranjeras y la película había
sido contratada por el director de ‘Millenium’. Eso me sirvió para ver lo que
me estaba ocurriendo y tomar conciencia de que todo estaba muy bien, pero que
hasta que el libro no llegase al lector no servía de mucho. Sucede lo mismo
ahora con el Premio Planeta. Cuando te lo entregan, todo explota y se acelera. En
pocas fechas has de procesar la novela para que vaya al taller y se publique.
Esos días son una especie de travesía del desierto hasta que la novela cae en manos
del lector, que es quien tiene siempre la última palabra, porque su juicio es
el que vale. Yo prefiero tener los pies bien asentados en tierra.
Para algunos
colegas tuyos ganar un premio supone la posibilidad de comprar tiempo para
escribir, ¿qué significa para ti el Premio Planeta?
Esa frase creo que la dijo Rosa Regás, pero no sé dónde lo compraría. Y me gustaría
saberlo porque a mí no me da tiempo, me lo quita. Yo podía haber continuado con
el éxito de la ‘Trilogía de Baztán’, pero tenía en mente una novela que quería
ubicar fuera del valle y opté por escribirla. En definitiva, pienso que el
Planeta me aportará nuevos lectores, porque es un galardón que allana el camino
y te los acerca, aunque también puede suponer un rechazo para aquellos que
piensen que se van a enfrentar con un libro muy escabroso. Mi compromiso con
temas difíciles sigue siendo el mismo, pero en esta ocasión los he tratado
desde otra pauta, en otro escenario y con una voz masculina. El lector que
indague un poco sabe que va a encontrar a Dolores Redondo en esta novela.
La novela
finalista, ‘El asesinato de Sócrates’ de Marcos Chicot, también es policiaca, ¿significa este pleno
que el género negro ya ha alcanzado en España el reconocimiento que merece?
Ahora creo que ocupa el lugar que ha merecido
siempre, el que goza en otros países como Estados Unidos. Quizá la llegada de Stieg
Larsson, la posibilidad de sacar la historia de las calles y contarla desde
otra posición, nos quitó esa vergüenza de hablar de lo nuestro con la misma
naturalidad que se narra desde Los Ángeles o Boston. En mi caso y en el de
otros autores, como el propio Marcos Chicot o Víctor del Árbol, que me viene
ahora a la cabeza, somos escritores que hemos transgredido sin miedo los
límites del género negro. No escribimos novelas negras puristas, pueden
llamarlas como quieran, pero están escritas desde la absoluta libertad del
autor, emplazándolas en escenarios distintos. En este sentido, el ejemplo más
próximo es el de Marcos, que ha colocado un thriller en una novela histórica.
Tu novela se fue
«cociendo en tu cabeza» a fuego lento, ¿resulta sencillo alimentar una historia
durante tanto tiempo antes de sentarse a escribirla?
Lo cierto es que yo siempre me muevo entre
dos novelas a la vez y me decanto por la que siento un pálpito especial en un
momento determinado. Esta novela la tenía en mente varios años y no encontraba
el día adecuado para escribirla. No me veía preparada aún para hablar desde una
voz masculina, homosexual, y tocar temas delicados como la Iglesia o la
pederastia… Ahora los lectores ya me conocen
y asumen que puedo contar cualquier
tipo de historia desde mi libertad de escritora. Y sé también que no van a
anteponer la temática a mi voz como autora y que van a disfrutar con la lectura.
Hay algunas citas
introductorias, de ellas dos pertenecen a Agatha Christie, ¿qué influencias ha
ejercido en ti la escritora inglesa?
Agatha Christie es mi primer escalón, mi
primer nivel, el que me impulsó a escribir novelas de crímenes y misterio
porque la leí desde muy pequeña. Sus novelas representan esos crímenes a los
que un niño puede acceder y disfrutar con su lectura porque carecen de sangre y
de vísceras, son fáciles, rápidas, sin grandes complicaciones a nivel
estructural y muy dinámicas. Sus crímenes de mansión y de la aristocracia a mí
me fascinaban y ahora los he trasladado a la Galicia más profunda desde luego bajo
otros parámetros. En las citas también he incluido una de ‘El padrino’ de Mario
Puzo, otra novela fetiche para mí. Me traumatizó mucho observar que Michael
Corleone se convirtiera en el siguiente «Don», porque parecía que era el único
que podría escapar de esa tradición. Pero el peso de su apellido era muy
grande.
En ‘Todo esto te
daré’, ¿la Ribeira Sacra Galega adquiere el mismo protagonismo que Baztán en tu
anterior trilogía? Igual que allí, ¿se puede considera también como un
personaje más de la novela?
Ése era el propósito. Tanto Baztán como la
Ribeira Sacra son los escenarios que a mí me gustan, territorios muy exigentes,
casi hostiles, que te llevan a preguntarte cómo alguien se estableció a vivir
en ellos. En este caso, Manuel Ortigosa descubre que su marido, Álvaro, ha
estado viajando allí constantemente para hacerse cargo de los asuntos de su
familia. En vez de marcharse, Manuel se queda porque Nogueira, el policía, y Lucas,
el sacerdote, le arrancan un compromiso para que averigüe si Álvaro fue
asesinado o no. Al correr las cortinas, Manuel descubrirá cómo es la familia de
su marido, que siempre ha vivido como príncipes de la tierra, auténticos caciques,
aprovechándose constantemente de todos los privilegios que les otorgaba su
situación.
Has empleado como
voz narrativa la tercera, igual que en la trilogía, ¿lo has hecho para resultar
todavía más reconocible para tus lectores?
No, no, mi novela ‘Los privilegios del
ángel’, que es anterior a ‘El guardián invisible’, está escrita en primera
persona y se desarrolla en San Sebastián, pero ocurre que su protagonista es un
personaje muy controvertido, con grandes sufrimientos y todo el mundo me decía
que era yo, lo cual no era cierto en absoluto. Por eso he preferido utilizar la
tercera persona.
Recordemos un poco
a Amaia Salazar, a la que pronto conoceremos en el cine. Tú ya la habrás visto moverse ante tus ojos,
¿qué sensación te produce ver corporeizada a tu criatura, creada con tinta y
papel?
La actriz escogida es Marta Etura y es cierto
que no cuadra del todo con la descripción física del personaje, pero en Amaia
Salazar lo importante es que trascienda al espectador todo el peso que ella
guarda dentro y Etura tiene esa carga interior, ese fondo. La vi en Baztán
durante el rodaje y hacerlo allí ha sido un gran acierto, porque es un
territorio muy exigente. Durante la filmación han pasado frío, angustia,
niebla, han conocido la zona in situ
y han vivido el ambiente en sus propias carnes, algo que resultaba
imprescindible.
Sé que tienes
intención de que Amaia Salazar protagonice alguna novela nueva, ¿será una
ampliación de la trilogía o un caso independiente?
Todavía no lo sé. Cuando encuentras un
personaje con el que quieres seguir creo que es una bendición, pero es evidente
que esta bendición no hubiera sido posible sin la colaboración de los lectores.
Continuaré con Amaia, pero la trilogía se ha terminado. Lo que va a ocurrir
ahora es que se convertirá en una serie, insisto, a petición de los lectores.
Y la última por
hoy: ¿es la misma Dolores Redondo la que publicó ‘El guardián invisible’ que la
que ha ganado el Premio Planeta con ‘Todo esto te daré’?
No, no soy la misma. Escribir significa estar
creciendo continuamente, pero para hacerlo hay que ser consciente de que un
escritor debe estar aprendiendo cada día, con cada frase, con cada palabra, con
cada experiencia. Creo que ahora escribo mejor que antes.
SOBRE DOLORES REDONDO
Dolores Redondo (Donostia-San Sebastián, 1969) es la autora de la ‘Trilogía del Baztán’, el fenómeno literario en castellano más importante de los últimos años. Las tres entregas de la trilogía, ‘El guardián invisible’, ‘Legado en los huesos’ y ‘Ofrenda a la tormenta’, han llegado a cientos de miles de lectores fieles. Además, hoy son ya más de 30 las editoriales de todo el mundo que han publicado su obra. Tras la aparición de ‘El guardián invisible’, la crítica la saludó como una de las propuestas más originales y contundentes del género negro de nuestro país, elogios que ha mantenido con las siguientes dos entregas.
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