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Nº 533.- Tras la publicación de su Trilogía sobre
Escipión,
Santiago Posteguillo ha adquirido la sana costumbre de alternar la
escritura de novela histórica con una serie de volúmenes en los que cuenta los
entresijos, las anécdotas, las curiosidades y, en algunos casos, el proceso
creativo que han seguido los escritores a lo largo de sus trayectorias
literarias. Dentro de esta serie, que a priori parece inagotable, termina de
publicar ‘El séptimo círculo del infierno’, su nuevo viaje a través de la historia de los
libros, que lleva por subtítulo ‘Escritores malditos. Escritoras olvidadas’ y
ha sido editado por Planeta. En él se ocupa de una buena parte de escritores y
escritoras, perseguidos por distintos regímenes políticos, y que sin embargo
fueron capaces de sobreponerse y crear obras maestras de la literatura. «Casi
de año en año voy cruzando una novela histórica con uno de estos volúmenes, pero
la verdad es que mi bagaje cultural sobre los autores y autoras no tiene porqué
resultar siempre enigmático o atractivo para los lectores. Por tanto, no sé si
seguiré con la serie o no».
Uno imagina que los alumnos de Santiago de la
UJI de Castellón deben de pasárselo bomba en sus clases, con todo lo que les cuenta
sobre el universo de la literatura. «De
alguna manera estos relatos recogen la forma en que imparto mis clases. Me
gusta mucho fijarme en lo anecdótico, en lo misterioso e incluso en lo macabro
para, a partir de ahí, llamar la atención de los estudiantes y ahora de los
lectores. Hablar del contexto en que se escribieron las obras es muy importante
y ayuda a ambientarlas. Sin duda, es una herramienta para despertar el interés
de todo el mundo». Pero al mismo tiempo escribir estos textos breves, la
mayoría de seis a ocho páginas, que admiten lecturas independientes, aisladas, supone
una oxigenación para el propio Posteguillo. «Es cierto que desengraso, porque
no sólo cambio de temática sino también de estructura y porque son textos
independientes, en los que no tienes que mantener la tensión tanto tiempo como
en una novela. No es ni más fácil ni más difícil, es distinto. Sin embargo,
igual que ocurre con mis otras obras, detrás de cada cuento hay una labor
documental muy grande, por eso me gusta incluir un índice al final del libro
que ayuda al lector a manejarse».
Entre la generalidad de las gentes siempre
hay quien piensa que escribir un relato breve es mucho más sencillo que una
novela, que se trata de literatura menor. «No, no, en absoluto es un libro
menor. Una cosa distinta es que se venda menos, aunque no es el caso de este
libro que a los nueve días de salir a la venta ya se ha reeditado y que en
Colombia ha llegado al número tres de la lista de títulos más vendidos. Lo que
está claro es que, si yo pretendo divulgar, no me puedo ir a un volumen de mil
páginas, porque el estudiante no lo lee, lo rechaza. De hecho, en muchos
institutos se está utilizado para explicar literatura, porque este formato de
doscientas páginas entra muy bien a los alumnos». En ‘El séptimo círculo del
infierno’ hay un interés por hablar no sólo de escritores, sino también de
escritoras. De ahí su subtítulo. «Entiendo que a la hora de hablar de
literatura nos hemos fijado más en los escritores que en las escritoras y ya es
hora de escribir una historia de la literatura completa. Pero como no hay
tantas, lo que no podemos hacer es inventárnoslas sino buscarlas y cuando
encontramos autoras relevantes las ponemos en valor y hablamos de ellas. Este
libro no tiene un carácter reivindicativo. Las mujeres que aquí aparecen lo
hacen por su gran calidad como escritoras».
Utilización del libro por los estudiantes y
recuperación de autores y autoras olvidados/perseguidos, parece claro, pues, como
señala el propio escritor valenciano, que la intención de ‘El séptimo círculo
del infierno’, al igual que la de los dos volúmenes que le precedieron, es eminentemente
divulgadora. «Con mis propios alumnos utilizo el relato corto para que
adquieran una visión panorámica de la literatura. Es más fácil que, a lo largo
del curso, se lean una novela y veinte cuentos cortos de distintos autores, que
veinte novelas enteras, que sería lo suyo. Lo único que he hecho con ‘El séptimo círculo del infierno’ ha sido
trasladar al lector lo que hago con ellos». Pero dentro de esta actitud casi
proselitista de la literatura, Posteguillo es ambicioso y apunta más lejos
todavía. «Alcanzo mi mayor satisfacción cuando algunos lectores me dicen que
quieren leer ‘El maestro y Margarita’ de Bulgakov o de cualquier otro autor o
autora de los que hablo. No me importa tanto que lean mi libro como que pasen
directamente a leer las novelas originales». La lectura es importante, obliga a
que las personas piensen. «No hay ninguna duda. La rebelión que más se teme de
la gente es la de la inteligencia. Al poder le molesta la independencia de
pensamiento. Por eso el precio de los libros electrónicos es muy alto, se
mantiene un IVA elevado para los teatros, no hay subvenciones para librerías
como ocurre en otros países, y se suprimen las asignaturas de Latín y Griego,
relacionadas con la filosofía porque enseñan a pensar. Un profesor de
matemáticas o de ciencias no podrá tomar decisiones éticas si carece de la
información que precisa. Estamos creando científicos-robots y eso ocurre en
España y en Europa, donde se busca el ciudadano manipulable. Y en EE. UU. no
hace falta contarlo».
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A menudo se habla del placer que sienten los
escritores mientras escriben. Ese placer, en cierta medida, se traslada también
al lector. ¿Lector y escritor son capaces de alcanzar el mismo grado de placer
con la escritura y con la lectura, respectivamente? «Como dicen los ingleses, si no hay lágrimas en el escritor no hay
lágrimas en el lector. El autor ha de conseguir que todas sus emociones se
transmitan al lector. En la primera vez que se lee un libro, hay momentos de
extrema felicidad, en los que uno siente un inmenso placer. A mí me ocurrió con
‘El Quijote’ y con las últimas páginas de ‘Cien años de soledad’. También
siento placer cuando algunos alumnos me comentan aspectos de libros que he
leído, detalles en los que yo no había caído. Sus opiniones me ofrecen puntos
de vista distintos, que me interesan mucho».
Las novelas de Santiago Posteguillo, a
priori, parecen llamar la atención más por su contenido que por su forma. «Me
gustaría que hablasen más de la forma que del contenido. Creo que si mis
novelas han funcionado bien es por cómo están contadas, por la técnica
literaria que empleo, porque intento cruzar historias y utilizar técnicas
cinematográficas. Cuido mucho la ambientación y utilizo un lenguaje muy
sencillo, pero tengo la impresión de que todo esto no se valora lo suficiente».
Pero a pesar de su opinión sobre su propia obra, no se puede negar el atractivo
que ejercen sus poderosos personajes sobre el público lector. «Es verdad que en
mis libros el contenido suele ser muy llamativo, espectacular, pero me gusta
enamorarme de mis personajes y busco que tengan virtudes que resulten interesantes
hoy en día. Después trato de narrar de un modo que enganche, procurando que
exista un equilibrio entre una cosa y otra. Juego con el tiempo y trabajo mucho
la arquitectura y la estructura».
Como no podía ser de otra manera, Posteguillo
ya está en otra cosa. Siempre le ocurre algo parecido; mientras promociona un
libro, trabaja en otro. Gajes del oficio de escribir. «Llevo varios meses
metido en una nueva novela. La idea es que sea un libro solo, no una trilogía.
Está también ambientada en Roma y ya no puedo decir mucho más. A menudo,
anticipar detalles no es bueno, porque puedes introducir cambios, cambiar de
idea o incluso de proyecto y la gente enseguida lo lee en prensa y piensa que
lo que has publicado no es lo que llevabas en mente».
El régimen nazi, la Inquisición, las guerras,
el KGB, el gobierno chino, el FBI, el hambre, la pérdida de un ser querido, la
enfermedad, el exilio, la censura... Muchos son, en efecto, los infiernos de la
literatura a los que se han tenido que enfrentar escritores y escritoras de
todos los tiempos. ¿Cuál es el séptimo círculo de este universo infernal? Para
Kipling su infierno fue la muerte de su hija Josephine, y de ese infierno
surgió una obra tan vital y esperanzadora como ‘El libro de la selva’. El de
Imre Kertesz fue ser víctima del holocausto, pero también del desprecio por
parte de los suyos. Y de ahí salió ‘Sin destino’. Carson McCullers, la gran
olvidada, la mejor autora estadounidense del siglo XX, menospreciada por ser
mujer… Todo esto y bastante más es lo que los lectores encontrarán si se
acercan a la lectura de ‘El séptimo círculo del infierno’, el nuevo libro de
relatos de Santiago Posteguillo, sin duda un volumen para tener siempre cerca y
releer de vez en cuando.
SOBRE SANTIAGO POSTEGUILLO
Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I y doctor europeo por la Universitat de València, estudió literatura creativa en Estados Unidos y lingüística, análisis del discurso y traducción en el Reino Unido. Publicó ‘Africanus, el hijo del cónsul’ en 2006, ‘Las legiones malditas’ en 2008 y ‘La traición de Roma’ en 2009, a la que siguió su trilogía sobre Trajano (‘La legión perdida’, ‘Circo Máximo’ y ‘Los asesinos del emperador’). Es autor también de una serie de libros sobre escritores y sus obras. Hasta ahora ha publicado ‘La noche en que Frankenstein leyó el Quijote’ y ‘La sangre de los libros’. Ha sido finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y premiado en la Semana de Novela Histórica de Cartagena. También ha recibido los galardones Hislibris.com (2009) al mejor novelista histórico y a la mejor novela histórica; el Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana 82010); y el Premio Internacional de Novela Histórica Barcino (2014), que otorga el Ayuntamiento de Barcelona a un autor del género en reconocimiento al conjunto de su obra. En 2015 fue reconocido como Escritor Valenciano del Año.