Nº 541.- Después de mucho tiempo sin
entrevistar a nadie por andar metido en otras escrituras, concerté el encuentro
con Patricio Pron (Rosario, *osario según su preferencia, Argentina, 1975) con innegable
interés no exento de curiosidad. Si uno se adentra en la lectura de ‘Lo que
está y no se usa nos fulminará’, su nueva colección de cuentos, llega un punto,
página 145, en el que ha de enfrentarse al relato ‘Este es el futuro que tanto
temías en el pasado’, donde el escritor rosarino, ¿tal vez *osarino?, habla de
sí mismo, en una suerte de autorretrato sin óleos pero con tinta. Cargado de
humor, saturado de presentaciones, entrevistas y conferencias, cuenta que llegó
un momento en que decidió contratar los servicios de un actor, o una actriz, o
de ambos a la vez, de edades diferentes a la suya, incluso superiores, para que
le suplantasen en esos eventos que tanto le agobian, o cansan, o aburren, o de
todo un poco. Así que quien se preparaba para conectar la grabadora, el mismo
que llevaba mucho tiempo sin entrevistar a nadie, anduvo unos días cuestionándose
si vendría Pron u otro ser vivo, asalariado por supuesto, con el necesario
discurso para atender sus preguntas.
Por
tanto, el primer tema a tratar resultaba obvio: ¿estaba Patricio Pron en
València o había enviado a uno de sus contratados para representarle? ¿Era
Patricio Pron quien protocolariamente intercambiaba frases de cortesía conmigo
o era otro individuo?
Es una magnífica pregunta que no estoy autorizado a responder, así que
me temo que vamos a dejar la
incertidumbre abierta durante un tiempo.
¿Qué
significa la literatura, la escritura para Patricio Pron?
Para muchos de nosotros [Pron
bebe agua], hay algo específico que constituye nuestra identidad y es la relación
que existe entre las palabras y el mundo. No somos capaces de comprender
nuestro lugar en el mundo si no es a través de nuestra relación con las
palabras y el efecto que éstas surten. En mi caso, la producción de literatura
lo es todo, no sólo una forma de expresión sino también de posición política,
el deseo de contribuir a una discusión amplia sobre lo que somos y lo que
deseamos ser. Con mis textos trato de involucrar al lector, de convertirlo en
participante activo de una conversación y de que la escritura no sólo sea
beneficiosa para mí sino también para quienes me leen.