Nº 548.- Junto con el irlandés John Banville, sin duda
Donna Leon fue la gran animadora de Valencia Negra 2018. Ambos eran cabeza de
cartel, pero la escritora norteamericana, en directo, ante el público y también
con la prensa, se reveló como un auténtico torbellino, una inagotable fuente de
ideas y explicaciones, mímica incluida, que deleitaron a todos los que tuvimos
el placer de escucharla, primero a través de una entrevista y después en su presentación,
celebrada en el Teatro Talía de València, completamente abarrotado de
seguidores del género negro y de la creadora del commissario Guido Brunetti.
Nuestra breve charla tuvo lugar en la FNAC de
St. Agustí, una vez concluida la rueda de prensa. Donna Leon, con su nuevo título
publicado en nuestro país, ‘La tentación del perdón’, editado por Seix Barral, bajo
el brazo y recién aterrizada de un viaje de dos semanas a través de Alemania y
Suiza, tenía ganas de respirar un poco de aire libre. «Me siento como un
prisionero al que acaban de liberar», dijo. La presente edición de València
Negra estaba dedicada a la memoria del fallecido librero, y también escritor,
Paco Camarasa, nacido en València donde regentó las librerías La Araña y Pablo
Neruda, y del que la escritora norteamericana guardaba un buen recuerdo. «Lo
conocí hace quince años en su librería barcelonesa de Negra y Criminal, era un
tipo estupendo, divertido, con buen sentido del humor»
IL COMMISSARIO GUIDO BRUNETTI
Hablar de Donna León es hablar de Brunetti,
del commissario Guido Brunetti, de la
questura de Venecia, de cómo surgió
este personaje en su imaginación y de saber también qué significa escribir para
la escritora norteamericana. «Para mí, escribir es una pura diversión, al
plantear mi primera novela, buscaba alguien que investigase una muerte conocida
y pensé en Brunetti. Él es licenciado en Derecho, una persona seria, al
principio soltero, luego casado. Su mujer tiene titulación universitaria y
procede de una familia aristocrática y también rica. Y tienen dos hijos». Por
lo tanto, Brunetti es un policía muy diferente de ese arquetipo de
investigadores oscuros patentado por la novela negra. «Yo pretendía crear un
personaje con el que me sintiese cómoda, puesto que iba a pasar muchas horas
con él. Necesitaba un investigador bien alejado de esos detectives que tienen problemas
con el alcohol, con la comida, con las mujeres, personas solitarias, outsiders… Así que lo configuré con
todas las cualidades que aprecio en un hombre: un tipo culto, al que le gusta la
lectura, la comida y que, por la posición social de su esposa, posee muy buenas
conexiones políticas y económicas, que le permiten acceder a informaciones
inalcanzables de otro modo». Sobre esa influencia que, a veces, los personajes
ejercen sobre sus creadores, Donna Leon lo tiene claro. «I’m the boss, pero es algo complejo de explicar. Obviamente, es un
personaje creado por mí, lo conozco y sé, más o menos, lo que va a hacer, pero
no es real. No obstante, he de dejar claro que actúa como lo haría él, no como
lo haría yo ante una situación similar, porque tiene ideas propias, muy
distintas a las mías. Yo soy divertida, extrovertida, me gusta la broma y él es
más serio. En definitiva, Brunetti no es Donna Leon».
EL ÁRBOL GENEALÓGICO Y LA DOCUMENTACIÓN
La escritora norteamericana explicó su
curiosa genealogía, que sin duda influye en sus novelas. «Tengo un origen muy
especial, soy un híbrido: un abuelo mío es de León, otro alemán y mis dos
abuelas son irlandesas. Para redondear el asunto, nací en Estados Unidos de
donde me fui en 1969, por tanto soy anglosajona. Mi amor por los latinos parte
del hecho de que, cuando vine al Mediterráneo, conocí personas a las que les gustaba
comer y hablar de comida, que me besaban y abrazaban. Ese calor humano me
resulta indispensable. En los países nórdicos y anglosajones empieza a faltar
ese afecto, hay una gran frialdad, los demás les importan poco. Cuando estoy
allí, me siento como un pez fuera del agua. La gente es demasiado seria,
correcta, respetable…».
Sobre la documentación para sus novelas,
Donna Leon dijo que se alimentaba de la lectura de ‘Il Gazzettino’, «un
periódico fantástico, sublime, el mejor del mundo» y también de los chismes y rumores
que comentan por la calle, ya que «conozco a mucha gente en Venecia, que me
cuenta cosas de su familia con todo detalle». Sin embargo y aunque con peros,
reconoce la utilidad que supone el uso de Internet. «Internet ha hecho que el
acceso a la información sea mucho más rápido, pero contiene mucha basura y no
te puedes fiar de todo lo que dice Google, porque hay noticias falsificadas.
Antes con los libros eso no ocurría. Para paliar ese problema, recurro a la
lectura de revistas médicas y otras publicaciones especializadas». Igual que ha
cambiado la forma de documentarse para sus historias, también ha variado el
punto de vista de Brunetti. «La visión de Brunetti sobre el mundo se ha vuelto
más oscura igual que la mía, porque el mundo también se ha vuelto más oscuro.
No es que tengamos miedo a un país o a un lunático determinado, bueno yo sí que
lo tengo ahora porque soy norteamericana, pero me siento ecologista y me
preocupa mucho lo que le pasa al mundo, a la tierra. Estamos destrozando
nuestro nido y eso me conduce al pesimismo, especialmente porque tengo la
impresión de que ya es muy tarde para reparar el daño producido».
EL ÉXITO DE SUS NOVELAS
A Donna León se le conoce como «La dama del
crimen». El éxito de ventas de sus novelas es enorme, a pesar de que no ha
permitido nunca que sean traducidas al italiano y publicadas en el país
transalpino. ¿A qué se debe este éxito? «Además de por el hecho de que Brunetti
sea distinto, creo que la gente lee estas novelas porque tiene la impresión de
que los sitios bonitos siempre están llenos de cosas bonitas. No podemos
olvidar que, en opinión de muchas personas, Venecia es el lugar más bello del
mundo y, sin embargo, también ocurren cosas horribles en sus calles y en sus
casas. Tal vez les llame la atención ese contraste. Pero eso es sólo mi opinión
personal y creo que quienes deberían responder a esta cuestión son los propios
lectores». Donna ha citado a Venecia, el escenario que ha escogido para narrar
sus novelas, aunque podríamos decir que también es protagonista de la serie.
Sin embargo, la ciudad actual tiene poco que ver con la de hace treinta años,
cuando ella comenzó a escribir sus libros. «Sí, Venecia también es un personaje,
sin duda, y ha cambiado mucho. Ahora tiene cincuenta mil novecientos habitantes
y recibe treinta millones de turistas al año. Eso significa que se ha
convertido en una ciudad artificial, es como Disney, un constructo. Ochenta mil
visitantes diarios son muchos y eso hace que a los venecianos les cueste vivir
en su propia urbe. La administración misma es la que les hace la vida difícil a
sus conciudadanos. Sin ir más lejos, se tolera la gran cantidad de pisos
turísticos que hay, que no se declaran, no pagan impuestos y no aportan trabajo
a la ciudad. Eso sin hablar de los múltiples cruceros que se producen cada día.
Siempre se ha dicho que los iban a prohibir, pero siguen ahí. Por otro lado,
hace treinta años se gastaron siete mil billones, sí, con b de bastardo, para
construir una serie de diques que debían girar para gestionar las mareas.
Fueron diseñados de un modo defectuoso y no han funcionado nunca. De alguna
manera hay que parar todos esos desastres».
Siempre Venecia, pues, pero podríamos
preguntarnos si Guido Brunetti llegará a trabajar en alguna ocasión fuera de la
ciudad de los canales, por ejemplo en España. «Podría hacerlo perfectamente,
pero me haría quedar como una tonta. Venecia es un lugar que domino completamente,
conozco a su gente, su idioma, su sensibilidad, en sus calles y casas puedo
centrar muy bien el personaje y, si lo ubico en otro sitio, lo único que
saldría son tópicos carentes de sentido y chistes malos de turista. Sin
embargo, me gustaría llevarlo una vez a Nápoles, sueño con verlo moverse por
allí».
Y UNOS FLECOS PARA TERMINAR
Poco antes de que Donna Leon aterrizase en
València Negra, estalló el escándalo del Premio Nobel de literatura, un
argumento quizá apetecible para un thriller. «No escribiría sobre este asunto.
La gente como ésa, me refiero al fotógrafo y su mujer, me da mucho asco. No
desperdiciaría mi tiempo en hacerlo ni en hablar de ello».
Un aspecto no tan conocido de la dama del
crimen es su afición por la ópera, de hecho publicó una novela policiaca relacionada
con este mundo. «La música es una de las cosas más importantes de mi vida. Soy
una aficionada exagerada, empedernida, me gusta la música y he de resistir la
tentación de ubicar cada novela en un entorno musical, porque no puedo hacer
eso a mis lectores. Ellos no están casados con la ópera como yo».
Y la última cuestión antes de partir para
encontrarse con sus seguidores en el Teatro Talía: ¿se ha cansado alguna vez de
Brunetti? «No, no estoy cansada de Brunetti, en absoluto. Es un hombre
simpático, como he dicho antes, felizmente casado y bien alejado de los
investigadores sucios, alcohólicos y desgraciados. A Brunetti le interesa la
muerte por su profesión, pero por nada más. Prefiere la vida».
SOBRE DONNA LEON
Donna Leon (Nueva Jersey, 1942). En 1965 estudió en Perugia y Siena. Continuó en el extranjero y trabajó como guía turística en Roma, como redactora de textos publicitarios en Londres y como profesora en distintas escuelas norteamericanas en Europa y en Asia (Irán, China y Arabia Saudita). Protagonizadas por el comisario Brunetti, ha publicado, siempre en Seix Barral, las novelas ‘Muerte en La Fenice’, que obtuvo el prestigioso Premio Suntory a la mejor novela de intriga, ‘Muerte en un país extraño’, ‘Vestido para la muerte’, ‘Muerte y juicio’, ‘Acqua alta’, ‘Mientras dormían’, ‘Nobleza obliga’, ‘El peor remedio’, ‘Amigos en las altas esferas’, —Premio CWA Macallan Silver Dagger—, ‘Un mar de problemas’, ‘Malas artes’, ‘Justicia uniforme’, ‘Pruebas falsas’, ‘Piedras ensangrentadas’, ‘Veneno de cristal’, ‘Líbranos del bien’, ‘La chica de sus sueños’, ‘La otra cara de la verdad’, ‘Cuestión de fe’, estamento mortal’, ‘La palabra se hizo carne’, ‘El huevo de oro’, ‘Muerte entre líneas’, ‘Sangre o amor’, ‘Las aguas de la eterna juventud’, ‘Restos mortales’ y ‘La tentación del perdón’, su última entrega por ahora. Escribió también ‘Las joyas del paraíso’, novela negra no protagonizada por Brunetti centrada en el mundo de la ópera. Igualmente es autora del libro de ensayos ‘Sin Brunetti’ y prologuista de la atípica guía ‘Paseos por Venecia’. Sus libros, traducidos a veintiséis idiomas, incluido el chino, son un fenómeno de crítica y ventas en toda Europa y Estados Unidos. Desde 1981 reside en Venecia, aunque ahora pasa largas temporadas en Suiza.