Nº 551.- La
espera, al otro lado del hilo telefónico, se demoró un poco. La avalancha de
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Fotografía Guillermo Otero (cedida por Ed. Planeta) |
medios informativos madrileños interesados en hablar con Florencia Etcheves fue grande. Poco antes de las siete de la tarde
pude teclear su número en el móvil y conversar con ella. El motivo de la
entrevista fue la publicación en España de su tercera novela, ‘Cornelia’,
editada por Planeta, en la que relata el secuestro de una adolescente por una
banda de delincuentes especializada en la trata de mujeres para la explotación
sexual. El libro forma parte de la serie de novelas protagonizados por dos
policías, un hombre, Francisco Juánez, y una mujer, Manuela Pelari, que se
enfrentan a todo tipo de crímenes y violencias en la Argentina actual. En
‘Cornelia’, Florencia Etcheves ha dejado el mensaje, mejor tal vez la
advertencia o el aviso, de que ninguna mujer está exenta de riesgos y que todas
son vulnerables por el mero hecho de serlo. Después de los saludos
protocolarios, comenzó nuestra charla. La grabadora, piloto rojo encendido, registró
atenta nuestras palabras.
¿Qué significa escribir para
Florencia Etcheves?
Escribir es encontrar un
nuevo canal donde poner mi voz. Trabajé veinticinco años en la televisión como
periodista de sucesos y no había tiempo para pensar, había que salir al aire
rápidamente. En los libros puedo elaborar mucho más lo que quiero decir y exponer
mi voz de un modo mucho más reflexivo.
¿En tu caso la escritura
tiene un valor terapéutico?
Absolutamente terapéutico.
Al principio fue bastante traumático, porque yo tenía a mi alcance todas las
posibilidades de inventar, mientras que en el periodismo, de donde yo procedo,
eso no era posible, porque allí inventar es una mala palabra, es como
traicionar a la profesión. Durante un tiempo me sentía culpable y me costó
mucho superar esa sensación, pero una vez me acostumbré me di cuenta de que la
escritura de ficción me hacía feliz. Esa capacidad de matar o revivir gente,
según lo requiera la historia, me parece un ejercicio fabuloso y lo estoy
pasando bien.
Y
¿cómo surgieron Manuela Pelari y Francisco Juánez, los protagonistas de
‘Cornelia’ y de las otras novelas tuyas?
A mí me gusta escribir
varones, me cuesta mucho escribir mujeres, porque al ser mujer tengo que
alejarme. Varones me resulta más fácil, hablo con ellos, les pregunto, trato de
sacar cosas suyas y de narrar cómo los percibo yo. Todo lo referido hasta ahora
tiene que ver con Juánez, pero ocurrió que, cuando ya tenía avanzada la primera
novela, mi hija que se llama Manuela, me preguntó si en el libro había algún personaje
con su nombre. Y la verdad es que no había. Me agarró el sentimiento de madre
culposa y me inventé un personaje, cortito, con su mismo nombre para que ella
estuviera contenta. La sorpresa fue que, al entregarle el libro a la editora,
le gustó mucho y me pidió que le diera más cancha, porque le encantaba la dupla
Juánez-Manuela. Manuela Pelari comenzó a crecer y se erigió en la protagonista.
Así que mi hija, al final, fue la que ganó.