En su novela, ‘Valor’ (2016),
Clara Usón abordaba una estructura basada en tres historias: la de una
directora de sucursal de una caja levantina; la de Fermín Galán, un joven
militar; y la de un sacerdote fanático del campo de concentración de Jasenovac.
Si nos remontamos un poco más atrás, en ‘La hija del este’ (2012) trataba una
situación real, la relación entre Mladic, uno de los generales más sangrientos
de los Balcanes, y su hija. Ambas obras tenían en común que trataban sobre el
mundo de la familia y las relaciones familiares. En una entrevista que mantuve
con la propia escritora tras la publicación de ‘Valor’, comentó que «una buena
parte de casi toda la literatura está construida en torno a las relaciones
familiares, que constituyen un maná literario inagotable en el que se muestran
las grandes contradicciones del ser humano». Hoy, en 2018, en su reciente
entrega ‘El asesino tímido’, editada por Seix Barral, la escritora barcelonesa
aprovecha la oportunidad para incidir en este mismo territorio y, valiéndose de
la historia real de una actriz de destape de los últimos años del franquismo,
Sandra Mozarovsky, supuestamente relacionada con las más altas esferas en la
España de la Transición, nos cuenta su entorno familiar, especialmente centrado
en la difícil relación que sostuvo con su madre y también con su padre, si
bien, con este último su enconamiento se manifestó a través de su pertinaz
pugna por demostrar que una mujer podía dedicarse perfectamente a cualquier
profesión, en su caso la abogacía, oficio en el que se desempeñó durante quince
años simplemente por este motivo. Estamos por tanto, ante una autobiografía
novelada.
La vida de Sandra Mozarovsky se presenta
en ‘El asesino tímido’ como una trama policial irresoluble, un caso oscuro. A
los dieciocho años la actriz nacida en Tánger, hija de padre ruso y madre
española, ya llevaba a cuestas un buen puñado de películas de las catalogadas
como de destape, algo que la desmoralizaba porque siempre le asignaban este
tipo de papeles. Corrían los años en los que los españoles peregrinaban a Francia,
pero no a Lourdes sino a Perpignan, para ver películas eróticas. En su intento por
reconstruir la trayectoria de la artista, Usón recurrirá a revistas de la época
(Diez Minutos, Pronto y alguna más),
a búsquedas por Internet y al visionado de sus películas Con todo ello tratará
de responder, o no, las preguntas que ella misma se va formulando a medida que
avanza en su labor de desbroce. La muerte de Mozarovski, acaecida en Madrid,
anduvo rodeada de incertidumbre y misterio, ya que en plena madrugada cayó a la
calle desde un balcón, mientras regaba las plantas. Esto es lo que dice la
versión oficial, de la que Clara Usón recela con fundamento y se pregunta si se
deslizó ella sola al vacío o si la ayudaron a ello.