Nº 565.- Marzo. Viernes, doce y media de la mañana. Calor por València. Apenas hace
tres días que las fallas fueron reducidas a cenizas por las llamas, pero la
ciudad no termina de desperezarse. Bosteza aún. La primavera quiere disfrazarse
de verano antes de tiempo. La plaza de la Reina se muestra repleta de
visitantes, gente de la casa, gente de fuera, sentados, ante una cerveza, ante
un café, caminando sin pausa. Finnegans
of Dublin es la cervecería con aroma irlandés donde quedé citado con Ana
García Herráez, la escritora segoviana, afincada en València, que acaba de
publicar su primera novela, ‘El sendero de la palabra’, editada por Apache Libros,
en la que cuenta la peripecia de Connell, un profesor universitario, cuya
familia procede de Irlanda, que intenta encontrar su identidad en un mundo que
no siente como suyo propio. Su afición por narrar historias, heredadas de su
madre, y la trágica muerte de su hermana, precipitarán su marcha a la tierra de
sus antepasados. Una vez allí, la fuerza de la amistad y el amor contribuirán a
enseñarle un camino, que se resistía a tomar, y la memoria comenzará a moverse
de nuevo. ‘El sendero de la palabra’ fue galardonada con el Premio Tagus de
Novela, organizada por La Casa del Libro en 2017.
Ana, ¿una pinta de
cerveza, como la que estamos bebiendo aquí, sabe igual en València que en
Irlanda?
No, no, por mucha imaginación que le eches no sabe igual. Tal vez sea cosa del
agua, aunque imagino que llegará ya elaborada. Lo cierto es que una cerveza en
Irlanda significa muchas otras cosas: el ambiente, el cielo, la conversación y
la música en vivo mientras la bebes. En un pub irlandés se produce un
hermanamiento entre músicos y parroquianos que aquí no se da.