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Nº 589.- Inés Plana Giné (Barbastro, 1958) es
licenciada en periodismo. Ha desarrollado su carrera profesional en Madrid
donde reside. Asaltada por una capacidad fabuladora desbordante, desde pequeña su
vocación siempre fue la escritura. Devoradora contumaz de novelas policíacas y
también decimonónicas, en el año 2018 dio el salto a la República de las Letras
con su primera novela, ‘Morir no es lo que más duele’, protagonizada por Julián
Tresser, teniente de la Policía Judicial de la Guardia Civil, galardonada con
los Premis Continuará 2018 de TVE en Catalunya y finalista de los certámenes
literarios València Negra y Morella Negra. Ahora presenta ‘Antes mueren los que
no aman’, editado por Espasa, en el que este singular benemérito ha de
enfrentarse al asesinato de una funcionaria de la Seguridad Social y a la
búsqueda de Luba, una cría de doce años que desapareció misteriosamente veinticuatro
meses antes y cuya pista se recupera ahora. La peripecia de la novela es atractiva
e interesante, pero sin duda lo que más llama la atención de la voz de Inés
Plana es su capacidad para construir personajes verosímiles, tanto secundarios
como principales, y ofrecer al lector una completa radiografía de sus
reflexiones, actuaciones y temperamento. Fue un lunes de octubre, pasado el mediodía,
cuando Inés Plana y quien suscribe nos sentamos a una mesa del hotel Vincci Lys
de València para conversar sobre su nuevo título. La grabadora, piloto rojo
encendido, comenzó a registrar preguntas y respuestas. Por este orden. Sin más
dilación. Sin cortes.
Inés, ¿qué significa escribir para ti?
Escribir es una necesidad, es alimento,
es algo con lo que convivo toda la vida porque siempre quise hacerlo. Nací con
ese aliento, con ese impulso. Al principio escribía poemas, relatos y cuentos
sin parar. Es algo superior a mí.
Como muchos otros escritores provienes
del periodismo, ¿por qué decidiste dar el salto a la ficción, quizá para
compensar la dura realidad de la prensa diaria?
No, no, la escritura no es una
compensación para mí. Vivo pegada a la realidad, bien cuando trabajo en un periódico
o cuando escribo una novela. Pero el tratamiento es diferente. En la prensa, la
verdad es obligatoria y en la literatura escribo desde mi propia verdad. De
alguna manera en ambos medios siempre revoloteo en torno a la verdad, objetiva
o subjetiva.
En tu caso, al sentarte a escribir
‘Antes mueren los que no aman’, tu segunda novela ¿ha existido miedo al papel
en blanco?
No, la verdad es que no. Empalmé la
escritura de la segunda novela con la primera y, cuando se publicó ‘Morir no es
lo que más duele’, ya llevaba escritas más de ciento cincuenta páginas de
‘Antes mueren los que no aman’. Me puse a escribirla sin conocer si la primera
tendría éxito o no. Lo que sí he percibido ha sido responsabilidad conmigo
misma por hacer las cosas bien. Nada más. Sabía que la segunda novela se mira
con lupa, porque es el comienzo de la consolidación de la carrera de una
escritora.
¿De tu primera novela aprendiste algo
que has aplicado aquí?
Todo, he aplicado todo lo que aprendí en
la primera, que me proporcionó más soltura y osadía a la hora de concebir las
tramas. Las de esta segunda novela son más complejas. La experiencia de que te
publiquen es maravillosa, igual que la promoción, el contacto con los medios,
con los lectores… Todo es estupendo, es un mundo de sensaciones muy gozoso y me
considero una privilegiada al verme premiada por mi esfuerzo. Tengo muchas
ganas de continuar escribiendo, porque eso es lo que me hace feliz.
Hace unas semanas, la periodista Marina
Sanmartín, en un artículo publicado en ABC Cultural, te incluía dentro
de las grandes promesas del género negro de este país, ¿cómo se lleva eso con
tan solo dos novelas publicadas?
Me colma de alegría que me incluyera dentro
del grupo de escritoras de novela negra, que cita en su artículo. Ignoraba que
iba a publicarlo y, cuando me encontré al lado de otras autoras y leí que decía
que la proporcionalidad existente entre la intriga y el delirio en mi novela resultaba
impecable, pues pensé que era lo más bonito que se podía decir sobre mi
escritura.
¿Por qué elegiste el género negro para
comenzar a escribir?
Desde pequeña me atrae mucho la
truculencia, lo escabroso, lo mórbido y, de alguna manera, el argumento que
elegí para mi primera novela era una historia criminal. No me gusta el gore,
pero sí me interesan ciertas atmósferas que se crean a su alrededor. Me apasiona
el cine negro de los 40 y las novelas negras. Considero a Patricia Higsmith mi
maestra. Me encanta esa extraña sensación que percibo de que, a sus personajes,
gente normal y corriente, de repente, les sucede algo extraordinario o
doloroso. Creo que nadie es absolutamente bueno, nunca. Todos tenemos una parte
oculta, que me seduce explorar. Me interesa descubrir cómo una persona pasa al
otro lado y qué es lo que le impulsa a ello.