Fotografía: Richard Torres Hernández |
Nº 595.- Última semana de diciembre. Faltan pocos
días para que concluya 2019, un año interesante desde el punto de vista
literario. Es mediodía y, al otro lado del teléfono, se encuentra Andrés
González-Barba (Sevilla, 1974), que
acaba de publicar ‘El testamento de Mr. Hyde’, su cuarta novela, donde da
rienda suelta a su fascinación por la figura de Robert Louis Stevenson y lo
hace a través de su famosa obra ‘El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde’,
en la que el escritor escocés abordó dos de sus más acuciantes obsesiones: el
tema del doble y el conocimiento de cómo cada ser humano libra una batalla
interior entre el bien y el mal. ‘El testamento de Mr. Hyde’, editada por
Algaida, es una novela de aventuras, de introspección, de búsqueda, de misterio
y fantasía, que también esconde entre sus páginas una romántica historia de amor.
González-Barba es también autor de un par de libros de relatos, así como de
varios títulos de literatura infantil y juvenil, sin olvidar su vertiente de
poeta. Justo antes de comenzar, la grabadora se quedó sin batería. ¡Vaya por
Dios! Reanimada con nuevas energías, léase con dos pilas sin estrenar, apreté la
tecla del rec, se iluminó el piloto rojo y arrancamos a conversar. Al
fondo, sonaba un cierto aroma de literatura gótica, arropado por un frufrú de
levitas, la niebla londinense y las madrugadas del Edimburgo del siglo XIX.
Andrés, ¿qué significa la literatura
para ti?
Bueno, me dedico a la literatura porque es
mi gran pasión desde que era pequeño. Como otros escritores, me inicié en la
lectura de muchos libros y, a partir de ahí, me entró el deseo de crear mis
propias historias y mis propios universos. Escribí mis primeros textos como adolescente, continué haciéndolo mientras estudiaba la carrera y en el
año 2010 conseguí publicar mi primera novela.
¿Cómo surgió la idea para escribir ‘El testamento de
Mr. Hyde?
Surgió por
el icono del personaje de Mr. Hyde. Todos tenemos una imagen suya a través de
las películas y de los libros de Stevenson, un escritor al que admiro y al que
pensé que valía la pena reivindicar. Así que decidí darle una vuelta de ciento
ochenta grados a su novela sobre Hyde.
Esta novela encierra varios géneros:
aventuras, misterio, intriga, viajes, amor…
Sí, es un poco de todo eso que dices,
porque a mí, desde que comencé a escribir, me ha gustado mezclar géneros en mis
obras y no limitarme a uno solo. Por eso la novela tiene misterio, viajes,
aventuras, amor… Es una obra caleidoscópica en la que, sobre todo, he
pretendido sorprender al lector con los giros y saltos que se producen durante
el transcurso de la narración, que va cambiando de género continuamente.
¿Por qué escogiste la primera persona
para contarla?
Me interesaba mucho ahondar en el
retrato de Peter Stewart, el protagonista, porque yo quería que él llevase el
control de la trama. Por lo tanto, Stewart conocerá a una serie de personajes
ligados a la vida de Stevenson y la historia avanza a partir de las emociones
que siente ante todos esos nuevos detalles que va descubriendo. En esto, me
inspiré un poco en el personaje del periodista que investiga el caso de la
película ‘Ciudadano Kane’, que indaga en el pasado de Kane a través de personas
que lo conocieron.
¿De dónde procede tu interés por la
figura de Robert Louis Stevenson? ¿Cómo llegaste hasta él?
En cierto modo, igual que muchos de
nosotros, cuando era adolescente me interesé por obras suyas como ‘La Isla del
Tesoro’, ‘Secuestrado’, que mostraba la pasión de Stevenson por la historia de
su país, Escocia, y, por supuesto, ‘El extraño caso del doctor Jekyll y Mr.
Hyde’, que me fascinó porque tiene trazas de novela moderna, aunque entonces a
lo mejor yo no era consciente de ello. El libro está dedicado un tío mío, que era
profesor de Literatura en la Universidad de Sevilla, al que le gustaba mucho
Stevenson. Todas esas cosas juntas provocaron en mí un imaginario que me
condujo a interesarme por el escritor escocés y a investigar sobre su vida.
Stevenson estaba obsesionado, o muy
interesado al menos, por el tema del doble, de la dualidad de la persona.
Efectivamente, este era un tema muy recurrente en su
obra. Fue un pionero en esto. Hay relatos y novelas suyas, como ‘El barón de
Ballantree’ que muestran esa dualidad entre un ser más bondadoso y otro más
maligno. En ‘El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde’, Stevenson llevó el asunto hasta extremos notables. Por tradición romántica, la
figura del mal era algo externo al ser humano, sin embargo, él hizo que esa
figura brotase desde el propio interior de la persona y produjera esa dualidad.
Sin duda, este problema le fascinaba y, a partir de ese planteamiento, he
intentado crear una historia que explicase un poco su interés por esa doble
condición del ser humano.
En la novela, citas el término «doppelganger», una
idea que habla de que cada persona tiene su doble y que, cuando se cruza con
él, sufre enfermedades y muere al cabo de poco tiempo. En este caso, morirían
ambos, porque cada una de estas personas es el doble de la otra, ¿no?
Sí, eso era lo que opinaba la tradición alemana. Y
claro, tal y como lo planteas, en ese caso morirían las dos porque cada una
encontraría a su doble y le sucedería alguna desgracia. En su novela ‘El
doble’, Dostoievsky retrata muy bien este asunto y cuando conoce a su doble
entra en una espiral de desgracias. A Edgar Allan Poe, que también escribió
sobre esto en su relato William Wilson, tropezarse
con su doble llevaba al personaje a sumirse en una especie de estado de
desgracia por decirlo así.
¿Quizá el éxito que alcanzó en su día
‘La isla del tesoro’ eclipsó la obra de Stevenson y provocó que su literatura se
encasillara dentro del género juvenil y de aventuras?
Creo que sí. ‘La Isla del Tesoro’ fue un bestseller
que proporcionó a Stevenson sus beneficios económicos más grandes y eclipsó
buena parte de su producción. A mediados del siglo XX se rescató su verdadero
valor como escritor, hasta entonces se le veía como un autor para lectores
juveniles. Afortunadamente, Nabokov y otros escritores consideraron ‘El extraño caso del
doctor Jekyll y Mr. Hyde’ como una novela muy moderna y la utilizaban como
ejemplo en sus talleres literarios. En España, Javier Marías y Fernando Savater
han reivindicado su calidad con fuerza y en el panorama sudamericano fue Borges
quien hizo lo propio.
Cuando pienso en Stevenson, a menudo me acuerdo de
Hugo Pratt y su personaje Corto Maltés.
Sí, hay algo de eso en los viajes exóticos que
aparecen en ciertas obras de Stevenson. Pratt recogió un poco el espíritu
aventurero del escritor escocés.
Stevenson murió joven a causa de la tuberculosis que
padecía.
Tenía muy mala salud. La tuberculosis le afectó desde
muy pequeño y resulta milagroso observar que, en tan solo veinte años de actividad,
pudiera publicar tantas obras de calidad. Stevenson murió con cuarenta y cuatro
años y ha entrado en la Historia de la Literatura por derecho propio y con varias
novelas de gran nivel. Verdaderamente, su muerte tan temprana fue una pena,
porque en su última etapa literaria había evolucionado hacia una escritura más
realista y descarnada, despojada de elementos fantásticos, en la que tal vez hubiera
cosechado una producción muy interesante. De hecho, no pudo terminar su última
novela que dejó incompleta.
Su vida parece muy marcada por la presencia de dos
mujeres: Alison Cunningham, su niñera, y Fanny Van de Grift, su esposa.
Efectivamente, Cunningham fue una persona fundamental
en su vida, sobre todo durante su infancia. Ella le inculcó una serie de
valores y le contó viejas leyendas escocesas. Stevenson le dedicó su libro ‘Jardín
de versos para niños’, que fue otro bestseller. Por su parte, Fanny
también fue muy importante porque creo que gran parte del éxito de sus novelas
se debe a ella. Fue una mujer muy adelantada para su época, dotada de una
intuición enorme para efectuarle correcciones y sugerencias. En la novela, explico
que la primera versión del libro sobre Mr. Hyde no le gustó a Fanny y él la
reescribió por completo en tan solo tres días. Después planteo cómo sería aquel
primer manuscrito.
‘El testamento de Mr. Hyde’ se
enmarca en la época victoriana, un momento especialmente atractivo para la
literatura fantástica, de terror y misterio.
Fue una época fascinante porque
supuso unos cambios muy importantes para la Humanidad, ya que nos adentramos en
la modernidad, que trajo aparejada la fascinación por las máquinas, el
progreso, la Exposición Universal de Londres y también la pobreza de muchas
personas por sus malas condiciones laborales. Somos nietos de ese momento
histórico y por eso nos llama tanto la atención. Desde el punto de vista artístico
y literario, muchos de los escritores que nos gustan aparecieron entonces, convirtiéndose
en mitos literarios que han perdurado intactos prácticamente hasta nuestros días.
Joseph Bell, catedrático de la Facultad de Medicina de
Edimburgo, que aparece en la novela, supone el punto de enlace entre Mr. Hyde y
Sherlock Holmes, o lo que es lo mismo entre Stevenson y Conan Doyle, ¿llegaron
a conocerse estos dos escritores?
Sí, aunque Conan Doyle era mucho más joven, se conocían de su época de
juventud en Edimburgo. Y ambos tenían una amistad común allí que no era otro
que Joseph Bell, que fue profesor de Conan Doyle. Aunque era de letras, Stevenson
también lo conocía y esto se sabe porque existe una carta donde le preguntó por
Bell a Conan Doyle. A causa de su temprana desaparición, Stevenson no pudo
disfrutar de Sherlock Holmes al completo, ya que falleció cuando Conan Doyle
acababa de matarlo y, por tanto, no pudo conocer su reaparición y su posterior
evolución. En una ocasión y de broma, Stevenson le dijo a un médico suyo que el
mejor remedio para los dolores de muelas era la lectura de las novelas de
Holmes.
Has reescrito la novela de Stevenson sobre Jekyll y Hyde como si fuera el primer
manuscrito, el que rechazó Fanny. ¿Qué siente un escritor del siglo XXI al recrear
una obra tan clásica y reconocida del siglo XIX?
Por
supuesto, has de tener respeto, y también atrevimiento, para darle otra vuelta
de tuerca e introducirte en la mente del escritor y plantear qué es lo que había
escrito Stevenson antes de la lectura censora de su esposa. Yo he realizado un
juego metaliterario y quisiera que el lector fuera un poco indulgente para ver
que mi versión entronca con determinados aspectos de la novela. Lo que más me
ha gustado ha sido ambientarla en Edimburgo y no en Londres, como hizo
Stevenson. Muchos expertos afirman que, en el fondo mientras escribía, Stevenson
pensaba en el Edimburgo laberíntico antes que en Londres. Para mí ha
constituido todo un desafío imaginar que la acción transcurría en la capital
escocesa y ver cómo esa circunstancia se vinculaba también con la historia de
los ladrones de cadáveres, otro de los temas por los que se interesó Stevenson.
La última pregunta por hoy: seguro que ya andas
inmerso en algún nuevo proyecto literario.
En efecto, me coges enfrascado en una novela nueva.
Pero no puedo revelar en qué personaje me estoy inspirando, porque quiero que
sea una sorpresa total. Se trata de un personaje conocido, del que tenemos una
imagen muy concreta y del que quiero ofrecer una visión humana. La novela es de
misterio, con un trasfondo personal y emocional. Dentro de unos meses, saldrá a
la palestra el nombre del personaje en cuestión. De momento, lo dejo ahí.