Además de al prometido Juicio
Final, inevitable, en la Edad Moderna los cristianos fueron encausados y
castigados por los tribunales eclesiásticos, con acusaciones por supuestas
creencias heréticas o transgresiones morales. Todo obedeció a intensas campañas
encaminadas a conseguir una mayor autenticidad de la vida cristiana, conforme con
los dictados de la Biblia, tanto por parte de la Iglesia católica como de la protestante,
y al mantenimiento de una preocupación por la existencia de idólatras, herejes
y judíos. La consolidación por las fronteras eclesiásticas llevo a poner un
mayor énfasis en la disciplina en ambos territorios, católicos y protestantes.
La utilización de la confesión y la penitencia como métodos válidos para obtener
la reconciliación y el consuelo constituyeron la marca distintiva del
cristianismo en la Edad Moderna. Los organismos encargados de velar por sus
respectivas ortodoxias fueron la Inquisición católica y los consistorios
protestantes reformados (calvinistas). Precisamente de estas instituciones, de
su estudio comparativo, es de lo que se ocupa el volumen editado por Cátedra,
titulado ‘Fe y castigo. Inquisiciones y consistorios calvinistas en el mundo
moderno’, de Charles H. Parker y Gretchen Starr-Lebeau (*eds).
En la década de 1970 numerosos investigadores
revolucionaron los estudios sobre la Inquisición. Son sobradamente conocidos
los trabajos realizados sobre las inquisiciones portuguesa, española e
italiana. Es curioso observar cómo los historiadores de la Inquisición y de los
consistorios protestantes han seguido caminos paralelos en sus quehaceres, sin
que apenas hayan existido colaboraciones en común. Entre 1970-1980 los trabajos
se centraron en un análisis estadístico de la información que proporcionaban
los documentos de los tribunales. La cuantificación de los casos, que han
llegado a nuestros días, también contribuyó a un mejor conocimiento de los
consistorios calvinistas. Y en los últimos años, se han añadido nuevas opciones
a la documentación de los tribunales, a través de la utilización de fondos documentales
procedentes de archivos eclesiásticos y también municipales. A pesar de todo ello, las diferencias lingüísticas
y alineamientos nacionalistas han impedido obtener perspectivas integrales,
transregionales e interdenominacionales.
Aunque no se han realizado
estudios yuxtaposicionales, podemos decir que los tribunales de la Inquisición
estaban dotados de un vasto número de jueces, abogados y funcionarios, tanto
laicos como clérigos; podían utilizar la tortura y poseían la facultad de
derivar al acusado al brazo secular para que este ejecutase la pena de muerte. Los
consistorios, por su parte, funcionaban como una junta de gobierno de las
iglesias locales reformadas y no actuaban como tribunales independientes. Los
propios pastores, además de sus actividades ministeriales, también se encargaban
de estos menesteres represivos. No podían torturar ni encarcelar, aunque trabajaran
con órganos estatales que sí podían hacerlo. Por tanto, carecían de recursos y
estructuras institucionales, así como de los amplios poderes legales y punitivos
de sus homólogos católicos, aunque en algunos territorios, por ejemplo, en
Escocia, su forma de actuar era muy similar a la católica, sin olvidar el caso
de Ginebra, donde las estrechas conexiones entre los tribunales religiosos y
los penales dieron como resultado un castigo corporal más contundente por parte
del consistorio y sus aliados.
Como señala Charles H. Parker, ‘Fe
y castigo’ «es un primer paso para aunar estos ambiciosos objetivos al intentar
introducir un enfoque interconfesional en el estudio de los usos penitenciales
de la Edad Moderna. Los ensayos que incluye esta obra examinan las dimensiones
multifacéticas de las Inquisiciones católicas y de los consistorios reformados
desde una perspectiva comparativa». El libro, por tanto, es una suma de
estudios procedentes de diversos historiadores, veintiséis en total, incluido
el propio Parker y Doris Moreno, encargada de la edición española. Viene estructurado
en tres partes fundamentales: El marco legal y administrativo de las
instituciones de control, que abunda en el engranaje burocrático de las
Inquisiciones y consistorios de la Edad Moderna; Consistorios e
Inquisiciones en acción, que recoge las nuevas aportaciones
historiográficas sobre las complejas interacciones entre los funcionarios
eclesiásticos, las autoridades civiles, los acusados y las personas que las
entregaban; y, por último, Expansión y decadencia de la disciplina
eclesiástica, que estudia el rumbo de estas instituciones disciplinarias a
través del tiempo y del espacio. El volumen concluye con una colaboración de E.
William Montet, donde el autor subraya la preocupación interconfesional por la
penitencia en la Edad Moderna. Como señala Montet, tanto calvinistas como
católicos consideraron algunos pecados lo suficientemente graves como para
justificar la creación de una extensa red, mediante la cual pecados y pecadores
fueran buscados, identificados y avergonzados públicamente. En este asunto, tanto
las autoridades seculares como las religiosas trabajaron juntas, en pos de la
consecución de una penitencia, una contrición y una reforma eficaces. La
edición de ‘Fe y castigo’ incluye una Introducción a cargo de Doris Moreno, que
parametriza el libro dentro de las corrientes historiográficas españolas, así
como mapas de los tribunales inquisitoriales y consistorios, Bibliografía e
Índice onomástico y de materias.
‘Fe y castigo. Inquisiciones y
consistorios calvinistas en el mundo moderno’. Charles H. Parker. Gretchen
Starr-LeBeau (eds). Traducción de Noa Alarcón. Tapa blanda, 414 páginas. Ed.
Cátedra, 2020. Precio: 22’00 €.