Fotografía cedida por Planeta |
Enhorabuena, Sandra, ¿cómo una
persona tan atareada como tú, presentadora de programas televisivos, de
realities, puede escribir una novela? ¿De dónde sacas el tiempo para hacerlo?
Gracias. El secreto radica en que
el reality en sí no me lleva tanto tiempo. Son programas en directo que no me
exigen ser rigurosa con la actualidad y que tampoco son diarios. Así que
trabajo dos días a la semana y el resto gozo de tiempo para la escritura. No
hay más.
¿Qué te aporta la aporta la
literatura y qué te aporta tu trabajo televisivo en tu vida diaria? ¿En algún
momento sientes deseos de huir de la realidad a través de la literatura?
Son dos elementos que me aportan
muchas cosas y me ayudan a equilibrar la complejidad de mi propia personalidad.
Por un lado, satisfago la necesidad de estar hacia afuera y de relacionarme con
gente a través de la televisión, y por otro, el mundo de la escritura cubre el
deseo de indagar sobre mí y de desinhibirme.
No pudiste asistir a la
entrega del Premio Planeta precisamente tú que, como periodista, has cubierto
ese acto en otras ocasiones. Esta vez eras una de las dos personas
protagonistas de la gala, ¿cómo viviste ese momento desde la distancia?
Bueno, lo viví de forma atípica,
pero desgraciadamente ya estoy acostumbrada, porque desde el pasado mes de
marzo llevamos viviendo muchos acontecimientos y situaciones personales y
profesionales a través de una pantalla. El Premio Planeta me ha supuesto una
alegría inmensa y un reconocimiento a mi trabajo, y creo que así es como debo
vivirlo.
¿Ser finalista cambiará mucho
tu vida, tanto la personal como la literaria?
Pues fíjate, como todavía estoy
en la nube de la promoción, no me ha dado tiempo a plantearme que me cambie la
vida más allá de seguir escribiendo y disfrutando de mi profesionalidad en la
televisión. Conforme vaya viniendo mi vida te iré contando, porque no acostumbro
a plantearme el futuro. Dejé de hacerlo ya hace tiempo.
¿Cómo surgió la chispa inicial
que propició la escritura de ‘Un océano para llegar a ti’?
Recuerdo que conducía camino de
Portugal, un lugar que frecuento bastante, y poco antes de parar a repostar
pensaba sobre lo que quería escribir. Llevaba un tiempo tomando notas,
detalles, ideas, pero ninguna terminaba de convencerme. Entonces me llegó una
frase: «Gente extraordinaria con una vida ordinaria», sentí por dentro como una
revolución y me dije que eso era lo que buscaba, algo parecido al relato de ‘La
ventana indiscreta’, que te abre un hueco y te permite focalizar a una familia
cualquiera. Había de ser un relato coral y con unos personajes tan cotidianos
que el lector pudiera identificarse con ellos. Tiré del hilo de las emociones,
fui haciéndome preguntas y llegué a la conclusión de que iba a contar la
historia de dos personajes, que estaban en las antípodas y de cómo eran capaces
de acercarse el uno al otro.
‘Un océano para llegar a ti’
describe la difícil relación entre Félix y su hija Gabriele, que se ven
obligados a convivir juntos durante un tiempo tras la muerte de Greta, esposa y
madre, respectivamente, de ambos. En ese sentido, el título que has escogido
parece perfecto para describir la situación, la distancia y el acercamiento a la
vez.
Sí, claro, sí, es exactamente
eso: un padre y una hija distanciados desde hace años, cada uno por sus propios
motivos, que no son capaces de mirarse y hablarse y que en el fondo son mucho
más iguales de lo que creen. Eso lo descubrirán a lo largo de la narración. La
novela habla de las malas interpretaciones, de no saber comunicarnos, de las cuentas
pendientes o de esas decisiones que cambian nuestras vidas, pero también de la
reconstrucción de los puentes que sostienen nuestras relaciones y que, en un
momento dado, se cayeron.
¿Es el amor, ya sea romántico
o filial, el único elemento que puede reconstruir esas relaciones rotas, esas
situaciones familiares que se antojan irreversibles?
Yo estoy convencida de que sí.
Hay una frase que le dice la pasajera de un tren a Gabriele que constituye la
columna vertebral de la novela: «Solo hay algo más grande que la voluntad y es
el amor». Tanto Gabriele como su padre tenían la voluntad de continuar
alejados, pero el amor pudo más que nada y les acercó
La novela está trufada de
frases interesantes. Veamos ésta: «Sin el pegamento que los mantenía unidos,
sin Greta», ¿en cada familia siempre hay un elemento que actúa como pegamento,
como nexo de unión entre sus miembros?
Creo que sí. En cada familia está
eso que llamamos conciliadores, personas que acercan posturas y buscan el
momento preciso para reducir esos océanos que se crean entre dos o más miembros
de cualquier familia.
Fotografía cedida por Ed. Planeta |
No sé si es un tópico, porque es
algo muy complejo. En la novela he intentado introducirme en el análisis de las
emociones y a esa pregunta me atrevería contestar que sí, pero no podría certificar
que la cantidad no siempre asegure la calidad del amor. Creo que lo arreglaría
por ahí.
En alguna de las entrevistas
que te han hecho, has comentado que ‘Un océano para llegar a ti’ habla de
valorar en su justa medida las pequeñas cosas de la vida, ¿con la irrupción del
covid-19 esas pequeñas cosas han incrementado su valor?
Ahora que estamos en el centro de
la pandemia, creo que nos hemos refugiado en el placer de lo cotidiano y de lo pequeño
y nos hemos visto reconfortados. No sé si, cuando traspasemos esta situación,
quedará mucho de todo esto o no, pero quiero pensar que aprovecharemos para
vivir un poco más despacio y sacarnos de encima todo lo que no es esencial. A
veces como ahora, la vida nos detiene y nos obliga a bajar la velocidad y
recuperar el norte para seguir avanzando.
Excepto algunos wasaps y tres
cartas, has escrito la novela en tercera persona.
En este caso un narrador
omnisciente me funcionaba muy bien. Las cartas o los wasaps me parecían algo muy
actual y no dejan de ser una técnica literaria más, pero la voz narrativa en
tercera persona me parecía la más adecuada para contar esta historia.
La primera de las tres cartas
tiene mucho peso en la narración porque, a petición expresa de la fallecida
Greta, condiciona la vida de Félix y Gabriele durante cuarenta y nueve días
exactamente.
Es verdad. Esa carta significa el
primer punto de inflexión de la novela y el lector se pregunta cómo van a
comportarse los personajes, cómo van a vivir juntas durante tantos días dos
personas tan alejadas entre sí.
Por supuesto, el tema general
que sobrevuela ‘Un océano para llegar a ti’ es el de la familia. En tu novela
‘Tierra de las mujeres’ ya tratabas este tema, ¿te interesa mucho?
Sí, la familia es una fuente de
inspiración de siempre. Es el epicentro de todo. Se han escrito muchos libros
sobre ella y creo que se escribirán muchos más. Hay grandes sagas en la
literatura, como las de ‘El Padrino’, ‘Los
Borgia’, ‘Los hermanos Karamazov’ o ‘La
Casa de los Espíritus’. En la familia se cuecen muchas cosas y todos estamos
conectados a través de ella. Creo que habrá muy poca gente en el mundo que no
tenga historias que contar de su propia familia.
Terminamos por hoy. Sandra, con
tus cinco libros ya publicados, si giras la vista atrás, ¿qué sensación te
queda?
Siento que hay un camino muy
enriquecedor ya recorrido y percibo muchas más ganas de escribir, de seguir
aprendiendo y de meterme en nuevos retos literarios.
Herme Cerezo/Diario SIGLO XXI, 04/12/2020