Fotografía cedida por la editorial. |
de las enfermeras del centro. Nadie se explica cómo fue capaz de hacerlo y de huir sin ser descubierta. Peor aún: nadie conoce su paradero. Otra mujer, Eva, alquila una habitación de su piso a Charlotte, una parisina discreta y poco habladora. Una noche Eva conocerá a Adrián en una discoteca y acabarán en su piso en lo que, aparentemente, suena a una cita prometedora. A la mañana siguiente, Adrián no está, Charlotte ha desaparecido y las paredes de su cuarto están teñidas de sangre. En medio de todo esto, se cruza la periodista Alicia Bastán, que ha publicado un libro de éxito titulado ‘El psiquiatra’, que le da una vuelta de tuerca a la trama. Esta es la sinopsis de ‘Todos buscan a Nora Roy’ (Ed. Planeta), la nueva novela de Lorena Franco, una escritora que debutó en el mundo de las letras a través de Amazon, donde alcanzó el respaldo de miles de lectores. A través del teléfono, conversé con la propia Lorena Franco unos días antes del inicio de la Semana Santa. Apenas un par de timbrazos bastaron para que la escritora barcelonesa descolgase − es un decir, porque ahora se aprieta la tecla verde de los móviles −, se iluminase el piloto rojo de la grabadora y comenzásemos nuestra charla.
Lorena, una mujer joven como
tú, pero con dieciocho títulos ya publicados debe tener poco miedo al folio en
blanco, ¿no?
Ese temor y respeto a la página
en blanco existe cada vez que termino una historia y quiero empezar otra,
porque yo necesito sumergirme en una nueva historia de manera continua. Sin
embargo, cuando tengo la primera imagen de lo que quiero contar, las palabras
me salen de muy adentro y comienzan a fluir. Solo entonces desaparece esa
sensación de miedo, que a priori siempre está ahí.
¿Qué significa la escritura para ti?
Escribo desde mucho antes de
comenzar mi carrera como actriz. A mucha gente le sorprendió que prefiriese
escribir a interpretar, pero ahora mismo solo me dedico a eso. Siento como una
necesidad de contar las historias que acuden a mi mente y disfruto muchísimo plasmando
en el papel todo lo que se me ocurre. Escribo las historias que, como lectora, devoraría
en veinticuatro horas.
Dado que también eres actriz,
¿te gustaría interpretar el papel de alguno de los personajes de tus novelas?
No, no [Risas]. Aunque las protagonistas
femeninas, las de más fuerza en mis novelas, tienen mucho de mí, no quiero
mezclar los dos ámbitos, prefiero interpretar personajes creados por otras
personas y crear personajes que interpreten otras actrices. En noviembre
pasado, la productora Zeta Estudios adquirió los derechos de ‘El último verano
de Silvia Blanch’, mi anterior novela, y yo no me vería interpretando los personajes
creados por mí misma.
Creo que le concedes mucha
importancia al feedback de tus lectores, ¿piensas en algún tipo concreto de
lector mientras escribes tus novelas?
No pienso en nadie en concreto. Mi
intención es escribir para todo el mundo. Obviamente, cada autor tiene su
propio público, pero eso ya no depende de nosotros, sino de los gustos
personales de cada lector. Yo me limito a dejar que la historia fluya bajo una
idea que pueda resultar interesante para el mayor número posible de lectores.
Es cierto que los escritores, gracias a la proximidad que proporcionan las
redes sociales, estamos muy cerca del público, pero yo escribo lo que
verdaderamente me nace y luego espero que guste.
‘El último verano de Silvia
Blanch’ y ‘Todos buscan a Nora Roy’, tus dos últimas novelas son thrillers, ¿por
qué te interesa este género en particular?
Aunque leo de todo, los thrillers
me apasionan. Yo empecé a autopublicar en la plataforma de Amazon. Entonces
experimenté un poco, porque todavía no tenía claro qué camino iba a seguir.
Probé novelas románticas y de otros estilos, hasta que ‘La viajera del tiempo’,
finalista del Premio Amazon 2016, me abrió las puertas de las editoriales.
Entonces escribí ‘Las horas perdidas’, un thriller que me atrapó completamente
y me especialicé en ese género, que resulta muy exigente porque debe atraparte
en la primera página y no soltarte hasta la última. Lo que ocurre es que a mí
me gusta contar las historias no desde el punto de vista de la investigación
policial, sino a través de personajes normales, que se ven envueltos en una
trama que no podrían imaginar ni en sus peores pesadillas.
El thriller es un género
estricto, con unas normas que hay que cumplir. Cuando te sientas a escribir, ¿lo
tienes todo claro o te dejas llevar por la escritura, es decir, eres escritora
de plano o de brújula?
Las reglas están para romperlas
muchas veces. No permito que me influyan ni los estereotipos de la novela
negra, ni lo que es correcto o no. Soy autora de brújula por completo. Tengo la
historia estructurada, pero para mí cada capítulo constituye una sorpresa. Me
gusta improvisar bastante, porque eso provoca que, a partir de un cierto punto,
la historia me sorprenda. Y eso es muy bueno porque al final, si el autor se
sorprende, el lector se sorprenderá mucho más aún.
¿’Todos buscan a Nora Roy’ está
basada en algún hecho real?
No, no, pero es una historia que
bien podría ser espeluznantemente real. Ha habido mujeres internadas en
psiquiátricos que desaparecieron y de las que no se ha vuelto a tener noticia.
Las familias reclamaron a esos centros sin encontrar respuesta. En ese sentido,
la novela si está inspirada en esos casos, pero en ninguno en concreto.
A la hora de narrar, los personajes
hablan todos en primera persona, ¿por qué?
Bueno es una estructura que me
gusta mucho. Me permite darles voz a los personajes y que ellos nos cuenten lo
que está ocurriendo. Lo bueno de la primera persona es que expresa únicamente
su punto de vista, no sabemos lo que piensan los otros y eso facilita mucho la
tarea de desarrollar el thriller.
¿Podríamos decir entonces que hablamos de una novela puzle, donde cada protagonista aporta sus fragmentos de la historia?
Claro. Este thriller es un puzle
donde cada personaje, aunque no lo sepa, es una pieza que va encajando. El
trabajo del lector es descubrir lo que pinta cada uno de ellos en la trama.
Eva, la protagonista de ‘Todos
buscan a Nora Roy’, es una tanatopractora, una profesión poco común, ¿puedes
explicar un poco en qué consiste?
Una tanatopractora es la persona
que se dedica a embalsamar los cadáveres. Eva trabaja en un tanatorio y ella define
su oficio como «maquilladora de difuntos». Pero en verdad su tarea es mucho más
compleja.
Sí, porque Eva no se conforma
y se interesa por la historia de sus muertos, incluso habla con ellos… Además,
debe sentir cierto estrés, porque fuma y bebe mucho café.
[Risas] Sí, como yo. La
tanatopraxia es una profesión que me ha atraído mucho, pero yo sería incapaz de
ejercerla, mucho más después de haber leído la documentación que he manejado
para escribir esta novela. Es un trabajo muy duro. La mayoría de los
tanatopractores conocen el historial del fallecido al que preparan para su
funeral. Por este lado, he aprovechado la profesión de Eva para denunciar el
acoso escolar, a los kamikazes que conducen en contradirección o a las personas
que beben y conducen ebrias y que provocan muertes que no deberían producirse.
En tu novela los que parecen
malos no lo son tanto e igual sucede con los buenos, ¿en un thriller el secreto
radica en jugar con las apariencias y las caras ocultas de los protagonistas?
Estos personajes con sus sombras
y luces, defectos y errores, funcionan muy bien. Incluso hasta la propia Eva miente
y, como ella dice, la mentira es un veneno si tú misma te la crees. También
muestran una cara bondadosa y tienen sed de venganza y justicia, son muy
característicos del thriller. En esta novela tenían que estar, no iba a ser una
excepción a la regla.
La inspectora Isabel Morgado y
la policía juegan un papel secundario y parecen ir a remolque de lo que Eva y
Mateo le dictan. Como policías, ¿no resultan poco inquisidores, conformistas
incluso …?
Isabel Morgado protagonizó un
thriller anterior mío y aquí me interesaba que jugase un papel muy secundario,
porque como te he dicho antes en mis últimos thrillers nos alejamos de la
investigación policial y nos centramos en los protagonistas de la trama, en sus
sentimientos y problemas. Ella les da crédito porque también ha leído el libro
de la periodista Alicia Bastán y se da cuenta de que Eva y Mateo son un par de
panolis que han visitado el escenario del crimen. Por lo tanto, aquí la investigación
policial funciona por un lado secundario, no la vemos. De hecho, para que el
lector esté al corriente de cómo avanza, he incluido las noticias que publica
el periódico Barcelona Ahora sobre el desarrollo del caso Nora Roy.
Hay una cita de William
Shakespeare muy interesante en la novela: "El infierno está vacío. Todos
los demonios están aquí".
Shakespeare tiene toda la razón.
Solo necesitamos encender la televisión, ver los informativos y observar lo que
ocurre en el día a día para darnos cuenta de que el infierno debe de estar
vacío, porque aquí hay muchos monstruos y demonios. Por desgracia, tanto tiempo
después la cosa continúa igual.
Dices en el capítulo de
Agradecimientos que te ha costado olvidar al personaje de Eva, ¿has tenido que
pasar un duelo?
[Risas]. Cuando acabé de escribir
tuve un dolor muy fuerte de cabeza, algo que no me había sucedido antes con
ninguna otra novela. La viví tan intensamente, desde el principio hasta el
final, que acabé con la cabeza como un bombo. Para mí, Eva es muy real y me ha
gustado mucho el feedback de los lectores, que me cuentan que ellos también la
echan de menos. Aunque es un personaje imperfecto, que comete errores, ha
empatizado con el público y es verdad que, hoy en día, todavía la echo de
menos. Pero es difícil que Eva vuelva a protagonizar otra novela.
Acabamos: ¿por dónde anda
Lorena Franco en ‘Todos buscan a Nora Roy’?
Quienes me conocen me comparan un
poco con Eva y con Lola, por sus pensamientos y los comentarios que hacen. Este
thriller tiene también profundidad, sentimientos y reflexiones propios de otros
géneros. Quizá también la rutina de Eva se parezca un poco a la mía,
especialmente en su parte más ociosa y en general, la novela tiene mucho de mí
en su parte luminosa. Por suerte, de las sombras no tiene nada.
Herme Cerezo/Diario SIGLO XXI, 08/04/2021