Blog de literatura, entrevistas, libros, cómics, balonmano, recuerdos y otras cosas.
«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)
lunes, 27 de diciembre de 2021
Bon Nadal y Feliç Any Nou 2022
domingo, 26 de diciembre de 2021
Presentación del volumen 2/1 de la Historia del Balonmano de la Comunidad Valenciana de Herme Cerezo
A lo largo del Campeonato del Mundo de Balonmano femenino, disputado en la Comunidad Valenciana y Catalunya durante los días 1 al 19 de diciembre de 2021, se presentó el volumen 2/1 de la Historia del Balonmano de la Comunidad Valenciana, escrito por Herme Cerezo. En este libro, el autor recoge las vicisitudes más destacadas del balonmano valenciano en el período comprendido entre los años 1980 y 2010. Además de la narración cronológica de los hechos, temporada por temporada, el libro incluye fotografías y entrevistas realizadas por el propio autor a entrenadores y entrenadoras, jugadores y jugadoras y directivos, que han posibilitado el desarrollo del balonmano en nuestra tierra y, por ende, en nuestro país. A continuación se pueden ver algunas imágenes de las presentaciones efectuadas en Castellón y Torrevieja.
domingo, 19 de diciembre de 2021
Norway, winner of the Women's Handball World Championship 2021/Noruega, campeona del Mundo de Balonmano femenino 2021
derrotar en la final a Francia por un esclarecedor 22 a 29, a pesar de haberse ido al descanso con cuatro goles por debajo en el marcador. En ningún momento las nórdicas perdieron la cara al encuentro. Capearon el temporal como pudieron y, con el trabajo de hormigas laboriosas, fueron a más. A poco de concluir la primera mitad perdían por seis tantos de diferencia, que redujeron a cuatro en el descanso, como ya se ha dicho.
En la reanudación, apretaron en defensa y su ataque se volvió mucho más resolutivo que en el inicio del encuentro. Lo que es habitual en el conjunto noruego. El acierto anotador de Mork, Reistad y Oftedal, que además repartió un buen puñado de asistencias, junto con la gran actuación de la guardameta Silje Solberg sacaron a Francia fuera de la pista. Las francesas poco pudieron hacer ante la avalancha nórdica y soportaron la lluvia de goles con cierta resignación.
miércoles, 8 de diciembre de 2021
World Handball Championship 2021
‘Qualsevol nit pot sortir el sol’
'Qualsevol nit pot sortir el sol'. Eso decía una de las canciones más emblemáticas del cantautor catalán Jaume Sisa allá por 1975. «Fa una nit clara i tranquil∙la, hi ha lluna…», comenzaba. Y ayer, en la noche del martes, siete de diciembre de dos mil veintiuno, en el Pavelló Ciutat de Castelló, el título de la canción se hizo realidad. Y habitó entre nosotros. Y, con las ocho y media pasadas, salió el sol. En la pista, Rumanía y Noruega se jugaban la primera plaza del grupo C del Campeonato Mundial de Balonmano femenino, que se disputa estos días en tierras valencianas y catalanas. Las rumanas empezaron imponiendo su mayor envergadura física. Noruega no lo pasó bien durante los primeros compases del juego. Pero eso duró hasta que salió el sol. Hasta que Stine Oftedal, en un contraataque, desalojó el número cero del marcador nórdico. A partir de ahí, el sol continuó brillando en plena noche. Y cada vez con más fuerza. Como en un amanecer cualquiera, Oftedal dio un recital: ataques al impar, conseguidos con facilidad imposible, goles en penetración, asistencias, pases tensos y picados, cambios de ritmo… Todo hecho con elegancia pasmosa y sonrisa imperturbable. A la fiesta de la central noruega, se sumó su compañera, Katrine Lunde, con sus paradas y pases de contraataque. Al descanso, el encuentro ya parecía sentenciado. O poco menos. Pero Stine todavía nos tenía reservados un par de destellos para la reanudación. Otro contraataque suyo, este con bote, la enfrentó contra tres defensoras rumanas, a las que hizo un auténtico tornillo antes de finalizar la acción con un nuevo tanto a su favor. Remató su trabajo con un dos contra dos en zona central, mediante un pase picado impensable, que la pivote noruega culminó con éxito. A partir de ahí solo quedaba contemplar como el electrónico desgranaba el tiempo y consumía los minutos hasta concluir el choque. El seleccionador noruego, Thorir Hergeirsson, con sabiduría, fue dosificando la estancia en pista de su central, que ya no intervino en los últimos ataques. Daba igual. Nada cambió. La bocina de la mesa certificó el final del tiempo de juego. Después risas, alegría, aplausos, emociones, la primera plaza conseguida y los saludos a los aficionados noruegos, teñidos en rojo y tocados con gorros vikingos, que siempre les acompañan. A la salida, el público solo hablaba de la actuación de Oftedal, conscientes de que habían visto probablemente a la mejor jugadora del balonmano actual. Stine Bredal Oftedal elevó el deporte del cuarenta por veinte a la categoría de arte, arte efímero, porque la belleza de sus acciones se esfuma de la pista en breves instantes, para brillar después, alojadas en algún rincón de nuestra memoria. Lo dicho: ‘Qualsevol nit pot sortir el sol’. Anoche, eso sucedió en Castellón. Con las ocho y media pasadas. Stine Oftedal (foto: Herme Cerezo
Herme Cerezo/Diario SIGLO XXI, 08/12/2021
lunes, 29 de noviembre de 2021
Cómo olvidarte, Almudena
Almudena Grandes por Fernando Vicente |
No puedo acudir a tu entierro, Almudena. Pero sí puedo sumarme a tu recuerdo con este mínimo homenaje: un libro escrito por ti: 'Las tres bodas de Manolita'. Hemos pasado un fin de semana apagado, lleno de niebla, muy triste. Ojalá se pudiera borrar. Pero no se puede. Y así perdurará en mi memoria. Como también perdurará el día que Pilar y yo te conocimos en la Feria del Libro de Castellón, allá por 1989 o 1990, no sé precisarlo con exactitud. Acababas de ganar el Premio Sonrisa Vertical y nos dedicaste 'Las edades de Lulú'.
Siempre esperaré tu próxima visita a València con tu nueva novela debajo del brazo, para entrevistarte, asistir a tu rueda de prensa o, simplemente, leer tus conversaciones con otros compañeros. Pero ahora te has ido. Ya no volverás por esta orilla del Mediterráneo.
Y, después de todo, solo queda una pregunta: ¿cómo olvidarte, Almudena?
No tengo respuesta para eso. Descansa en paz.
Herme Cerezo
domingo, 28 de noviembre de 2021
Gracias por todo, Almudena
Domingo. 28 de noviembre. Hace
frío a orillas del Mediterráneo. Me despierto. Son las siete de laAlmudena Grandes en la entrevista de 2014.
mañana. Mi
primer pensamiento es para Almudena Grandes. La escritora madrileña falleció
ayer por la tarde. La noticia temida. Ella misma comunicó su enfermedad en un
artículo hace un tiempo. Tras desayunar, levanto el ánimo dispuesto a enfrentar
los ejercicios de inglés. Cada día el inglés es devoción para mí. Hoy no. Hoy
solo busco pretexto para olvidar la tarde de ayer. Abro el libro. Me centro en eso que los
ingleses llaman quantifiers: any, some, a little, many, much, a few, lot…
De momento, no me motivan mucho. Conecto la radio. Juanjo Millás, Javier del
Pino, Óscar López y Víctor Manuel hablan en la SER sobre Almudena. Es
inevitable. Obligatorio. Deseado. Víctor Manuel dice, más o menos, que Almudena
pertenecía a todos, que su fallecimiento es como si nos hubieran amputado un
miembro y por eso nos duele tanto. No puedo estar más de acuerdo con sus
palabras. Involuntariamente, dirijo la mirada hacia un rincón de mi librería. Justo
donde guardo sus Episodios Nacionales de una Guerra Interminable. Robustos.
Lomo negro. Letras blancas. Colección Andanzas. Número 730. Las únicas novelas en
una balda de cuentos. Y de cuentistas. Me giro y cierro la página de la
gramática inglesa. Any, some, a little, many and others deberán esperar
un rato. No es su hora. Conecto el ordenador. Pulso las primeras teclas. Ignoro
a dónde me llevan. A la memoria. Aunque la conocí en la Feria del Libro de
Castellón de 1989, recuerdo la primera rueda de prensa con Almudena. Lugar: el entonces
Hotel Astoria. En València. Le acompañaba Juan Cerezo, su editor. Éramos
muchos. Una pregunta por barba. Supo a poco. A muy poco. Pero menos era nada. Me
propuse entrevistarla alguna vez. Lo conseguí otra fría mañana. La de un día
del mes de abril. Año 2014. Recién bajada del tren. El mismo escenario de
cuatro años antes. Una mesita redonda albergó la grabadora, su café y mi té
negro. Conservo la fotografía de las tazas. Almudena llevaba suéter azul. Y un
constipado de pronóstico. Su característica voz se quebraba con toses. Le
ofrecí un caramelo que aceptó. La cosa fluyó mejor. ‘Las tres bodas de
Manolita’. La Posguerra. El Valle de los Caídos. La cárcel de Porlier, donde mi
padre montó guardia en la posguerra… Acabamos la entrevista. Ojalá no hubiera
terminado nunca. Una delicia hablar con ella. Un ejercicio de generosidad por
su parte. De profesionalidad. Un placer. Una suerte compartir la primera media
hora de aquella jornada suya en València. Un privilegio. Nunca se lo agradeceré
bastante a Susana Alfonso y Amparo Gracia, las intermediarias en aquel
encuentro.
Luego fotos y una
dedicatoria. No fue posible entrevistarla de nuevo. La editorial cambió de intermediaria.
Ya no encontré hueco en su agenda promocional. Solo medios grandes. Da lo
mismo. Me vale la memoria. El recuerdo es dulce. Entrañable. La noticia de su
muerte me dejó el corazón helado. La mensajera fue Susana. Estaba acongojada,
porque la quería mucho. Creo que igual que todos. Intenté calmarla a través del
móvil, aunque sin mucho éxito. Su fallecimiento voló por las redes. Todos los
medios se hicieron eco de ello. Hasta el presidente del gobierno la recordó en
una breve alocución. Hoy, la Cadena Ser, con Juanjo Millás y Javier del Pino,
me ha servido sus comentarios. Indispensables más que nunca. Impagables. Con
Almudena se marcha una persona amable, combativa y fiel a sus ideas
republicanas. Ha dejado escrito su último artículo y, también, una novela
inédita. Allá donde estés, Almudena, encontrarás materia de escritura. Seguro
que sí. Seguro también que no dejarás nunca de darle a la tecla. Como has hecho
hasta el final de tus días entre nosotros. Gracias por todo lo que nos has
dejado escrito, por tus palabras, por tu ejemplo de compromiso. Descansa en paz.
A la tarde, tal vez yo regrese a los qualifiers. O tal vez decida releer
algún texto tuyo. Veremos.El rincón de Almudena entre mis libros
Herme Cerezo
jueves, 18 de noviembre de 2021
Edmundo Paz Soldán: «La ciencia ficción es un buen instrumento para establecer un diálogo entre el futuro y el presente»
Edmundo, en ‘La vía del futuro’ encontramos una cita preliminar:
«I program my own computer/Beam myself into the future» (Programo mi
propia computadora/Me proyecto hacia el futuro). Procede de un tema del grupo
Kraftwerk. ¿De alguna manera estas palabras han inspirado la escritura de estos
cuentos?
Cuando comencé a escribirlos no estaba escuchando música.
Fue otro día, mientras Kraftwerk sonaba en mi casa, cuando me dije que en la
letra de ese tema había resonancias. La frase de la cita se me quedó dando
vueltas en la cabeza y comencé a ver conexiones por todas partes. Esas cosas me
suceden siempre que estoy muy metido en lo que escribo.
¿Desde
cuándo arranca tu interés por la ciencia-ficción?
Como lector desde la adolescencia. Cuando comencé a
escribir, publiqué dos novelas sobre este género: ‘Sueños digitales’ y ‘El
delirio de Turing’. La primera se centra en los hackers y la otra en la
manipulación de imágenes audiovisuales por parte de un gobierno. Sucedía entonces
que yo me movía entre dos tradiciones muy fuertes: por un lado, la narrativa
sudamericana, de contenido social y político; y por otro, algo más fantástico
como era la ciencia ficción. Traté de unir ambas vertientes, pero los textos me
salieron con menos ciencia ficción de lo que yo hubiera deseado. Esto pasó hace
veinte años y creo que ahora he encontrado un punto en el que ambas tradiciones
se han fusionado de mejor manera.
La realidad avanza muy deprisa, a grandes pasos, ¿acaso
la ciencia ficción se va a quedar desfasada en algún momento?
Cuando tú escribes un cuento en el que aparece una
pastilla anticonceptiva en pleno siglo XIX, eso es literatura mágica. Si
escribes sobre la pastilla, ambientando la acción en los años sesenta, puede
entenderse como algo provocativo. Y si lo haces ahora, suena a obsolescencia. Por
tanto, creo que la realidad continúa su avance y normaliza ciertos aspectos que,
en su momento, considerabas como fantásticos, pero que ahora parecen procesos
ya inevitables.
‘La vía del futuro’ contiene ocho cuentos que hablan
sobre la Inteligencia Artificial (I.A.). Tal vez podías haber escrito una
novela en lugar de los relatos, ¿por qué te decantaste por este formato?
Simplemente porque para mí el cuento es algo
fundamental para narrar cosas muy específicas. Me gusta escribir libros de
cuentos que guarden una cierta unidad, en los que los relatos dialoguen entre
sí y respiren un mismo ambiente. Para mí el ejemplo más claro sería ‘Ficciones’
de Borges o ‘El Llano en llamas’ de Rulfo. Hacerlo de esta manera supone tener
lo mejor de ambos mundos, es decir, la autonomía del cuento y, a la vez, la
construcción de un espacio como el de una novela, que puedes habitar a lo largo
de todas sus páginas. He de decir que, al principio, solo pensé en un cuento,
‘La vía del futuro’, que fue como el Big Bang del volumen. Después comencé a
estirar de la madeja y descubrí que llevaba entre manos un libro que trataba
sobre la relación de los humanos con la I.A.
jueves, 11 de noviembre de 2021
Carlos Marzal: «Tratamos de matar el tiempo mientras el tiempo se dedica a matarnos a nosotros»
Nº 630.-
Asegura Carlos Marzal que acostumbra a ser un tipo puntual y que prefiere esperar a ser esperado. Y doy fe de que se aplica a ello. Unos minutos antes de la hora concertada, a través de la cristalera del Hotel Plaza, lugar de nuestro encuentro en pleno centro de València, le vi caminar entre los transeúntes hacia la puerta. La noche había caído ya. El servicio de bar permanecía cerrado a esa hora. Un caballero, enfrascado en la lectura de un libro, ocupaba la mesa colindante. No había nadie más. La ausencia de huéspedes, o de visitantes, en la cafetería resultaba apropiada para charlar sobre ‘Nunca fuimos más felices’ (Tusquets), la reciente entrega de Marzal, «un tratado literario de filosofía epicúrea que reivindica la felicidad y ensalza el amor, la amistad, los libros, la bondad… a partir del fútbol», según reza la contraportada. La tecla del poeta y escritor valenciano va y viene entre recuerdos, anécdotas, escenas divertidas, conversaciones con otros escritores y el presente futbolístico de su hijo, que lleva diez años practicando el deporte del balón redondo sobre la hierba. Natural o artificial. Es, sin duda, uno de los títulos del año. O, al menos, un libro que se va a recordar durante mucho tiempo y que quizá convenga tener a mano para releer a discreción. Sobre la mesa, el piloto rojo de la grabadora, iluminado, nos otorgó su nihil obstat. Embozados en nuestras máscaras, el covid-19 acecha, comenzamos la conversación. Mientras, al otro lado de la cristalera, en la calle, el cuatro de noviembre de dos mil veintiuno disfrutaba de sus últimas horas.Carlos,
según mis cuentas, llevas quince años sin publicar una novela o un artefacto
literario como este, ¿por qué tanta demora?
No sé si
hace tantos años, pero es verdad que llevo mucho tiempo sin publicar. Pero no
he estado tanto tiempo sin escribir, porque he publicado libros de poemas, de
aforismos y de relatos. Lo cierto es que a mí se me alargan los proyectos.
Empiezo con una idea y siempre tardo más de lo previsto. Mis libros resultan
más extensos de lo que pensaba y eso se debe a que disfruto mucho del proceso
de la escritura. Desde joven tuve suerte de publicar en buenas editoriales y,
como no he sufrido el ansia de la publicación, no me importa demorarme en ello.
‘Nunca
fuimos más felices’ lo estoy leyendo de una manera rara para mí. He leído
doscientas páginas, luego he saltado a la tercera parte, la ‘Prórroga’, y ahora
continúo donde lo dejé. En el fondo, pienso que no quiero que el libro se me
acabe.
Imagino
que es importante leer con el orden establecido. No pasa nada porque uno se
vaya a la parte final que, digamos, es una historia independiente, cuando ha
leído ya una buena parte como es tu caso. Pero no creo que comenzar por el
final sea bueno como iniciación a este libro, porque la ‘Prórroga’ es un
contrapunto al resto. Este es un libro hímnico, celebratorio, que canta la
amistad y el amor en general y, en particular, al fútbol. La parte final es muy
dura y me parece que permite apreciar mejor todo lo anterior, en el sentido de
que aceptamos la alegría de la vida a pesar de los pesares, aunque el final
siempre es trágico.
La
narración es intemporal, pero en un libro como este la intemporalidad es
irrelevante, ¿no?
Creo que
sí. El texto son anotaciones, que no tienen por qué estar datadas. Son
reflexiones que salen al paso. Las fui escribiendo con el transcurso de los
años y las he ordenado como me ha apetecido, con la intención de crear el ritmo
adecuado, alternando capítulos cortos con otros más extensos y páginas densas
con otras más escuetas.
Afirmas
que a la hora de escribir la primera persona es la más importante, ¿por qué?
Bueno,
porque creo que todo lo que escriben los escritores es autobiográfico. No
importa el género. Me parece que los tratados de matemáticas también lo son,
porque ¿qué hace un matemático escribiendo un libro sobre algo a lo que ha
dedicado el tiempo de su vida? Desde ese punto de vista, todo es
autobiográfico: la historiografía, la novela, la literatura confesional… En
definitiva, aunque a veces se adopten otras personas para narrar, todo está construido
desde el yo.
‘Nunca
fuimos más felices’ es un libro que versa sobre el fútbol, aunque no solo.
¿Quedaron atrás ya los tiempos en los que los escritores que escribían sobre
fútbol estaban mal vistos?
Han
pasado los tiempos en los que los escritores, a los que les gustaba el fútbol,
no lo confesaban. Sin embargo, sigue habiendo prejuicios con respecto al
universo del fútbol desde el mundo de la alta cultura, que considera que hay formas
de la cultura popular que no son dignas ni de estudio, ni de ser tratadas. Y a
mí me ocurre lo contrario. Pienso que no hay grandes temas, temas excelsos de
por sí, sino que hay talento o falta de talento en los artistas, en los
escritores en este caso, para tratar de ver las cosas de una manera u otra. En
principio, los conflictos entre ganaderos y agricultores en Wisconsin no tienen
por qué interesarme demasiado, pero muchas veces ese es el origen de un western.
Me gusta que los escritores me lleven al huerto, me seduzcan con un universo
que, en principio, me es ajeno o desconocido.
martes, 2 de noviembre de 2021
III edición GOLEM FEST VALÈNCIA
GOLEM FEST VALENCIA CRECE TRAS LA PANDEMIA
Golem Fest Valencia (Festival
de Fantasía, Terror y Ciencia Ficción) se ha presentado a los medios de
comunicación en el Monasterio de Miguel de los Reyes.
En la rueda de prensa se ha
contado con la presencia de Carmen Amoraga (directora general de Cultura y
Patrimonio), con Maite Ibáñez (concejala de Acció Cultural), así como con
Susana Alfonso (directora del Golem Fest, agente literario, editora y promotora
de autores y eventos culturales) y con José Luis Rodríguez-Núñez (director de
marketing del Golem Fest, fundador de Bibliocáfe, profesor de escritura y
promotor de eventos culturales).
Golem Fest Valencia reaparece
en su 3ª edición, con más fuerza si cabe tras la pandemia, del 5 al 14 de
noviembre. Dos fines de semana llenos de actos donde la fantasía, el terror y
la ciencia ficción llenarán este año el auditorio Joan Plaça del Jardín
Botánico (C/Quart, 80). Un Festival que va creciendo y asentándose gracias al
esfuerzo de su organización, de los patrocinadores y de la entusiasta
colaboración de editoriales y escritores.
viernes, 24 de septiembre de 2021
‘La llama inmortal de Stephen Crane’ de Paul Auster (Seix Barral)
Auster parece una caja de sorpresas interminable. Los que hemos disfrutado con su literatura, especialmente con sus primeras novelas, ya no albergamos motivos para sorprendernos con la irrepetible trayectoria del escritor de Newark. Escribo esto, porque en su nueva entrega, ‘La llama inmortal de Stephen Crane’ (Seix Barral), Paul Auster se descuelga con un libro de más de mil páginas, incluidos Notas, Agradecimientos e Índice Analítico, que es nada menos que una biografía. La biografía de otro escritor, tan norteamericano como él.
Dice Auster que su libro,
recuerden que tiene más de mil páginas, «pretende servir de “introducción” a la
vida y obra de Stephen Crane y se ha escrito para aquellos que lo conocen poco
o nada». El entrecomillado intermedio es de quien esto suscribe. Como escritor,
Paul Auster analiza la existencia de Crane desde la óptica de otro escritor, un
plumífero hablando de otro plumífero, no como un biógrafo especializado y, por
eso, incluye numerosos fragmentos de su obra. Su mirada se centra en su
trabajo, en sus textos, e intenta reflejar la experiencia de leer a Crane, lo
que se siente cuando un lector, en este caso él mismo, se enfrenta por primera
vez a su literatura. Por ello, añade Auster, «no he adoptado un enfoque
académico y me he mantenido lejos de la crítica literaria tradicional». En su desempeño
como biógrafo hay, además, una investigación sobre los avatares de la breve, e
intensa, vida de Stephen Crane, que escribió acuciado por la falta de dinero en
el último tercio del siglo XIX, basada en obras de los eruditos y biógrafos que
han hurgado en archivos y documentos históricos para encontrar su huella, en un
intento por enlazar las distintas piezas que componen el puzle de su
existencia.
Si la peripecia vital de Crane es
apasionante, no lo es menos la época que le tocó vivir. Nació en Newark, como
Auster, el Día de los Difuntos del año 1871 y falleció el 5 de junio de 1900,
con lo que, tal y como señala su biógrafo, tuvo un paso más que fugaz por el
siglo XX, ya que solo vivió en él cinco meses y cinco días, tras fallecer en Badenweiler
(Alemania), el 5 de junio de 1900, víctima de la tuberculosis. Es decir, que
apenas vivió veintiocho años, siete meses y cinco días, algo menos que Wolfang
Amadeus Mozart (1756-1791), cuya existencia se prolongó a lo largo de siete
lustros. Y uno se pregunta si Stephen Crane significó para la literatura
estadounidense lo mismo que el compositor de Salzburgo para la música europea. Según
Auster, que afirma que muchos escritores norteamericanos no hubieran sido los
mismos sin la literatura de Crane, la respuesta no admite dudas. Y por ello le
ha dedicado tan monumental trabajo, que le ha llevado varios años de investigación,
análisis, construcción y escritura.
lunes, 20 de septiembre de 2021
Sergi Doria: «El año 1976 fue el de la iniciación a la vida de todos los españoles»
Sergi Doria fotografiado por Inés Baucells |
Nº 629.- Son las cinco de la tarde. Primer lunes de septiembre. Fallas
recién quemadas. Calor y
humedad. En resumen, bochorno. Parece que el verano no
quiere terminar. Al otro lado del teléfono, puntual, está Sergi Doria, que
tiene nuevo título en el mercado: ‘Antes de que nos olviden’ (Destino), la
tercera entrega de su trilogía dedicada a Barcelona. ‘Antes de que nos olviden’
es una historia de las de siempre, una búsqueda salpicada con buenas dosis de
humor e intriga, de esas que nos gusta leer de vez en cuando, ambientada en la
Barcelona de la Transición, en los tiempos del destape, de las sectas
religiosas, de los cambios políticos, poblada por personajes de turbio pasado,
que ayudan a retratar a la ciudad de aquel entonces. Además de escritor, con
varios títulos publicados, Sergi es profesor de la Universidad Internacional de
Cataluña y de la Universidad Ramon Llull, y periodista cultural de dilatada
trayectoria, que ahora trabaja en ABC. El escritor barcelonés ha
descolgado pronto y, tras las presentaciones y otros parabienes, pulso la tecla
rec de la grabadora. Se enciende el piloto rojo, esa señal tácita
establecida entre el artilugio digital y quien esto suscribe. Y comenzamos a
conversar.
La primera vez que hablo con un escritor suelo iniciar
la entrevista con la misma cuestión: ¿qué significa para ti la literatura?
Yo provengo del periodismo igual que mis primeras
publicaciones. Durante muchos años hice crítica literaria y no me atreví a
ponerme con una novela hasta el año 2015. Les había leído la cartilla a muchos
escritores y pensé que, si yo no escribía bien, podían decir que yo era aquel
maestrillo que les daba lecciones acerca de cómo escribir. Pienso que la
realidad siempre supera a la ficción. De ahí que la trilogía que cierra ‘Antes
de que nos olviden’ esté toda ella basada en hechos reales. Concibo la
literatura como una ambigüedad permanente, donde se mezclan cosas verdaderas
con otras inventadas. Creo que jugar con la verdad y la mentira es lo que le
proporciona atractivo a la literatura, lo que la diferencia del ensayo o de los
libros de historia.
sábado, 7 de agosto de 2021
Luis García Jambrina: «Tras su muerte, Unamuno fue manipulado para convertirlo en alguien que no era»
Luis García Jambrina (fotografía: Cristina Candel) |
Luis, ¿cómo surge la idea de escribir ‘La doble muerte
de Unamuno’?
Surgió en el mes de agosto del pasado año. Manuel
Menchón estaba muy metido con su película y el rector de la Universidad de
Salamanca, que había apoyado su proyecto, pensaba que había que escribir un
libro, porque se había quedado mucha documentación interesante en el tintero. Menchón
no tenía tiempo para hacerlo y entonces el rector me propuso a mí, porque sabía
que me interesaba el tema de la muerte de Unamuno y de sus últimos días de
vida. Yo había escrito un cuento sobre este mismo asunto, que había sido
publicado en varias antologías. Menchón y yo nos reunimos en Salamanca. Hablamos,
vimos que sintonizábamos bastante y de ahí brotó el libro, que debía
profundizar un poco más que la película, por las lógicas limitaciones
cinematográficas, y lo cierto es que su escritura ha sido un trabajo muy
intenso.
martes, 27 de julio de 2021
Men Marías: «Cuando llegaron los norteamericanos, Rota tenía cuatro calles cubiertas de charcos cuando llovía, era un sitio muy pequeño»
Men Marías (Fotografía: Luis Rodríguez) |
Men, suelo empezar mis entrevistas con la misma pregunta:
¿por qué escribe un escritor? Sin embargo, tu caso es distinto, porque en la
Nota de la Autora del final de ‘La última paloma’ podemos leer: «Escribir es
una cuestión de crueldad para con uno mismo y la crueldad, como cualquier forma
de dolor, no es necesariamente mala. La rechazamos de manera instintiva porque
no la entendemos…»
La verdad es que escribir es exactamente eso. Yo no creo en
el tópico de escribir para uno mismo, algo que me parece un acto de ego a los
que se presta cualquier actividad artística. Pienso que se escribe para los
demás, igual que trabajan un cirujano o un abogado. En este sentido, lo que hay
que ofrecer al público es algo muy honesto y para que el texto sea honesto uno
ha de esforzarse mucho, detectar qué heridas le están sangrando y escribir
desde ahí. Por eso, para mí se trata de un acto de crueldad, porque va dirigido
hacia esa parte tuya en la que no quieres estar.
Tu verdadero nombre no es Men Marías, ¿por qué utilizas
seudónimo para escribir?
Por nada especial. Yo no me escondo detrás de un seudónimo,
aparezco en fotos y vídeos sin ningún problema. Lo he hecho simplemente porque
me sentía más cómoda dentro de ese nombre. Al final, igual que uno se cambia de
ropa, ¿por qué no se ha de cambiar de nombre?
¿Cómo surge la idea que dio pie a esta historia?
Tenía muy claro que quería escribir una novela con un
contenido más bien turbio y que aconteciera en la parte sur de Andalucía. Fue
de esta manera como di con Rota.
‘La última paloma’ es un thriller bastante claro, ¿por qué te
interesa este género?
Me interesa porque es un lugar perfecto para analizar el
comportamiento humano. El thriller es el género que más se presta a buscar las
motivaciones que tienen los personajes para cometer ciertos actos, catalogados
como criminales. Trato de observar las causas por las que las personas son como
son o si, por el contrario, es que ya nacieron así.
¿Al comenzar a escribirla conocías ya el desenlace de la
historia o te has dejado llevar por la propia inercia del proceso creativo?
Soy una escritora-mapa. Soy muy maniática y hasta que no sé
qué es lo que va a suceder en cada escena no escribo ni una sola palabra.
¿La novela está basada en hechos reales?
Sí. Estamos ante una historia de ficción basada en el pasado
de Rota, del que no hay nada de documentación. Todo lo que he podido encontrar
me ha llegado a través de información oral. El gran choque cultural, que supuso
la llegada de los norteamericanos al pueblo, me lo han contado los vecinos de
la zona y el asunto de la desaparición de mujeres es real, lo que ocurre es que
nunca se ha investigado.
Supongo que la falta de información a la que aludes se debe
precisamente a la presencia de la base.
Sin lugar a duda. Todo lo que tenga que ver con los
norteamericanos es de difícil acceso.
¿Hubo muchas desapariciones de mujeres como la que sucede en
‘La última paloma’?
Sí, efectivamente, hubo casos de desaparición de mujeres en
Rota. Muchos. Y nunca se investigaron. Los vecinos del pueblo me contaban que
todos los días desaparecía alguna mujer y jamás se hizo nada al respecto. Fue
una época de impunidad absoluta.
La protagonista de ‘La última paloma’ es Patria Santiago,
sargento de la Guardia Civil, un nombre que se presta a juegos de vocabulario.
Lo cierto es que el nombre de Patria lo había escuchado como
sustantivo común, pero una señora mayor me enseñó una orla de su facultad donde
figuraba una compañera que se llamaba así. Me llamó mucho la atención
especialmente al adjudicárselo a un personaje como ella, que se siente un ser
tan desarraigado. Además guarda relación con el emblema de la Guardia Civil:
«Todo por la patria».
sábado, 17 de julio de 2021
David Pascual: «’Gordo de Porcelana’ es la novela más dura y delirante que he escrito nunca»
David, ¿qué significa para ti escribir?
Aunque no llevo muchos años en esto, de pequeño dibujaba
cómics. Llegué a publicar en la revista Camacuc, porque mi idea era ser
dibujante. Pero al entrar en la facultad dejé de dibujar y empecé con las perfomances,
unas perfomances en las que la parte textual y narrativa estaban siempre
muy presentes. Siempre he leído mucho y abrí un blog donde colgaba relatos
cortos. Viví un tiempo en Buenos Aires y allí conocí a una editora, a la que le
gustó lo que hacía y decidió publicarme. Desde ese momento, la literatura se convirtió
en la principal de mis actividades y aunque haga otras cosas, tengo claro que
lo mío es contar historias.
En los créditos del libro aparece un corrector de estilo.
Para alguien con una forma de escribir tan definida como la tuya, ¿es necesario
su trabajo?
En realidad, ‘Gordo de Porcelana’ no ha sufrido muchas
correcciones. Pero sí es cierto que el libro era muy expansivo y llegó a tener
muchas más páginas que en la versión definitiva. En este sentido trabajé bastante
con los editores para eliminar alguna parte. Podríamos decir que ha sido más
una colaboración en la toma de decisiones que de corrección de estilo.
¿Cómo te tropiezas tú con esta historia, porque la similitud
con el caso Alcàsser, que he escuchado en algunos medios, parece muy leve?
Sí, bueno, a este libro le di muchas vueltas. Es el que más
me ha costado escribir de todos. De hecho mi anterior novela, ‘Transirak’, constituye
el primer bloque de lo que iba a ser esta. Sobre el caso Alcàsser leí bastante,
puesto que me propusieron participar en un proyecto que luego no se llevó a
cabo. Vi el documental de Netflix sobre este tema y hubo dos cosas que me
llamaron mucho la atención: una, que por primera vez se ponía el foco en la
actitud mantenida por los medios de comunicación en el caso; y dos, que también
por primera vez se entraba en el tema familiar de los Anglés. Creo que en su
momento no se efectuó un análisis real y serio de lo ocurrido. En el documental
observé la imagen de la hermana de Anglés, llegando al juzgado, vestida con una
peluca mientras la gente la abucheaba. Yo flipé con eso, porque nadie se
planteó que había que proteger a las mujeres que habían vivido con la persona considerada
como el monstruo más grande de la España negra de entonces. Antes al contrario,
se las había criminalizado. Fue ahí donde vi que había una historia que merecía
ser contada. Como personaje, la hermana del monstruo era un personaje muy
atractivo y, sin investigar nada, empecé a desarrollar la historia para ver
cómo había conseguido sobrevivir en aquella situación.
Si tuvieras que catalogar ‘Gordo de Porcelana’ en una
librería para su venta, ¿en qué género la incluirías?
Para mí es una novela de personajes dentro de la narrativa
contemporánea. Es verdad que esto es la historia de un crimen, pero no es una
novela negra. El crimen tiene un peso muy importante en la narración, pero no
se aborda por sí mismo, ya que se narra la metralla que circula a su alrededor.
He evitado casi por completo los hechos luctuosos y he cambiado también los
personajes.
lunes, 5 de julio de 2021
Victoria Prego: «Todos los políticos de la Transición cumplieron sus compromisos e hicieron honor a su palabra»
Victoria Prego (Fotografía Ignacio Encabo El Independiente) |
Franco recién había muerto y decretaron una semana de luto oficial. Cada viernes la plaza de San Agustín de València era tomada por los autobuses, furgonetas y jeeps de la Dirección General de Seguridad. Por las esquinas patrullaban los temidos grises, calados los cascos y con las porras dormidas en el cinto. Aguardaban la hora de su intervención. Cada viernes las proclamas de «Llibertad, Amnistia y Estatut d’Autonomia» eran coreadas por los manifestantes en los cuatro rincones de la plaza y por las calles aledañas. Cada viernes la cosa terminaba igual: porrazos, cargas, carreras, heridos y detenidos. Fueron días oscuros, llenos de nubarrones, pero también de esperanza, en los que los de mi generación trazábamos nuestros proyectos de vida. O eso intentábamos. ¿Podríamos convertirlo en realidad? En ese tiempo sucedieron muchas cosas: se elaboró una Ley para la Reforma Política, se convocaron las primeras elecciones democráticas desde la II República, se legalizó a los partidos de izquierda, incluido el Partido Comunista, y a las organizaciones sindicales, se aprobó una constitución y comenzó a funcionar un régimen democrático en una España que no terminaba de escaparse de la Dictadura. En aquellos años una periodista, la madrileña Victoria Prego, informaba en la televisión de lo que acontecía en la calle y en los cenáculos políticos. Su voz sonaba fresca y novedosa. Luego se marchó al extranjero y regresó para contar en documentales todo aquello. En 1995 publicó su libro ‘Así se hizo la Transición’ y ahora, más de veinticinco años después regresa a las librerías con la ‘Pequeña historia de la Transición’, editado por Espasa, un texto de apenas doscientas cincuenta páginas, ilustrado por Peridis, en el que ofrece un resumen muy detallado, ameno y de fácil lectura, de todo lo que aconteció en aquel periodo tan trascendental para la vida de nuestro país. Fue el último viernes de junio, antes del mediodía, cuando tras pulsar el rec de la grabadora comencé a conversar con Victoria Prego sobre su libro y la memoria de aquellos tiempos, una memoria que hoy parece estar más viva que nunca.
Victoria, ¿qué ha significado o qué significa el
periodismo en tu vida?
Empecé en el periodismo por casualidad. Mi padre, que
me llamaba «meteorito» era periodista y yo estudiaba Ciencias Políticas. Como disponía
de las tardes libres y tenía la Escuela de Periodismo muy cercana a la Facultad
de Políticas, decidí matricularme y estudiar la carrera. Y la acabé. De hecho,
la que no terminé fue la de Ciencias Políticas. Encontré trabajo en seguida,
porque entonces salíamos treinta y cinco titulados y ahora salen miles. Con el
paso del tiempo, me he dado cuenta de que acerté, porque yo solo habría podido
ser periodista.
jueves, 17 de junio de 2021
Valéncia Negra 2021. Víctor del Árbol: «La infelicidad me parece un sujeto literario mucho más interesante que la felicidad»
Víctor del Árbol en VLN 2021 (Fotografía: Herme Cerezo) |
Víctor, la
primera vez que te entrevisté, allá por 2014, me dijiste que tu objetivo al
escribir era emocionar al lector, ¿sigues con la misma idea o ahora pretendes
alcanzar cotas distintas?
Como en todo
lo que hacemos con pasión, en la escritura intento alcanzar la mejor versión de
lo que hago. El problema del arte, sobre todo en el de la palabra escrita, es
que entre lo pensado y lo escrito siempre hay una fuga. El buen escritor es el
que logra reducir al máximo esa pérdida, es decir, que aquello que en tu cabeza
es perfecto acabe trasladándose al texto de esa misma manera. Para mí no existe
distinción entre el contenido y el continente. El libro es un artefacto
perfecto cuando conjuga todo eso y mi obsesión es llegar a ser el mejor
escritor que yo pueda ser.
jueves, 13 de mayo de 2021
Jorge Fernández Díaz: «Remil es un héroe infame de la nueva novela negra latinoamericana. No se parece a ningún otro»
Jorge Fernández Díaz (Fotografía cedida por la editorial) |
(Buenos Aires, 1960) inició la escritura de una serie de novelas protagonizadas por este sujeto. Recientemente, acaba de aparecer por las librerías la tercera de ellas, titulada ‘La traición’, editada por Destino, donde narra una trama de alto espionaje político, que destapa los vínculos secretos entre el falso progresismo, la corrupción de la clase política y los poderes de la Iglesia. En medio de este berenjenal, encontraremos a Remil, rodeado de mujeres, cuanto menos inquietantes, y sacudido por inesperados giros que obligan al lector a devorar con avidez las poco más de doscientas treinta páginas que tiene el libro. En esta ocasión no fue posible conversar por teléfono con el escritor argentino y la entrevista se construyó con tinta y papel, usando la computadora como medio interrelacional. Fernández Díaz se apuró en su trabajo y sus respuestas, tan interesantes como su novela, llegaron rápidas y sin jet lag. Lean si no.
Desde los 12 años, cuando
leyendo a Conan Doyle descubrí que ésa era mi vocación, la literatura fue un
refugio de la vida. Como lector y como escritor. Y con el correr del tiempo, la
ficción me permitió también contar lo incontable de la vida privada y del
poder. Llegar a esos lugares donde el periodismo no consigue llegar.
domingo, 9 de mayo de 2021
Juan Ramón Barat: «José Romeu es un personaje cautivador que lo tiene todo para convertirse en un mito»
Copyright@JuanRamonBarat |
Juan Ramón, ¿qué hace un poeta como tú escribiendo una novela
histórica, un género que cultivas desde hace tiempo?
Como dices, en el fondo yo soy poeta. Me he dedicado a la
poesía durante muchos años. He publicado poemarios y ganado premios, pero un día
un amigo y editor me propuso el reto de escribir una novela sobre Joan Bautista
Basset. Me puse a investigar sobre él y descubrí que era un tipo nacido en Alboraia,
pueblo de mi madre, que había participado en la Guerra de Sucesión española.
Pronto me identifiqué con Basset, porque se preocupaba por los humildes, los «maulets»,
gente campesina y labradora y me puse a escribir sobre él. El libro tuvo
bastante éxito y me encontré muy a gusto con el género histórico. Para alguien
como yo, a quien le interesaba la literatura y la historia, podía ser un filón
interesante. A partir de ahí, fui tirando del hilo y fueron apareciendo otros
personajes, como José Romeu.
martes, 27 de abril de 2021
Suso de Toro: «Ramón Baltar fue un señor, con las connotaciones de calidad humana y de clase social que tiene esa palabra»
Fotografía P.Cosano/Anaya |
Suso, entre otras cosas, ‘Un señor elegante’ es un libro que
nos habla del nacionalismo gallego, un movimiento político no demasiado
conocido hasta hace poco tiempo.
En verdad, como hizo con tantas otras cosas, el franquismo no
solo eliminó con la muerte y el exilio un proyecto cívico propio, pensado desde
Galicia, sino que además nos privó de esa parte del relato, del conocimiento de
esa realidad. Precisamente, en Galicia el libro se está revelando como una
fuente de información novedosa para muchas personas, porque la versión que nos
contaron fue la del NO-DO, la de un país que se desangró y sufrió una
emigración masiva, que destruyó el tejido social gallego. A finales de los años
cincuenta, los nacidos aquí se asomaron al nacionalismo, dentro de un
movimiento asociado al de liberación de los pueblos del tercer mundo, de
ideología marxista-leninista. Sin embargo, lo hicieron habiendo interiorizado también
la visión de que los gallegos éramos un país atrasado, pobre y casi iletrado,
que fue como Franco planificó nuestra sociedad, eliminando a sus cuadros
dirigentes e imponiendo una dirección franquista.
En la página 24 de ‘Un hombre elegante’ podemos leer: «escribimos
literatura de lo que no sabemos, para conocer. Y con la literatura llenamos los
huecos de la vida tal como nos llega». ¿Es este tu caso? ¿Qué significa para ti
la escritura?
Bueno, siempre enfoco un libro como una tarea a realizar,
como un trabajo. Cuando escribo historias imaginadas, con personajes ficticios,
lo que hago es desvelar, como decía Platón, algo que preexistía. Es como si los
personajes se me manifestaran. Sé de qué va la historia, pero no lo sé todo de
ellos ni de la trama. En este caso, escribir es una suerte de investigación y
de desvelamiento. Pero en ‘Un hombre elegante’ es distinto, porque los
personajes eran seres que habían vivido y la historia a contar eran cosas que
habían sucedido. Así que mi cometido consistió en hacer el trabajo puramente
policial: investigar lo ocurrido, saber cómo fueron esas personas a las que yo
no había conocido en vida. Para ello disponía de documentación y, sobre todo,
del testimonio de sus descendientes, Y precisamente ahí me encontré con algo
muy específico, complejo, como era obligar o conducir a los descendientes en un
proceso casi psicoanalítico de reconocimiento de quiénes eran sus padres y sus
abuelos. Es un trabajo delicado, porque si cualquiera de nosotros hiciera lo
mismo, se sorprendería del resultado. Ellos fueron muy valientes en verdad,
porque es una situación incómoda, y en algún caso me ofrecieron miradas
distintas.
jueves, 8 de abril de 2021
Lorena Franco: «Escribo las novelas que, como lectora, yo devoraría en veinticuatro horas»
Fotografía cedida por la editorial. |
de las enfermeras del centro. Nadie se explica cómo fue capaz de hacerlo y de huir sin ser descubierta. Peor aún: nadie conoce su paradero. Otra mujer, Eva, alquila una habitación de su piso a Charlotte, una parisina discreta y poco habladora. Una noche Eva conocerá a Adrián en una discoteca y acabarán en su piso en lo que, aparentemente, suena a una cita prometedora. A la mañana siguiente, Adrián no está, Charlotte ha desaparecido y las paredes de su cuarto están teñidas de sangre. En medio de todo esto, se cruza la periodista Alicia Bastán, que ha publicado un libro de éxito titulado ‘El psiquiatra’, que le da una vuelta de tuerca a la trama. Esta es la sinopsis de ‘Todos buscan a Nora Roy’ (Ed. Planeta), la nueva novela de Lorena Franco, una escritora que debutó en el mundo de las letras a través de Amazon, donde alcanzó el respaldo de miles de lectores. A través del teléfono, conversé con la propia Lorena Franco unos días antes del inicio de la Semana Santa. Apenas un par de timbrazos bastaron para que la escritora barcelonesa descolgase − es un decir, porque ahora se aprieta la tecla verde de los móviles −, se iluminase el piloto rojo de la grabadora y comenzásemos nuestra charla.
Lorena, una mujer joven como
tú, pero con dieciocho títulos ya publicados debe tener poco miedo al folio en
blanco, ¿no?
Ese temor y respeto a la página
en blanco existe cada vez que termino una historia y quiero empezar otra,
porque yo necesito sumergirme en una nueva historia de manera continua. Sin
embargo, cuando tengo la primera imagen de lo que quiero contar, las palabras
me salen de muy adentro y comienzan a fluir. Solo entonces desaparece esa
sensación de miedo, que a priori siempre está ahí.
domingo, 28 de marzo de 2021
Javier Cercas: «Un escritor, que no corre riesgos, no es un escritor, es un escribano»
Javier Cercas (Fotografía Daniel Mordzinski) |
Javier, cuando un escritor decide dar un giro a su carrera, como hiciste tú con la novela ‘Terra Alta’, y es capaz de reinventarse, se debe a alguna causa muy justificada, ¿por qué se produjo ese cambio?
Por obligación moral. El peor peligro que puede correr un escritor, sobre todo a cierta altura de su trayectoria, es convertirse en un imitador de sí mismo y, si eso ocurre, desde ese mismo instante está muerto y yo no quiero morirme como escritor. Ya sé que la inmensa mayoría de escritores lo hace, pero a mí no me da la gana apoltronarme. Por otro lado, era un riesgo que yo quería correr, porque un escritor que no corre riesgos no es un escritor, es un escribano. Borges decía que todas las novelas eran novelas policiacas y creo que, a su manera, todas las mías lo eran porque planteaban un enigma que había que resolver. Y en eso consiste básicamente el género policial, aunque no sé si esto que escribo es policiaco y, además, me da exactamente igual. Te puedo adelantar que, en la siguiente entrega de esta serie, Melchor Marín ni siquiera será policía. En el fondo, solo hay dos tipos de novelas: las buenas y las malas, todo lo demás es palabrería.
lunes, 22 de marzo de 2021
Toni Hill: «Esta novela pueden leerla los aficionados al género negro clásico, pero también es una historia de personajes con muchos interrogantes»
Toni Hill (fotografía cedida por la editorial). |
Toni, ¿cómo te cruzas tú con esta novela?
La verdad es que fue una cosa un poco rara. Fue como el
nacimiento de una imagen, la de Teresa muerta, una inmigrante hondureña que, de
alguna manera, seguía yendo a las casas donde había limpiado mientras vivía.
Surgió con mucha fuerza, tanta que la novela está montada en torno a ella, ya
que los demás personajes nacieron porque Teresa existía.
A lo largo de tu trayectoria como escritor, has visitado
distintos momentos históricos, ¿te gusta cambiar de época?
En realidad, cambiar de época solo lo hice en ‘Tigres de
cristal’, pero en mi anterior novela viajé a los años setenta y es algo que me
gusta, porque creo que me activa y me obliga a escribir de una forma distinta.
También me interesa la actualidad y por eso siempre estoy navegando entre esas
dos aguas, el pasado y el presente. De alguna manera, cada proyecto te embarca
en un viaje distinto.
Has empleado un estilo calmado, mayoritariamente en tercera
persona, envolviendo al lector, sin prisa por captar su atención, ¿ese es tu
sello de identidad como escritor?
Creo que un poquito, sí. Siempre ha de haber un anzuelo al
principio, que el lector debe morder, pero a mí me gusta que las novelas tengan
su tempo, que la gente se interese poco a poco, porque así es como se involucra
de verdad y puede empatizar con los personajes y comprender sus puntos de
vista. Es mejor que la trama te vaya atrapando a medida que avanza la novela.
Si esto no ocurre, entramos en uno de esos libros de consumo rápido y que, una
vez acabados, no dejan mucho poso en el lector. Yo los empiezo a llamar libros
Netflix, porque los lees y dices ¡mira qué bien!, pero al día siguiente no
sabes si los has leído o no, porque todos son muy parecidos.