Nº 633.- Descendió al hall por la escalera del Hotel Inglés. Un escalón tras otro. Despacio.
Como si midiera con mimo los pasos siguientes. Vestía chaqueta y pantalón de un color suave y calzaba unas Nike blancas. Sujetaba un libro en su mano derecha. Virginia Feito había llegado para participar en València Negra 2022 y presentar su ópera prima, ‘La Señora March’ (Editorial Lumen), un thriller psicológico sobre una mujer de escasas virtudes y muchos defectos, que transcurre en Nueva York, en época contemporáneamente imprecisa, y que ha tenido un éxito arrollador. La señora March es la esposa de un escritor famoso: George March. Una mañana, mientras se dispone a comprar el pan en su pastelería predilecta, la dependienta insinúa que la protagonista del nuevo libro de su esposo parece inspirada en ella. Este comentario fortuito le despierta la necesidad de saberlo todo sobre su marido y sobre ella misma. Así empieza un viaje inesperado que se cruza con el asesinato de una joven. Para completar tan someros trazos argumentales, hay que añadir que Virginia ha escrito ‘La Señora March’ en inglés, un idioma que desde pequeña es el suyo, a pesar de haber nacido en Madrid y tener la capacidad de hablar y pensar tanto en inglés como en castellano. Tras presentarnos mutuamente, nos ubicamos en la cafetería del hotel. Una mesa, dos sillas, una infusión y un descafeinado. A través de una ventana luminosa, la vida comenzaba a tardear. Al fondo el Palacio del Marqués de Dos Aguas. El piloto rojo de la grabadora ya brillaba. Así arrancamos la charla.
Virginia, tú
trabajabas como publicista, ¿escribir una novela ha significado dar un salto al
vacío o, simplemente, pasar de una escritura a otra?
Ser publicista es escribir, pero escribir una novela
significa un cambio muy grande, especialmente en el día a día de la oficina.
Cada mañana acudía a un despacho lleno de gente, con un horario determinado y
reuniones, mientras que escribir es algo mucho más solitario. En la oficina no
podía escribir lo que se me antojaba. Había que hacerlo para cierta marca, con
ciertas reglas y mensajes estipulados por el cliente, sin descuidar detalles
legales que el público desconoce. La verdad es que siempre quise escribir, pero
no me parecía muy realista hacerlo sin tener una nómina fija cada mes.