Reyes, ¿qué es lo que impulsa a una periodista radiofónica de éxito a dedicarse plenamente a la escritura?
Un burka [risas], un burka fue lo que me hizo cambiar. Aquel libro funcionó tan bien que superó todas mis expectativas y me hizo cambiar. El éxito del libro fue la excusa para dar el paso. Por otro lado, llevaba diez años trabajando por la noche en la radio, estaba muy machacada y llegó un momento en que me planteé que lo que realmente me gustaba era contar historias. De todos modos, no descarto regresar algún día a la radio.
‘La infiel’ comienza con una serie de citas, entre las que destaca una de Mahatma Gandhi: “El ojo por ojo dejará a todo el mundo ciego”.
Verdaderamente esta frase de Gandhi es fantástica y cierta, es puro sentido común, porque el ojo por ojo dejará ciego al mundo. Esta cita y las de Benavente las puse antes de comenzar a escribir pero, lógicamente, se entienden mucho mejor una vez leída el libro.
La novela trata de la utilización de mujeres occidentales como bombas móviles para cometer atentados islamistas, ¿cómo se te ocurrió la idea de escribir sobre este asunto?
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Tal y como empieza la novela, con un ritmo trepidante, parece claro que quieres captar el interés del lector muy pronto.
Es lo que intento siempre en todos mis libros. Es algo que creo que me viene de mi época en la radio. Cuando comencé me explicaron que los diez primeros segundos son vitales para captar la atención del oyente y eso mismo lo aplico a la escritura. Además, éste es un libro bastante extenso y eso facilita su lectura desde la primera página.
Hasta ahora, tus protagonistas siempre han sido mujeres que sufren, ¿alguna vez nos darás la alegría de que la cosa cambie?
Un día me dijeron: “lo bonito no vende, así que tú misma” y algo de eso hay. Yo creo que en la literatura, el cine o el teatro, si no vives alguna aventura que vaya más allá de tu vida cotidiana es muy difícil que interese. Lamentablemente, una bonita historia de amor vende menos que otra en la que haya dolor, chantaje o, incluso, venganza. De todos modos, he de reconocer que el mundo de la comedia no me atrae demasiado.
En la novela ¿adoptas el punto de vista de que los occidentales somos los buenos y los demás los malos?
‘La infiel’ no es ningún ensayo periodístico porque no busco dar mi opinión. Tampoco es un libro entre musulmanes y cristianos, sino entre buenos y malos, donde da la casualidad que el terrorista es un musulmán y los terroristas son siempre malos, no importa su nacionalidad ni su religión.
Tradicionalmente en las novelas el cebo es la mujer, en ‘La infiel’, sin embargo, has invertido los términos, ¿qué te ha llevado a ello?
Es que es así como operan. ‘La infiel’ es ficción y la protagonista es Sara, pero en la vida real se ha demostrado que hay muchas Saras. Las células islamistas, además, tienen la virtud de la paciencia, carecen de prisa. Saben que si no acaban ellos el trabajo lo harán otros. Y, efectivamente, el cebo es el hombre porque lo que buscan es el vientre de la mujer. Pero claro no todas las mujeres sirven para inmolarse y hay muchas que son aleccionadas para que, a su vez, eduquen a sus hijos, los “soldados de Alá” como los llaman, explicándoles que su vida tiene sentido porque morirán pronto por una causa justa.
También se ha pensado generalmente que quienes se inmolaban eran hombres, a los que les esperaba la recompensa de un paraíso celestial increíble.
A las mujeres les prometen lo mismo que a los hombres. Y utilizan occidentales porque pasan más inadvertidas. Al Qaeda envuelve con explosivos a hombres o mujeres dentro de un burka y los envían a atentar. Lo que ocurre es que, como las policías occidentales ya conocen esta estrategia, los terroristas ahora buscan caras limpias, caras nuevas para que se inmolen. Hay constancia de ello en sus propios comunicados internos.
¿Por qué crees que las religiones, bien la católica, bien la musulmana, terminan siempre en manos de extremistas radicales?
Yo creo que siempre han existido fanáticos que, en nombre de la religión, han hecho locuras. En España tenemos el ejemplo del Inquisidor Torquemada, que además era el confesor de la reina. Y en la actualidad, en Florida un pastor acaba de quemar ejemplares del Corán sin reparar en la repercusión que pudiera tener su acción. La historia de las religiones está llena de estos iluminados que pueden liarla a la más mínima.
Las familias de las mujeres captadas, que se dan cuenta de lo que sucede, deben pasarlo bastante mal, ¿no?
Claro, en la novela hablo de eso. Lo pasan mal porque tienen todas las de perder. Sara, la protagonista, está tan enamorada que, ante las advertencias de su padre, le acusa de xenófobo y le dice que si su pareja fuera cristiano, su padre no se opondría a esta relación. Más adelante, cuando ella interpreta correctamente todo lo que ocurre, comprenderá que su padre tenía razón en sus advertencias.
¿Lo que está sucediendo en el Norte de África es la respuesta occidental al terrorismo islamista?
Sigo con mucha cautela todas las revueltas, porque esta clase de revoluciones a veces sí funciona, pero en muchos casos aparecen nuevos tiranos peores que los anteriores. Son movimientos nada espontáneos, las masas no se movilizan de la noche a la mañana. Hay mucho trabajo previo y los radicales islamistas son muy buenos en este tipo de estrategias. Hasta que no vea como concluyen no me creeré nada.
La última, Reyes, ¿has recibido alguna amenaza por escribir este libro?
No, ninguna. Como ya te he dicho, ‘La infiel’ sólo es una novela de buenos y malos, nada más.