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El primer tema de conversación es casi obvio:
¿por qué ese título? “El título nace de
mi deseo de desmitificar a personajes que sobrevuelan vidas y haciendas. En sus
páginas los he puesto a nivel de la calle, con sus luces y sombras, porque estoy
convencido de que tenemos que intentar que nadie sea más que otro, sin que
importe su condición social, económica o política. Yo no agacho la cabeza ante
nadie”. Buena parte de que Miguel Ángel Revilla haya podido escribir esta
obra se debe a Severiano Ballesteros, ya que cuando el fallecido jugador de
golf se encontraba en su momento más álgido y Miguel Ángel Revilla todavía no
era un político conocido, coincidieron en el aeropuerto de Barajas con el
propósito de adelantar en veinticuatro horas su vuelo de regreso a Santander.
Severiano hizo gestiones para conseguir su propósito, pero puso como condición
que Revilla le acompañase en el vuelo. “Al
hacerlo, Severiano Ballesteros me prolongó la vida como mínimo veintiocho años,
ya que el avión que íbamos a tomar al día siguiente sufrió un accidente en el
que perecieron todos los pasajeros”.