
Para Jimina Sabadú haber sido
premiada con el Ateneo de Sevilla Joven significa tranquilidad, un espacio
propio para escribir. «El premio supone un alivio enorme, el alivio de no tener
que preguntarme qué va a ser de mí o de saber si voy a publicar de nuevo o no».
Y es que la literatura ocupa un lugar muy importante en su vida. «Escribir es
mi forma de comunicarme, nada más. Otro alivio enorme. Habitualmente la gente no
te permite hablar y si lo haces por escrito es posible que nadie se lo lea,
pero al menos no te interrumpen».
‘Los supervivientes’ es un
proyecto en el que Jimina llevaba pensando algún tiempo. «Todo nació a raíz de
una broma pesdaa, casi una putada, que le gastaron a una persona. Durante mucho
tiempo estuve madurando la idea, porque quería averiguar de dónde partió todo.
Fui creciendo con temas de tolerancia y de los límites de la crueldad. Con esta
novela he querido retratar un mundo que va desapareciendo poco a poco, pero que
existió». La novela es un noventa por ciento real y el diez por ciento restante
de ficción y está narrada en tercera persona «porque escribir en segunda es una
proeza muy difícil de conseguir y hacerlo en primera también es complicado, ya
que resulta muy difícil escaparse de una misma para narrar. Tengo la impresión
de que si uso la primera siempre es el autor quien habla, por eso prefiero la
tercera y además en tiempo presente, aunque en este caso he escogido el tiempo
pasado».