En algún lugar, Paco Roca ha dicho que, tras
la muerte de su padre, un día se puso a escribir sobre él y solo fue capaz de completar
dos folios. Esas dos páginas dieron mucho de sí, tanto que constituyeron el
embrión de su último cómic, ‘La casa’, en el que desde la ficción el dibujante
valenciano explora la relación que mantuvo con su padre a lo largo de su vida.
La idea para hacerlo le sobrevino en un momento clave, donde coincidieron la
muerte de su padre, el nacimiento de su primera hija y la conclusión de una de
sus mejores entregas: ‘Los surcos del azar’. El desencadenante de la obra es un
chalet que su progenitor construyó poco a poco y que se convirtió en el centro
de la vida familiar. Mi encuentro con Paco Roca tuvo lugar un lunes de febrero en
el Excel.lent Café de Valencia, mientras Nacho Marín tomaba fotos para la
entrevista y un grupo de estudiantes, aposentados en la mesa contigua,
bullangueaban sin control e invadían nuestra conversación con gritos de
jolgorio inapelable, de los que solo nos aislaba un curioso mueble, atravesado
de arriba abajo por un mozo perchero. En verdad, escaso parapeto para tan
ruidosa algarabía.
Paco, casi al
mismo tiempo, dos dibujantes valencianos, Daniel Torres y tú, habéis publicado sendos
trabajos que comparten el mismo título: ‘La casa’. Aunque los contenidos son
distintos, ¿es simple casualidad o conocíais de antemano vuestros respectivos
proyectos?
Es una pura casualidad ¡y de las grandes!,
porque coincidimos dos dibujantes valencianos, que publican en el mismo mes sus
trabajos y los dos se llaman ‘La casa’. Cuando me enteré de la circunstancia, era
tarde para cambiar, porque la campaña de promoción estaba ya en marcha y,
además, no se me ocurría ningún título mejor. Los otros que pensé eran
demasiado pretenciosos.