El vestuario de un equipo de balonmano es un
territorio sagrado, un espacio donde entrenador y jugadoras prenden la chispa
de la magia cada día de partido. Sin embargo, un jueves por la tarde, antes de
comenzar el entrenamiento, es un lugar solitario y silencioso, sin sobresaltos,
únicamente salpicado por el murmullo de otros deportistas que deambulan por las
tripas del pabellón de El Cabanyal. Bancos de madera, perchas metálicas en
batería, espejos, duchas, asepsia y un atenuado olor a desinfectante lo dibujan.
Algo después, cuando lleguen las jugadoras del Club Handbol Canyamelar, olerá a
linimento, pomadas y otros ungüentos propios del arte de entrenar. Durante un
rato, que se hizo corto, sentados sobre los bancos pude conversar con Patricia
Alonso Jiménez, la lateral derecha del cuadro cabanyalero, dueña de la
imaginación del juego colectivo. Cada fin de semana, por sus manos pasan muchas
de las acciones decisivas que culminarán en gol o, al menos, en lanzamiento
franco de ella misma o de cualquiera de sus compañeras. Nacida en Madrid,
Patricia arrastra una mochila repleta de éxitos deportivos, aunque no todos los
que ella hubiera deseado. Cuatro ligas, cuatro Copas de la Reina, cuatro
Supercopas de España y dos campeonatos ABF jalonan su palmarés, sazonado por un
diploma olímpico obtenido en Atenas 2004 con la Selección Española, cuya
camiseta ha vestido en cien ocasiones.
![]() |
Equipo C.H.Canyamelar 2015-2016. Patricia Alonso es la dorsal 41. |
Patricia recuerda que de pequeña le gustaban
otros deportes. «Con el fútbol disfrutaba mucho, igual que con el tenis, que se
me daba bien, pero yo veía a mi hermana Montaña, que fue portera internacional
y viajaba mucho, y sentía una cierta envidia porque yo también quería hacerlo –
dice la madrileña – . En un colegio cercano a mi casa me hicieron una prueba y
ahí arrancó todo». Sus fundamentos deportivos no pudieron tener un mejor aval: el
Balonmano Leganés, un club madrileño de enorme solera. «El éxito del Leganés
radica en lo bien que cuida la cantera. Controla a los niños y niñas de los
colegios y, a través de campañas de difusión, les explica que no todo es fútbol
en la vida. Sus entrenadores trabajan muy bien en la pista». En la etapa
formativa hubo un par de técnicos que marcaron su trayectoria futura como
jugadora. «Pauli fue la entrenadora que supo sacar lo máximo posible de mí. Deportivamente,
a ella le debo todo lo que soy ahora. Fue la primera que me hizo llorar con una
bronca durante un partido en juveniles contra el Móstoles. Otro entrenador también
muy importante fue Alberto Gómez. Pauli
y él aprovecharon mis virtudes y corrigieron mis defectos».

Ya ha llovido desde entonces, quizá menos de
lo que debería, pero en 1998 Patricia Alonso decidió abandonar Madrid. Tenía
otras ofertas, pero se decantó por Valencia. «Vine aquí porque me llamó
Cristina Mayo. Las condiciones económicas que me ofrecía eran buenas, pero
sobre todo me convencieron sus razones para jugar en el Osito L’Eliana, junto a
jugadoras tan importantes como Izaskun Múgica, Cristina Gómez, Susana Pareja o
Natalia Morskova. En el Mar Osito se jugaba un balonmano muy rápido y me
hicieron madurar mucho como persona y como jugadora». Llegó a Valencia con
diecinueve años, una cría, pero se acostumbró con relativa facilidad, aunque de
vez en cuando echa de menos Madrid. «El primer año me costó adaptarme. Era la
primera vez que me separaba de mis padres y mis hermanos para vivir sola. Eso
era como emigrar. Lloré muchas veces porque los echaba de menos, pero hoy en
día aquí tengo mi vida. Me gusta la playa y poco a poco he ido conociendo gente
y me siento cómoda, tanto que hasta me he comprado un casa».
Para el Canyamelar, esta temporada los
resultados deportivos no son todo lo buenos que era de desear. «Hasta ahora la
cosa va regular. Perdimos contra Rocasa y Porriño por un solo gol de diferencia
y eso lo acusamos. El encuentro contra el equipo canario debimos ganarlo porque
hicimos un partidazo. En el del Porriño nos descentramos y, si no salimos
concentradas desde el principio, luego no resulta fácil remontar. De todos
modos, creo que vamos a recuperar posiciones si seguimos en la línea que llevamos
ahora. Pienso que incluso mejoraremos la clasificación del año pasado». Quizá las
valencianas hayan notado la inesperada marcha de su anterior preparadora,
Susana Pareja, recién iniciada la competición. «Bueno, el nuevo entrenador
intenta mantener la misma filosofía que Susana, pero aunque se parecen, es
evidente que son técnicos diferentes».
A Patricia Alonso la llevó a la Selección
Española por primera vez José Colmenero, pero desde la categoría juvenil hasta
la senior la entrenó José Aldeguer. «Cuando estaba en la selección junior me
convocaron para la absoluta. Aún no había cumplido los dieciochos años. Esa
noche no podía dormir, llamaba a mis padres y les decía que tenía muchos
nervios y todo era porque al día siguiente me concentraba para jugarnos la
clasificación del europeo contra Lituania. Yo no me encontraba con jugadoras
tan importantes como Begoña Sánchez, Montse Puche o Silvia del Olmo, pero
debuté. Ellas me lo pusieron muy fácil y me ayudaron mucho». En el año 2004 obtuvo
diploma olímpico en Atenas. «Fue una lástima, porque podíamos haber llegado a
semifinales, pero perdimos contra Ucrania. No se puede explicar lo que son los
Juegos Olímpicos, hay que vivirlos, es una experiencia impresionante. La
sensación que experimenté cuando bajaba por la rampa al estadio y vi las gradas
repletas de gente aplaudiendo, es algo inenarrable, muy emocionante».
La hora del adiós de Patricia Alonso no
parece muy lejana. «Está cerca. Quiero retirarme esta temporada, pero tratan de
convencerme para que juegue un año más. No sé lo que haré». Su balance como
balonmanista es positivo para ella. «El balonmano me ha compensado todo el
esfuerzo que le he dedicado, pero me ha faltado ganar una Champions. Siempre
que lo intentamos, nos quedamos a medio camino». Pero hay vida después del
balonmano. «Quiero estar un año alejada por completo de las pistas. Me lo piden
mi mente y mi cuerpo. Pero nunca se sabe. Tal vez me entre el mono y necesite
regresar para trabajar en algo relacionado con nuestro deporte». El futuro, de
todos modos, parece vincularla al trabajo con deportistas. Sus estudios de
acupuntura deportiva y quiromasaje la encaminan por esta senda. Al menos ese es
su deseo.
Herme
Cerezo
SOBRE PATRICIA ALONSO

433