«No fue sino mucho después
cuando, habiendo ya reentrado en el caserón, oí en la radio que acaban de
proclamar la República catalana». La proclamación de la República por parte de
la Generalitat de Catalunya del 27 de octubre de 2017 sirve a Enrique
Vila-Matas (Barcelona, 1948), como telón de fondo para su nueva novela ‘Esa
bruma insensata’, editada por Seix Barral. Aún tendrá tiempo, páginas más
tarde, el escritor barcelonés de bañar este suceso, este hecho, este acontecimiento,
con un punto de irrealidad: «Poco a poco, a lo largo de aquella misma mañana,
se empezó a comprobar que la proclamación de la República había sido una
simulación, algo con estructura de ficción, si acaso un «relato» -como lo llamaban los mismos
políticos que lo habían inventado-, urdido por unos cargos
públicos que buscaban primordialmente mantener la base de un electorado que les
fuera fiel por mucho tiempo».
‘Esa bruma insensata’ habla
de la relación entre Simon Schneider y su hermano, el escritor de gran éxito, y
difícil (¿imposible?) accesibilidad, Gran Bros, un tipo que escribe y vive
oculto en Nueva York desde hace años, hundido en el anonimato más absoluto, que
le ha llevado a ser un escritor de culto. Bros ha alcanzado un enorme éxito
tras la publicación en Estados Unidos de cinco novelas de no muy larga
extensión, lo que contrasta con el escaso interés que despertó su obra de su
etapa barcelonesa. En primera persona, Simon narra desde Cadaqués, «un pueblo
al que siempre vuelven los que se fueron de una forma u otra».
Lo que nadie sabe es que,
tras el éxito del escritor oculto, «el autor distante», se esconde el trabajo,
silencioso, anónimo, y desde la distancia, de su hermano Simon, que se define a
sí mismo como un hokusai, esto es, un
proveedor de citas con las que Gran Bros entreteje sus libros. Hokusai es, sin duda, una profesión más
que apropiada para el universo vilamatiano. Simon le envía citas a su hermano a
cambio de dos misérrimas pagas anuales, con las que no tienen ni para empezar. Si
uno hurga un poco por las redes, descubrirá que hokusai, con mayúscula eso sí, en verdad es el nombre de un pintor
japonés, Katsushika Hokusai, que vivió entre 1760 y 1849, conocido sobre todo
por su obra ‘Treinta y seis vistas del monte Fuji’. Sea cual sea el origen de
esta palabrita, la novela de Vila-Matas nos centra en dos temas importantes de
la literatura: por un lado, ese tipo de escritor, al que nadie pone cara porque
no se deja ver, algo parecido a Pynchon, como si fuera un espejo suyo, que alimenta
la atracción de su persona, o de su personaje, y lo convierte en un escritor de
culto, gracias precisamente a su ocultación; y por otro, la intertextualidad, en
cuyo manejo Gran Bros es un consumado maestro, hasta tal punto que sus obras no
se entienden de otro modo. En pleno uso de esta intertextualidad en la novela,
Vila-Matas cita al escritor Georges Perec, otro práctico habitual del arte
citador, quien afirma que «la introducción en lo que escribo de algo escrito
por otro no ha de ser vista como un acto reflexivo, sino consciente, como un firme paso para ir más allá de ese punto del que parto y que fue el punto de llegada
de otros». Decía antes pleno uso de la intertextualidad, porque ‘Esa bruma
insensata’ viene trufada de citas de otros escritores, siguiendo en eso una
costumbre bastante habitual de Vila-Matas. Basta con asomarse a otros de sus títulos
anteriores, ‘Bartleby y compañía’ o ‘Historia abreviada de la literatura
portátil’, sin ir más lejos, para comprobarlo.
‘Esa bruma insensata’ se
alimenta del dolor y la rabia que Simon siente hacia su hermano, ya que todo el
mundo desconoce, por supuesto, la labor de localización de citas para las
novelas de Bros. Las citas, además, parece que son interpretadas por Dorothy,
la compañera del escondido escritor neoyorquino barcelonés, con lo que este ni
siquiera sería el responsable auténtico de su propia obra. En este sentido, Simon compara la seriedad de
su trabajo con el de su hermano. Y se siente dolido y rabioso por su éxito, ya
que nadie repara en la importancia de su labor. De alguna manera, Simon también
sería un escritor oculto, al que nadie realmente conoce, ya que sus citas ven
la luz en los libros publicados por otra persona, Gran Bros, su hermano. En
cierto modo, podríamos hablar de «un negro» de la literatura.
En resumen, ‘Esta bruma
insensata’ se debate entre la tensión de la fe en la escritura, la que profesa
Simon, y el rechazo radical a esta, representado por Gran Bros, es decir, la
confrontación de dos modos de concebir la literatura. Estaría bien saber con
cuál de estos entenderes, tal vez con los dos, se identifica Vila-Matas, que,
como dice la contraportada del libro, «alumbra la paradoja de que la única
originalidad posible surja del arte de la cita en un lúcido y brillante duelo
de ingenios entre dos formas de entender la creación literaria».
‘Esa bruma insensata’ de Enrique
Vila-Matas. Seix Barral, abril 2019. Tapa blanda. 311 páginas. Precio: 19.90
euros.